Bernat Soria es uno de los investigadores pioneros en España en el trabajo con células madre. Tras ser coordinador de la Red Europea de Células Madre Embrionarias, así como Catedrático de Fisiología de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, dio el salto a la escena política al ser nombrado Ministro de Sanidad y Consumo, puesto que ocupó de 2007 a 2009 durante el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
Actualmente, Soria dirige un grupo de investigación en el Centro Andaluz de Biología Molecular y Medicina Regenerativa (CABIMER). Su trabajo se centra en aplicar lo que se conoce como terapia celular en el tratamiento de la diabetes mellitus. Asimismo, también investigan aspectos básicos de la biología de las células madre, una tecnología realmente innovadora.
En el Congreso Anual de la Biotecnología celebrado en la capital andaluza, Bernat Soria ha sido el ponente inaugural de la conferencia. Dada su trayectoria científica y política, su visión puede arrojar un poco de luz sobre la situación de la investigación en España, y más en particular, sobre el estado en el que se encuentra el CSIC, institución considerada como el máximo pilar de la ciencia en España.
Dadas las últimas noticias sobre el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ¿considera que la situación de esta entidad se acerca al cataclismo, como han definido algunos medios?
La situación que vivimos es bastante grave, pero creo que debemos hacer una valoración como sociedad sobre lo que está ocurriendo, no solo con el CSIC, que es el representante estrella de la investigación española. Resulta descorazonador que nos preocupe más que el fichaje de un jugador de fútbol haya sido barato, por solo 5 millones de euros, cuando el CSIC necesita 100 para sobrevivir. Tenemos un problema muy grave como sociedad en ese sentido.
¿Qué falla cuando el fichaje de Villa tiene más repercusión mediática que la situación de la investigación en España?
Es una cuestión de prioridades. A mí me avergüenza que mi país esté más preocupado por un fichaje barato de un jugador de fútbol que por la investigación que se hace sobre cáncer, por ejemplo. Y me gusta mucho el fútbol, pero no a ese precio. Pero ocurre lo mismo que si me preguntas si me avergüenza vivir en un país en el que la gente se muere de hambre. Se trata de priorizar, y no lo estamos haciendo. Me encantaría que fueran los propios jugadores de fútbol los que se rebelaran contra el sinsentido en el que vivimos.
España, como país, está fallando de manera crítica en la asignación de prioridades, tanto desde la clase política, como desde la propia ciudadanía.
¿Qué debería cambiar entonces la sociedad para replantear esas prioridades a nivel nacional?
Este no es un tema sobre el que debamos mirar hacia otro lado. Se nos da muy bien decir que la clase política tiene la culpa de todo, pero a los políticos les hemos votado todos. Y es hora de que asumamos nuestra responsabilidad como sociedad.
¿Qué ocurriría si el gobierno atacara por la vía penal a los clubes de fútbol que adeudan más de 600 millones de euros a Hacienda? Estoy seguro de que saldríamos antes a la calle para evitar que un club de fútbol desapareciera por pagar deudas fiscales, que si la ciencia española estuviera en el momento más grave de su historia, como de hecho está ocurriendo.
El principal problema que tenemos es de tipo educativo. Y no se trata de inventar la rueda. En Singapur, por ejemplo, un maestro de escuela cobra el sueldo medio de un ingeniero. Y en 20-30 años han conseguido un crecimiento tecnológico e innovador nunca visto. La educación les ha abierto los ojos, pero no a cuatro años vista, sino a medio plazo, es la única manera de cambiar la sociedad.
¿Necesita España un Pacto de Estado por la Ciencia?
Un pacto siempre supone una iniciativa política conjunta de unir voluntades. Pero esto no es nuevo. Llevamos hablando de este Pacto de Estado desde finales de los noventa, tanto con gobiernos de derechas como de izquierdas. No se trata de ideologías, se trata de remar todos en el mismo barco.
Si por ejemplo nos atacara un país, todos haríamos piña para defendernos, porque esa sería nuestra prioridad nacional. Como decíamos antes, la situación de la ciencia en España, o en sanidad, área en la que impulsé también un Pacto de Estado siendo Ministro, se puede solucionar si cambiamos las prioridades.
¿Qué opina de las últimas declaraciones de la Secretaria de Estado de I+D+i sobre que España no podía absorber más científicos? ¿Cree que ha habido un problema de gestión de la ciencia?
Valoro mucho la opinión de Carmen Vela, a la que de hecho conozco personalmente, pero creo que son preguntas diferentes. Sinceramente, no creo que haya habido problemas en cuanto a la gestión de la investigación: se ha hecho lo que se ha podido con los recursos que se tenían.
Dicho esto, no creo que la solución sea que si la cesta de la compra te cuesta 100 euros a la semana, decidas hacer lo que puedas con 30 euros en tiempos de crisis. Obviamente, el sistema así no funciona. Y no tenemos que inventar la rueda, deberíamos copiar los modelos que ya funcionan, como en Alemania, Reino Unido, Estados Unidos o incluso Singapur.
La gestión de la ciencia es algo muy complejo, de lo que podríamos estar hablando horas. Pero el problema no es que no podamos absorber científicos. Si tú tienes una fábrica de ladrillos y de repente no vendes más, generas un excedente. Pero el problema no radica en que tus ladrillos sean malos, o que no sepas producirlos. La situación es similar: si nuestro sistema económico no es capaz de absorber la capacidad científica que tenemos, entonces deberíamos cambiar el sistema económico, no la producción científica.
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