Las personas que por su enfermedad han sido tratadas mediante un trasplante de células madre o médula ósea podrían tener problemas en su vida sexual, sugiere un estudio publicado en la revista Blood, en el que se concluye que casi la mitad de las personas que se someten a un trasplante de células madre están inactivas sexualmente tres años después del trasplante.
El trasplante de células madre es una terapia cada vez más efectiva para los pacientes con enfermedades hematológicas como la leucemia, el linfoma y el mieloma. Su empleo ha logrado aumentar la supervivencia en este tipo de tumores, lo que ha hecho que ahora se preste más atención en la calidad de vida de estos pacientes, incluyendo su vida sexual.
En el estudio realizado en el Centro de Investigación Oncológica -City of Hope, en EE.UU., ha analizado a 152 varones y 125 mujeres -edad media de 48 años- que se había sometido a un trasplante de células madre entre 2001 y 2005. Los pacientes fueron controlados durante 3 años.
Los resultados mostraron que el número de hombres que afirmó que estaban sexualmente activos antes de la terapia se redujo del 61 por ciento hasta el 54 por ciento después del mismo, mientras que en las mujeres aumentó del 37 al 52 por ciento. Además, en los varones que se expusieron a radioterapia en todo el cuerpo se produjo una reducción de casi el 18 por ciento en la función sexual, del 32 por ciento en la satisfacción sexual, así como una caída del 26 por ciento tanto en la conducta sexual como en la experiencia y calidad del orgasmo, y una reducción del 17 por ciento en el deseo sexual y en las relaciones sexuales. El tratamiento con radiación no pareció afectar a las mujeres en estas áreas.
En el caso de que se produjera un rechazo del trasplante, los varones experimentaron una reducción del 21 por ciento en los pensamientos y fantasías sexuales y de un 24 por ciento en la calidad del orgasmo. Por su parte, las mujeres que experimentaron un rechazo del trasplante sufrieron una reducción del 27 por ciento.
El autor del trabajo, F. Lennie Wong , advierte que no es frecuente que estos temas se traten en la relación médico-paciente. Esperamos, dice, «que estos hallazgos animen a los pacientes y médicos a hablar abiertamente sobre sus preocupaciones sobre la disfunción sexual y a que se dirijan a especialistas que pueden ayudarles».