Unos investigadores han conseguido producir células beta a partir de otras usando un método de modificación sencillo.
Las células beta logradas por esta vía artificial pueden hacer lo mismo que las naturales: miden la concentración de glucosa en la sangre y producen suficiente insulina para rebajar de forma efectiva el nivel de azúcar sanguíneo.
Los métodos anteriores para obtener de modo artificial células así se basaban en células madre, que los científicos permitían madurar para convertirse en células beta, ya fuera añadiendo factores de crecimiento o incorporando redes genéticas complejas.
Para su nuevo enfoque, el equipo de Martin Fussenegger, del Instituto Federal Suizo de Tecnología de Zúrich (también conocido como Escuela Politécnica Federal de Zúrich), utilizó una línea celular basada en células de riñón humanas, las células HEK (por sus siglas en ingles). Las mejoraron con un canal de calcio dependiente del voltaje y un gen para la producción de insulina y GLP-1, una hormona implicada en la regulación del nivel de azúcar en sangre.
En las células beta artificiales, la proteína natural de transporte de glucosa de las células HEK lleva a esta desde el torrente sanguíneo al interior de la célula. Cuando el nivel de azúcar en sangre excede un cierto umbral, los canales de potasio se cierran. Esto invierte la distribución del voltaje en la membrana, haciendo que los canales de calcio se abran. A medida que fluye el calcio, éste activa la cascada de señalización interna de las células HEK, llevando a la producción y secreción de insulina o GLP-1.
Diagrama de una célula beta HEK.
Las pruebas iniciales de las células beta artificiales en ratones diabéticos pusieron de manifiesto que estas son extremadamente efectivas: "Funcionaron mejor y durante más tiempo que cualquier otra solución alcanzada en el mundo hasta ahora", afirma Fussenegger. Cuando se implantaron en los ratones diabéticos, las células HEK modificadas funcionaron de forma fiable durante tres semanas, produciendo cantidades suficientes de los mensajeros que regulan el nivel de azúcar en sangre.
Aún no está claro, sin embargo, cuándo estas células beta artificiales estarán a punto para su empleo médico en pacientes. Antes de que puedan ser usadas en humanos, tendrán primero que pasar por varios ensayos clínicos.
La diabetes se está convirtiendo en uno de los trastornos de salud más comunes de la humanidad. La Federación Internacional para la Diabetes estima que más de 640 millones de personas en todo el mundo la sufrirán hacia 2040.
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