Pedro Luis Sánchez, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Universitario de Salamanca, participa en un proyecto europeo con células madre y ha explicado las posibilidades de aplicar este tratamiento en enfermedades neurológicas.
Cándido Martín Luengo y Pedro Luis Sánchez
El Servicio de Cardiología del Hospital Universitario de Salamanca va a iniciar a finales de este año un estudio con dos tipos de terapias celulares diferentes para pacientes que han sufrido un infarto de miocardio, dentro de un gran proyecto europeo que trata de evaluar los beneficios clínicos de estos nuevos tratamientos con células madre. El jefe de este servicio, Pedro Luis Sánchez, ha explicado en un seminario de investigación ofrecido en el Instituto de Neurociencias de Castilla y León (INCYL) de la Universidad de Salamanca, que estas terapias también pueden ser útiles en enfermedades neurológicas como el párkinson.
Una de las terapias que pondrá en marcha el Hospital Universitario utiliza células autólogas, es decir, procedentes del propio organismo del paciente. Después de sufrir el infarto, se le coloca un stent (un pequeño tubo que se expande en la arteria) y “a los cuatro o cinco días le hacemos un aspirado de la médula ósea de la cresta ilíaca para obtener células madre e inyectarlas a través de una arteria coronaria, para ver si logramos mejorar la supervivencia de los pacientes”, comenta el experto.
La segunda terapia emplea células alogénicas, es decir, procedentes de otro paciente. “Antes pensábamos que el corazón no se podía regenerar, pero hace 10 años se descubre que existen células madre cardiacas, del propio corazón”, indica Pedro Luis Sánchez. Basado en este conocimiento, este estudio aprovecha las biopsias realizadas en otros pacientes durante la cirugía. “En un trocito de corazón, se aíslan las células cardiacas residentes, se cultivan para multiplicarlas y se aplican a otro paciente después de un infarto. Se administran también a través de la coronaria y pensamos que ayudan a mejorar porque liberan factores que hacen que las células residentes del corazón del paciente infartado despierten y actúen más”, comenta el investigador. Sería una especie de “abono de esas células para que hagan la función que se ha perdido por el infarto”.
Aunque estos ensayos con terapias celulares se practican desde hace 10 años, “no ha habido ninguno que diga si realmente es beneficioso clínicamente, es decir, que los pacientes viven más o mejoran”, puesto que los científicos han medido otros aspectos biológicos. Ahora es el momento de hacerlo gracias a un proyecto europeo que cuenta con 24 países y más de 400 centros, que trabajarán con unos 3.000 pacientes. “Salamanca se va a beneficiar de la misma terapia que los pacientes de Londres, París o Madrid”, indica el jefe de Cardiología, aunque recuerda que se trata de ensayos clínicos, no de un tratamiento estandarizado para todos los pacientes.
Pedro Luis Sánchez ha explicado que el campo de investigación con las células madre vuelve a florecer tras un parón por varios inconvenientes y la falta de resultados. Las células madre embrionarias, que “son las células madre ideales”, no se están utilizando porque se dividen indefinidamente y esta cualidad puede dar lugar a tumores. Además, esta línea de investigación plantea problemas éticos, al necesitar obtenerlas de un embrión. Por otra parte, la supuesta capacidad de las células madre de anidar en tejidos nuevos y dividirse no ha dado tan buenos resultados como se esperaba y en realidad “parece que el mayor efecto es el de las sustancias que liberan”.
Sin embargo, nuevos avances han reactivado las investigaciones sobre terapias celulares. En el caso concreto del corazón, destaca el descubrimiento de las células residentes cardiacas, pero en general, la posibilidad de crear células IPS (induced pluripotent stem cells o células madre pluripotentes inducidas) ha revolucionado este campo. “Somos capaces de crear células parecidas a las embrionarias a partir de células adultas ya diferenciadas, las extraemos del pelo o de la piel y las rejuvenecemos para que puedan multiplicarse con mayor facilidad”, señala el especialista. Como proceden del propio paciente, no son rechazadas y se evita la inmunosupresión. Por el momento, no hay ningún ensayo en humanos porque se está analizando la seguridad del procedimiento, pero todos los estudios con animales han dado buenos resultados y en Japón ya se prepara una investigación en degeneración macular.
Aunque su trabajo se centra en la cardiología, Pedro Luis Sánchez considera que la terapia celular es “totalmente aplicable al sistema nervioso central” y por eso ha ofrecido la conferencia en el INCYL, con el objetivo de incentivar investigaciones similares en el campo de las neurociencias. “Ya hay estudios neurológicos que emplean células madre en los ictus y en párkinson”, señala, de forma análoga a lo que sucede en el caso del corazón. El camino en ambas especialidades es paralelo y las esperanzas están puestas en las células IPS y en las células residentes del sistema nervioso, que a efectos terapéuticos serían equivalentes a las que existen en el corazón.
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