El servicio de Cardiología del Hospital Clínico de Salamanca se enfrenta a un año crucial. Uno de los departamentos con un prestigio más acreditado del complejo sanitario espera asentar su condición de referente regional en muchas de las técnicas cardiológicas con la introducción de novedades tecnológicas para distintos tipos de paciente y, al mismo tiempo, subrayará su faceta investigadora sumándose a dos proyectos europeos con el fin de medir la eficacia de la terapia celular, el uso de células madre, ante enfermedades coronarias.
Tras el relevo en la dirección por la jubilación del eminente cardiólogo Cándido Martín Luengo, el nuevo responsable, Pedro Luis Sánchez, llega al servicio «con la responsabilidad de estar ante un grupo muy consolidado y con una trayectoria brillante tanto en lo asistencial como en lo docente e investigador».
En el año 2002, el Hospital Clínico de Salamanca fue el segundo de España, después de la Clínica Universitaria de Navarra, en usar la terapia celular para un paciente de infarto, empleando células madre obtenidas del recto anterior del paciente.
Salamanca se sumaba así a una técnica nacida en Alemania apenas un año antes y que había obtenido importantes resultados en términos de mejoría para los pacientes. Aunque el uso de células madre se ha consolidado para el tratamiento de determinados casos, el doctor Pedro Luis Sánchez destaca que «en realidad hasta ahora no hay ningún estudio concluyente en términos clínicos que diga de una manera precisa y homologable cuál es la mejoría del paciente al que inyectamos células respecto al que sigue el tratamiento convencional a la hora por ejemplo de decir si vive más o no».
Por este motivo, la Unión Europea ha puesto en marcha un proyecto multicéntrico que tratará de despejar definitivamente estas cuestiones sobre la terapia celular. Para ello, se generará un protocolo común para la medición de los efectos del uso de células madre en 3.000 pacientes.
«Un problema para encontrar un resultado comparable hasta ahora es que no todos ponemos las células en el mismo momento ni tampoco las procesamos del mismo modo», explica el doctor, que señala que «igualmente medimos de forma distinta la eficacia, algunos hospitales con cardiografías, otros con cateterismo y algunos con otras técnicas».
Por eso, este proyecto europeo va a generar un patrón común para el tratamiento de un síndrome coronario agudo con células madre, que incluirá un grupo de control en cada uno de los hospitales que participen.
Según explica el doctor Sánchez, se 'reparará' el infarto al paciente con un stent (un pequeño implante que expande la arteria contraída) y 4 días después se inyectarán células madre extraídas de su propia médula ósea. Será un aspirado de células mononucleares de la cresta ilíaca que serán inyectadas a través de la arteria coronaria.
Este será el tratamiento para algunos de los enfermos, mientras que otro grupo seguirá el tratamiento tradicional. Después se compararán resultados de manera que «no solo podamos medir si tal y como parece claro la terapia celular contribuye a la recuperación de ciertas funciones cardiacas para estos casos, sino si esa recuperación finalmente contribuye a que el paciente viva más o no, que es lo verdaderamente importante», explica el responsable del servicio.
El proyecto europeo, que en principio contará con una financiación de 6 millones de euros y la participación de alrededor de 25 hospitales en España, garantiza además que durante los dos siguientes años a la intervención habrá un exhaustivo seguimiento para el paciente.
El Hospital Clínico comenzará a aplicar este programa a pacientes infartados a partir del próximo mes de septiembre, según avanza Pedro Luis Sánchez. Además, antes de que acabe el año, el servicio también se sumará a un segundo proyecto europeo en este ámbito, que trata de medir la eficacia de la terapia celular cuando en vez de inyectar al paciente células madre propias (autólogas) se usan las células de otro donante (alogénicas).
Pedro Luis Sánchez explica que «en los últimos años hemos obtenido la evidencia de que el corazón se puede regenerar en determinados ámbitos, pero el problema con las células madre del propio paciente es que a menudo nos encontramos con personas ya bastante mayores y sabemos que las células no funcionan igual cuando proceden de un organismo joven que cuando lo hacen de otro de edad avanzada».
Por otra parte, el jefe de servicio señala que «también hay estudios que han demostrado que ante las terapias alogénicas, cuando la célula madre del corazón procede de otro donante, no hay rechazo, puesto que el paciente tiene la capacidad de asumirlas y que esas células madre alogénicas activen sus propias células».
De esta forma, este segundo proyecto buscará medir «no la seguridad, que es lo que hasta ahora se ha evaluado, sino la eficacia» de este tipo de tratamientos, señala el doctor. Para ello, se aislarán las células cardiacas de los donantes, se cultivarán para su multiplicación y después se administrarán a un paciente que haya sufrido un infarto a través de la arteria coronaria unos días después.
Se espera que las células madre trasplantadas «puedan hacer que el corazón recupere las funciones que ha perdido con el infarto», explica el doctor Sánchez, que señala que «si lo hacemos bien, y creo que seremos capaces, estaremos también abriendo la puerta al uso de esta técnica a otros campos».
En este caso, se trata de un proyecto investigador que se desarrolla en Bélgica y en España y que está dirigido por el Hospital Gregorio Marañón, mientras que la toma de células madre cardiacas y su multiplicación se llevará a cabo para todos los hospitales participantes en Vitoria.
Pedro Luis Sánchez señala que en este caso se trata de «evaluar técnicas de momento, no de estandarizar estos tratamientos para todos los pacientes», aunque sí avanza que el servicio «está a punto de incorporar tecnología absolutamente novedosa tanto para el diagnóstico como para el tratamiento de los pacientes», que se irá poniendo en funcionamiento durante los próximos meses.
«Estamos investigando nuevas tecnologías que podemos aplicar para prevenir determinados problemas de corazón y también en implantes de nuevos dispositivos para el tratamiento de trastornos coronarios», explica, subrayando además que «las posibilidades de tratamiento por imagen que tendremos en unos años cuando finalice el nuevo hospital nos pondrá a la vanguardia de España, aunque hasta que ese momento llegue queremos ir incorporando mejoras».
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