http://www.europapress.es/salud/noticia-celulas-madre-amnioticas-prometedoras-ayudar-reparar-defectos-cardiacos-congenitos-20131009180812.html
Las células madre del líquido amniótico podrían convertirse en una alternativa válida a las células madre embrionarias para el tratamiento de los defectos cardiacos congénitos. Así lo asegura un equipo de la Universidad de Michigan (EE.UU.) que ha comenzado a probar esta vía con el fin de regenerar el tejido muscular de los bebés con defectos congénitos del corazón. Sus resultados, que se han presentado durante el Congreso del Colegio Americano de Cirujanos, aunque en fases muy iniciales, sugieren que este nuevo enfoque tiene el potencial de ayudar algún día a miles de bebés que nacen cada año con defectos congénitos del corazón.
Por lo general, se realiza una ecografía fetal a una mujer embarazada para saber el sexo de su bebé entre las 18 y 20 semanas de gestación. Sin embargo, cada año durante el embarazo o después del nacimiento, 40.000 mujeres descubren que sus bebés tienen defectos de nacimiento en su corazón, según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades estadounidenses.
Los bebés con defectos congénitos del corazón pasan a menudo por múltiples operaciones cardiacas e incluso tienen que recibir un trasplante antes de su primer año de vida. Pero Shaun Kunisaki y su equipo creen que este nuevo método para regenerar tejido cardíaco defectuoso puede hacer innecesarias todas estas intervenciones. «Sabemos que las células del corazón del bebé están funcionando correctamente, pero su corazón no se ha desarrollado normalmente», señala Kunisaki. Por eso, dice, «tenemos que encontrar la fuente adecuada de nuevas células para reemplazar las células dañadas y generar nuevo tejido para aumentar el corazón dañado».
Y para hacer esto, hasta ahora las células madre embrionarias han demostrado el potencial para transformarse en células que dan lugar a distintos tipos de tejidos y de órganos, pero su uso es muy controvertido desde un punto de vista ético. Otra opción son las células madre de la médula ósea, aunque son difíciles de obtener de un feto. Y el trasplante de médula ósea de un donante conlleva casi el mismo riesgo que un trasplante de corazón, al tener que suprimir el sistema inmunológico del recién nacido para que su cuerpo no rechace las células extrañas. «Además, las células de médula ósea no están hechas para funcionar como células musculares del corazón, sino más bien para proteger contra la inflamación», matiza Kunisaki .
Por eso este equipo se ha fijado en las células madre amnióticas, que contienen la misma información genética que el feto. Por lo tanto, añade el investigador, este enfoque elimina la posibilidad de que el cuerpo del bebé recién nacido rechace las células. Y además, destaca Kunisaki, estas células son fáciles de obtener mediante la amniocentesis, una prueba genética prenatal convencional en la que el fluido se extrae del saco amniótico, que tiene un mínimo riesgo.
Los datos que ha presentado este equipo se refieren a 8 mujeres embarazadas. Los investigadores obtuvieron muestras de líquido amniótico de ocho mujeres embarazadas y de allí extrajeron un tipo de células llamadas células mesenquimales del estroma, que son el tipo más común de células en el líquido amniótico .
El siguiente paso fue transformar esas células en células madre pluripotentes inducidas con la composición genética exacta del feto. Este proceso implicaba reprogramar genéticamente las células para que fueran similares a las células madre embrionarias y lo suficientemente flexibles como para transformarse en cualquier célula en el cuerpo humano, como las del músculo cardiaco.
Después de tres semanas de cultivo celular, Kunisaki y su equipo observaron que las células madre amnióticas se transformaban en células del músculo cardíaco. El equipo confirmó que las células eran de hecho las células del corazón con una prueba de anticuerpos. Y, como señala el investigador, «podíamos ver cómo latían en las placas de cultivo».
En el futuro Kunisaki prevé poder transferir las células madre amnióticas a los bebés con defectos congénitos cardiacos después del parto. Explica que las células regenerarían el tejido dañado para desarrollar un corazón sano sin la necesidad de un trasplante.
Kunisaki piensa que lo ideal sería, una vez que se diagnostican los defectos cardiacos en la semana 20 de gestación, tener un plazo de cinco meses, más o menos, para generar células cardiacas que se utilizarían nada más nacer. El siguiente paso será hacer un ensayo en animales, para poder llegar a los humanos en el futuro.
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