Los linfocitos T del sistema inmunitario (en naranja) se unen a una célula tumoral para destruirla.
Elegida por la prestigiosa revista Science como el hito médico de 2013, la inmunoterapia continúa conquistando terreno en el campo del tratamiento oncológico. Después de alcanzar importantes logros en el abordaje terapéutico del melanoma y del cáncer de pulmón, ahora, un nuevo trabajo postula que la inmunoterapia también consigue buenos resultados en pacientes con linfoma de Hodgkin, un tumor que se origina en el sistema linfático y que afecta sobre todo a niños y adolescentes, aunque su incidencia es poco frecuente. Un hallazgo que se acaba de presentar en la reunión anual de la Sociedad Americana de Hematología que se está celebrando estos días en San Francisco (California, EEUU).
Con las terapias actuales (quimioterapia, radioterapia), "esta enfermedad puede tratarse con éxito", pero se ha visto que "hasta el 25% de los pacientes finalmente sufre recaída", argumentan los responsables de este estudio, realizado en el Instituto del Cáncer Dana-Farber (Estados Unidos) y publicado en la revista The New England Journal of Medicine.
En este ensayo clínico, Margaret Shipp y Philippe Armand, junto a su equipo de científicos, han querido comprobar los efectos de la inmunoterapia en un grupo de personas que, o bien habían sufrido una recaída o ya no respondían a los tratamientos convencionales.
En total, 23 pacientes han participado en este estudio. Casi el 80% se había sometido a un autotrasplante de células madre (otro posible tratamiento) y más de un tercio había recibido al menos seis líneas previas de tratamiento quimioterápico sin éxito duradero. Es decir, sus casos representaban situaciones en las que no hay más opciones que ofrecer.
Todos ellos recibieron una dosis con nivolumab cada 15 días. Se trata de un anticuerpo que bloquea una proteína denominada PD-1 en la superficie de las células T del sistema inmunológico. Estas células son actores clave en las defensas del organismo. Son las que identifican a las células enfermas o extrañas y luchan contra ellas. Cuando PD-1 se une a otras proteínas llamadas PD-L1 y PD-L2 en la superficie de las células cancerígenas, las células T se paralizan, por lo que el ataque inmunológico contra el cáncer se cancela. Mediante el bloqueo de PD-1, nivolumab permite la actuación del sistema inmunitario. "Este es un tratamiento que, en lugar de atacar a las células cancerígenas, se dirige a la respuesta inmune, la reactivación de las células T", subraya Shipp.
Como explica Mariano Provencio, portavoz de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), este fármaco "permite que los linfocitos T del paciente acaben con el tumor. El tumor crea una serie de defensas frente a los linfocitos T (inmunidad) y la inmunoterapia hace frente a estos antígenos tumorales, desarma al tumor". A diferencia de la quimioterapia, agrega el especialista, que también es el presidente del Grupo Oncológico para el Tratamiento y Estudio de los Linformas (GOTEL), "la inmunoterapia es un tratamiento muy selectivo, actúa directamente contra las defensas del tumor".
"Los resultados son especialmente alentadores", coinciden Shipp y Armand. Veinte de los 23 participantes tuvieron una respuesta medible al tratamiento. Cuatro lograron una remisión completa -tumor indetectable-. En el resto, los tumores se redujeron a menos de la mitad de su tamaño original. Seis meses después de finalizar la terapia, el 86% de los pacientes estaban vivos y mantenían su respuesta inmunológica. Al cabo de un año, la mayoría de ellos continuaban bien. "Estamos emocionados por la duración de las respuestas al fármaco", señala Shipp.
Si funciona en este tipo de pacientes, probablemente también "puedan beneficiarse el resto de afectados por este tumor", comenta Provencio. "Los resultados son impresionantes y muy convincentes (aunque aún se trata de una fase I de estudio)". Tal es el éxito de nivolumab que la Agencia Americana del Medicamento (FDA) ha diseñado ya un gran ensayo multinacional en fase II que acaba de ponerse en marcha.
El enfoque de la inmunoterapia encarnado en nivolumab es un legado del trabajo de Gordon Freeman y su esposa, Arlene Sharpe. En los años '80, en la Escuela de Medicina de Harvard, esta pareja inició una investigación que dio lugar a la identificación de las proteínas PD-1 en las células T, así como la PD-L1 y la PD-L2, ligadas a las células tumorales. "Su trabajo fue fundamental para entender que el aumento de la presencia de PD-L1 y PD-L2 en algunas células tumorales pueden permitir que esas células escapen al ataque del sistema inmune", argumenta Shipp.
La alta tasa de respuesta con nivolumab en este estudio puede estar relacionado con las características propias de este tumor. "Hemos visto que las células tumorales del linfoma de Hodgkin con frecuencia tienen una región extra de un cromosoma específico que provoca un aumento de la producción de las proteínas PD-L1 y PD-L2", expone Shipp. "Esta alteración genética característica sugiere que la inhibición de la vía de PD-1 podría ser particularmente eficaz en esta enfermedad".
En cuanto a los efectos adversos, alrededor del 20% sufrió algún tipo de consecuencia grave, aunque "ninguno potencialmente mortal", reza el artículo.
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