viernes, 7 de noviembre de 2014

Células madre a escala industrial para regenerar la retina y el corazón tras un infarto

Fuente: http://www.elmundo.es/economia/2014/11/05/5459288be2704eb5428b457f.html


En un intento por emular uno de los grandes logros de la revolución industrial al pasar de la manufactura artesanal a la producción en serie, el desarrollo de Aglaris Cell, una máquina para la reproducción industrial en masa de células madre adultas, pretende dejar los cultivos de laboratorio en una cosa del pasado y contribuir a generalizar este tipo de tratamientos que empiezan a ganar popularidad para tratar las dolencias inflamatorias.



David Horna y Miquel Costa en su laboratorio del Parque Científico de Madrid.






«Cualquier enfermedad que curse un proceso inflamatorio se puede curar con células madre», indica Miquel Costa, uno de los tres socios fundadores de Aglaris Cell. «Resulta de gran utilidad para una gran cantidad de dolencias que van desde los problemas de visión empleándose para regenerar la retina, para tratar lesiones de rodilla, para ayudar al paciente a recuperarse de las lesiones del corazón que un infarto le ha producido hasta para evitar que los órganos que se le han trasplantado a una persona no rechacen su nuevo cuerpo y para reparar daños en un cartílago», explica. «En definitiva», prosigue, «existe un amplio campo de posibilidades en las que se pueden emplear que no está creciendo todo lo que podría».


El problema principal al que deben hacer frente estos tratamientos para poder generalizarse pasa por la escasa calidad que presenta la materia prima de la que requieren, las propias células madre. Actualmente, para su producción, se requiere de su cultivo en un laboratorio que no siempre obtiene los mejores resultados.


«La mayoría de terapias que ya se están haciendo con esta técnica son de carácter muy local ya que sólo determinados centros médicos cuentan con las capacidades para poder realizarlas con éxito», comenta Costa. «Esto es debido en parte a que la baja calidad de las células producidas de forma manual hoy en día no son validables como un fármaco por los estándares que requiere», explica. «Por el momento», prosigue, «sólo hay algunos medicamentos para tratar las lesiones de cartílago que ya lo utilizan, pero hoy en día se utilizan sobre todo en trasplantes autólogos para hospitales. Afortunadamente, cada vez hay más ensayos clínicos con células madre como el del clúster que se está desarrollando en Andalucía y en el mercado va experimentando una necesidad cada vez mayor de este tipo de productos».


A diferencia del método habitual por cultivo manual en los laboratorios, Aglaris Cell presenta una máquina que se encarga de sistematizar y proporcionar las condiciones ideales para su cultivo y producción en masa con un estándar de calidad apropiado. «La diferencia que aporta nuestro biorreactor SmartCell, que cuenta con el tamaño aproximado de una lavadora, es que permite obtener células según la demanda concreta de forma automática, sin necesidad de intervención humana y sin usar compuestos que aumenten la toxicidad del medio de cultivo», comenta Costa. Un hecho que actúa como un factor diferencial ya que la labor técnica de los encargados de su manipulación se limita a «colocar las células, esperar a que se cultiven y reproduzcan durante un periodo de tiempo que oscila entre las cuatro y las cinco semanas para después retirarlas ya listas para que otra persona las pueda utilizar».


Aglaris Cell, fundada en 2012 por el propio Costa, Miguel Ángel González y David Horna, ha dado un gran salto en tan sólo dos años de vida. De su actual sede en el parque científico de Madrid, se ha expandido abriendo una sucursal en Londres y trabaja con instituciones de primer nivel como los laboratorios Merk, y universidades como Oxford que le han ayudado a recaudar un millón de euros de financiación.



«La principal traba que nos hemos encontrado es el tema de la financiación. Nuestro invento ha requerido de mucho dinero para construir sus prototipos y no ha resultado tarea fácil. La financiación la hemos tenido que conseguir de financiaciones extranjeros, y una vez lograda, la administración pone otra parte en forma de préstamo hasta llegar al millón que hemos podido recaudar. Una de las principales razones por las que hemos tenido que abrir una oficina en Londres es para poder acceder a las ayudas públicas de Inglaterra. En ese país la financiación pública puede ser hasta cinco veces mayor que en España y en lugar de un préstamo por el que se debe responder, se trata de una cantidad a fondo para potenciar el sector del I+D nacional», explica Miquel.

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