Un bebé prematuro en una incubadora.
Quizás el sueño de la medicina regenerativa no esté en el interior del organismo, ni en un método complejo de obtener y transformar células madre. Un estudio belga acaba de demostrar que la orina de bebés prematuros contiene células renales inmaduras capaces de transformarse en varios de los tipos de células adultas que componen el riñón humano.
Con un sencillo plástico adherido al pene de bebés nacidos entre las semanas 31 y 36 de gestación (un embarazo normal ronda las 39-40 semanas), un equipo de la Universidad Católica de Lovaina (en Bélgica) ha demostrado que la orina de estos prematuros puede ser una sencilla fuente de células madre renales.
Como explican las investigadoras, dirigidas por Elena Levtchenko y Fanny Oliveira, la formación del riñón se completa aproximadamente a las 34 semanas de gestación, tras lo cual, las células renales ya están plenamente maduras y pierden su capacidad de diferenciarse.
De hecho, los intentos por obtener células progenitoras en la orina de adultos no había tenido éxito hasta la fecha porque la capacidad de diferenciarse de estas células ya está muy reducida (y eso a pesar de que la orina adulta contiene un amplio sedimento de células renales).
También en el líquido amniótico es posible encontrar este tipo de células (el líquido amniótico está compuesto en gran parte de orina fetal). Sin embargo, "nosotros pensamos en la orina de prematuros como una alternativa menos invasiva, y más versátil porque sus riñones están aún en desarrollo".
Inicialmente, explican en el artículo que acaban de publicar en la revista Journal of the American Society of Nephrology, sólo trabajaron con orina de bebés varones por la facilidad de obtener su orina sin que la muestra se contaminase, aunque explican que también sería posible con niñas.
Sólo un día después de nacer, los investigadores belgas obtuvieron las muestras de orina de los prematuros y caracterizaron las células renales presentes en este fluido. En el 50% de los casos, la orina contenía células progenitoras renales, capaces de diferenciarse en varios tipos diferentes de células que componen el riñón (como los podocitos o los túbulos proximales) "con un alto potencial para la regeneración del riñón".
Como explica Fanny Oliveira, estos hallazgos demuestran que la nefrogénesis es un proceso todavía en marcha cuando los bebés prematuros nacen en torno a la semana 34 de gestación; un hallazgo de gran interés si se tiene en cuenta que una de las secuelas que pueden sufrir estos bebés está relacionada con su inmadurez renal. "Estas células podrían ser recogidas, expandidas y congeladas para un posible uso autólogo futuro", puede leerse en su trabajo. "Teniendo en cuenta que las células diferenciadas se comportan in vivo como células renales adultas, representan una alternativa óptima para, por ejemplo, crear un riñón bioartificial".
Menos entusiasta se muestra Ángel Raya, director del Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona, "me parece una aproximación ingeniosa pero un poco anecdótica, porque no creo que pueda ser una técnica útil en una población amplia".
Este especialista sí que considera que estas células se podrían utilizar, como apuntan los autores, en niños prematuros que nazcan con un problema renal para solventarlo en ese momento, "desde ese punto de vista sí parece interesante, pero hay que ver que con esas células se hace algo que cura. Pero eso es una cosa y su aplicación para otros pacientes o en un futuro para la misma persona otra porque ¿cómo hacerlo más aplicable? Si pensamos en la creación de un banco para almacenar este tipo de células no lo veo factible, pero crear este tipo de bancos es un proceso complicado y costoso. Y para eso ya están los bancos de células de cordón umbilical, que no necesitan que el niño sea pretérmino. Además, tenemos un sistema de donación muy eficaz, estandarizado y con mucha variedad y esto da servicio suficiente a las unidades de cordón".
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