El cáncer es tan viejo como la vida multicelular. Ésta es la conclusión a la que se ha llegado en una investigación sobre las raíces evolutivas de esta temible enfermedad, que es diagnosticada cada año a millones de personas en el mundo.
El equipo de Thomas Bosch y Alexander Klimovich, de la Universidad Christian Albrecht de Kiel en Alemania, ha estado profundizando en el origen evolutivo de los genes principales involucrados en el cáncer.
Las indagaciones de estos científicos les condujeron a la hipótesis de que los primeros animales multicelulares ya poseían la mayoría de los genes que pueden causar cáncer en humanos. Lo que faltaba hasta ahora eran pruebas de que los animales de los grupos evolutivos más antiguos que aún existen pueden efectivamente sufrir tumores.
Bosch y sus colegas han estado investigando en células madre y en la regulación del crecimiento de tejidos en la hidra, miembro de un antiguo grupo de criaturas acuáticas aún existente y que surgió hace 600 millones de años. Las hidras pertenecen al filo Cnidaria (en el que figuran, por ejemplo, corales, medusas y anémonas de mar).
Los autores del estudio han descubierto individuos con tumores en dos diferentes especies de hidras. Esto aporta pruebas de que los tumores en efecto existen en animales primitivos y evolutivamente arcaicos.
Un pólipo de hidra con tumor (derecha), junto a un animal sano (izquierda). (Foto: © Alexander Klimovich / Universidad Christian Albrecht)
Los nuevos datos histológicos, celulares y moleculares revelan que estos tumores son trasplantables y que se podrían originar por una anomalía en el proceso de diferenciación de los gametos femeninos. Se produce una acumulación de células madre en grandes cantidades, sin que sean eliminadas de manera natural por la muerte celular programada.
El crecimiento de las células tumorales en las hidras es independiente del entorno celular. Como resulta previsible, las hidras con tumores sufren una merma significativa de salud. Los tumores de las hidras muestran un transcriptoma muy alterado, que presenta muchas similitudes con los cambios de expresión genética registrados en los cánceres de los animales vertebrados.
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