Los investigadores creen que este nuevo enfoque de terapia para el VIH podría estar listo para iniciar ensayos de seguridad en humanos en menos de cinco años.
Editar los genes para impedir que el virus que causa el SIDA infecte las células. Esa es la idea que propone un equipo del Harvard Stem Cell Institute del Hospital General de Massachusetts y del hospital Infantil de Boston (EE.UU.) a través de una innovadora técnica que ha empleado por vez primera un sistema de edición de genes para bloquear el VIH y así impedir que éste invada y destruya el sistema inmune de los pacientes.
Este es el primer informe publicado sobre el uso de la tecnología CRISPR Cas para editar de manera eficiente y precisa genes clínicamente relevantes de células obtenidas directamente de las personas, en este caso células madre y células T formadoras de sangre humana. Y, aunque el optimismo de los investigadores es tal que creen que este nuevo enfoque de terapia para el VIH podría estar listo para iniciar ensayos de seguridad en humanos en menos de cinco años, prefieren ser cautelosos con los datos.
En primer lugar, advierten, no se debe obviar que es posible que surjan complicaciones inesperadas; además, señalan, «la historia de la epidemia del VIH y el SIDA está llena de ‘curas’ que resultaron no ser; y, por último, incluso si este nuevo enfoque funciona a la perfección, se requerirán desarrollos adicionales para emplearlo en las zonas del mundo más afectadas por la epidemia», aseguran Chad Cowan, y Derrick Rossi, profesores del Departamento de Células Madre y Biología Regenerativa de la Universidad de Harvard.
Se sabe que el VIH se dirige específicamente a las células T y entra a través de un receptor llamado CCR5, que sirve como una puerta de entrada en las células. Una vez dentro de las células T, el VIH se replica y mata a las células huésped, dejando a los pacientes a merced de una variedad de infecciones oportunistas.
Gracias al uso de la tecnología genética de edición CRISPR Cas, los equipos de Cowan y Rossi bloquearon el receptor CCR5 en las células madre de la sangre y vieron que éstas fabricaban células sin dicho receptor. En teoría, afirman, estas células madre editadas podrían ser introducidas en los pacientes con VIH a través deL trasplante de médula ósea, un procedimiento utilizado en pacientes de leucemia, para generar sistemas inmunes VIH-resistentes.
«Hemos demostrado que se puede bloquear el CCR5 de forma eficaz, que las células siguen siendo funcionales y que, después de análisis de secuenciación muy, muy específicos, no hay mutaciones no deseadas, por lo que la técnica parece ser segura», afirma Cowan.
El siguiente paso serían los ensayos en animales. Según Cowan, una vez que se completan estos estudios, y si tienen éxito y no hay complicaciones, el siguiente paso sería solicitar a las autoridades sanitarias de EE.UU. (FDA) un estudio clínico en humanos en fase I, diseñado exclusivamente para poner a prueba la seguridad de los nuevos tratamientos.
El concepto de que las células inmunes de una persona con VIH puedan atacar el VIH sin ser susceptibles al virus no es novedoso. Desde que en 2008 Timothy Ray Brown, un paciente con leucemia aguda mieloide e infección por VIH, recibiera en Berlín un trasplante de médula ósea de donante no emparentado, cuyas células madre sanguíneas presentaban la variante genética CCR5 Delta 32 y se curara, las terapias basadas en el trasplante de médula han ganado fuerza y los investigadores están tratando de replicar este fenómeno, aunque los trasplantes alogénicos, como el del «paciente de Berlín», conllevan un alto riesgo de mortalidad y requieren largas hospitalizaciones y no son una solución práctica para los pacientes con VIH que no tienen cáncer en la sangre. Actualmente hay muchas aproximaciones que se han dirigido a identificar células con esta variante, como el ensayo clínico con sangre de cordón umbilical que se acaba de presentar en España.
Según los autores de este nuevo trabajo, lo que hace que sea especialmente prometedor es que se puede repetir lo que se hizo con el «paciente de Berlín» para un gran número de pacientes. Si tiene éxito la terapia génica propuesta por Cowan y Rossi, se podría lograr lo mismo en muchas más personas infectadas con el VIH.
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