Unidades de cordón umbilical almacenadas en un banco de la Comunidad de Madrid.
Hace casi un año se presentaron en Madrid los datos del primer paciente al que se le había erradicado el virus del SIDA con un trasplante de células de cordón umbilical. A diferencia del llamado paciente de Berlín (Timothy Brown, curado del VIH tras recibir un trasplante de médula ósea), que ocupó las portadas de periódicos de todo el mundo y las pantallas de televisión, el caso español -presentado en noviembre de 2014 en la capital- no pudo aparecer en la prensa pues falleció por otros problemas distintos a su infección. Sin embargo, gracias a él se pudo dar el primer paso de lo que presentan en Valencia: el primer ensayo en el mundo en el que se comprobará si un trasplante de cordón es útil, no sólo para combatir un problema hematológico, sino contra el VIH.
Para decidir si se podía hacer o no un ensayo, primero había que constatar que los bancos españoles de cordón umbilical tenían muestras que portaran una mutación clave que es la responsable de transferir protección frente al VIH. Se trata de la mutación genética CCR5 Delta 32, una variación que actúa como un escudo frente al virus del SIDA. Las células que portan esta variante son impermeables al patógeno. Eso es lo que se descubrió, casi por casualidad, con el paciente de Berlín, es decir, que si una persona recibe la médula (o la sangre de cordón) de otro sujeto que porta esa alteración positiva, va a renovar su sangre con células que son inmunes al VIH, que terminará desapareciendo del organismo.
"Sabíamos que España es una potencia mundial en número de cordones y en celularidad, porque el protocolo de recogida hace que tengamos muestras con muchas células, necesarias para los trasplantes en adultos. Por eso decidimos hacer un análisis de aquellos cordones ricos en células, 25.000. Para ello, nos pusimos de acuerdo con todas la comunidades autónomas y con los bancos de cordón", explica Rafael Matesanz, director de la Organización Nacional de Trasplantes, que ha financiado esa búsqueda con cerca de 100.000 euros.
Tras un año evaluando cordón por cordón para ver cuáles de ellos portaban la mutación, señala Rafael Duarte, que fue director del Programa de Trasplante Hematopoyético del Instituto Catalán de Oncología (ICO) y ahora es jefe de Oncohematología y de Trasplante Hematopoyético en el Hospital Puerta de Hierro, "hemos conseguido identificar 157 unidades con esta característica, lo que supone un 0,6% de la población española".
Esa élite de cordones ofrece, además de una solución para las personas que precisen un trasplante por un problema hematológico, una opción para curar el VIH a aquellas que, además de ser seropositivas, desarrollen un cáncer de la sangre. "Ésta no es una terapia para cualquier enfermo de VIH. Sólo va destinada a aquellos que además del virus desarrollen una leucemia, un linfoma, etc", explica Matesanz.
Con los tratamientos antirretrovirales disponibles, una terapia generalizada con sangre de cordón umbilical no es viable. Primero, porque hay pocas unidades en el mundo que porten la mutación que hace a las células infalibles contra el virus, y segundo porque un trasplante de este tipo no está exento de riesgos. Según cifras generales, en Europa la mortalidad esperable por complicaciones del trasplante está entre el 20% y el 25%. "Esto sólo es asumible en pacientes con enfermedad hematológica muy grave, que de no tratarles en poco tiempo, puedan fallecer. Además, según un estudio con más de 100 pacientes, aquellas personas con VIH que se han sometido a un trasplante de médula tienen un riesgo superior de complicaciones al de las personas sin VIH. Por tanto, no se trata de una terapia para todas las personas seropositivas sino para casos muy concretos", aclara Duarte.
Por todo esto es importante probar este tratamiento en el marco de un ensayo clínico, asegura este hematológo, porque los protocolos son los mismos en los distintos hospitales donde se haga, la monitorización será igual y, una vez se tengan los resultados, permitirá aprender de esta experiencia a expertos de todo el mundo.
El ensayo, en el que participarán el Hospital Puerta de Hierro, el Gregorio Marañón (ambos en Madrid), el Instituto Catalán de Oncología (ICO), y el Hospital La Fe de Valencia, junto con los bancos de cordón umbilical y la ONT, pretende reclutar a cinco pacientes en dos años. "El primer paciente ya está identificado. Se tratará en Madrid no antes de finales de año o principios del próximo, porque previamente requiere pasar por un tratamiento de quimioterapia [para eliminar las células tumorales de su médula] y otro acondicionador que tardan varias semanas. Se trata de una persona con un tipo de linfoma y con VIH de la que no queremos dar más información", señala Duarte, que será el principal investigador de este ensayo.
Los 157 cordones con la mutación CCR5 Delta 32 identificados en España seguirán formando parte del registro internacional, REDMO, pero será un comité asesor (formado por médicos de los hospitales, los bancos de cordón y la ONT) a través de un protocolo de actuación establecido el que decida qué hacer con ellos si son reclamados por investigadores de otro país bien para un paciente seropositivo con un problema hematológico o bien para una persona que, sin portar el VIH, sea compatible con ese cordón y lo requiera por un problema médico como una leucemia o un linfoma.
El ensayo clínico, programado para tres años y con un presupuesto de 150.000 euros aportados por la Fundación Mutua Madrileña, está dentro de un marco experimental. "No va buscando una cantidad elevada de curaciones sino la demostración de la hipótesis de que con este trasplante se puede hacer desaparecer el VIH. Las implicaciones son cualitativas más que cuantitativas".
De la misma opinión se muestra Josep María Gatell, codirector de la XV Conferencia Europea del SIDA que se celebra en Barcelona, "es interesante a nivel de investigación, no de manera práctica para el tratamiento actual de los pacientes con VIH".
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