Solo se almacenan las muestras que alcanzan los 1.400 millones de células madre. Esta sangre se utiliza en pacientes que precisan un trasplante al fallarles la médula.
Ana Castro junto a uno de los tanques del banco gallego de cordón umbilical.
El banco de cordón umbilical de Galicia rechaza casi un 70% de las unidades que le llegan a través de donaciones al no cumplir con los requisitos de calidad exigidos. "Para almacenar una muestra tiene que tener 1.400 millones de células y solo un 30% lo cumple", señala la responsable de la unidad de Criobiología del Centro de Transfusión de Galicia, Ana Castro, quien reconoce que la calidad de la muestra no depende tanto de la salud del niño como de la habilidad de los sanitarios a la hora de extraerla tras el parto. "Es cierto que los bebés grandes suelen tener más células en la sangre del cordón, pero no hay forma de predecirlo, no depende de la salud del niño sino de la pericia de la matrona al extraerlo", señala la doctora Castro.
Galicia inauguró su banco de cordón umbilical en 1998 y desde entonces los estándares de calidad han evolucionado y se han vuelto más exigentes. Un cambio que obedece a que también han variado sus usos. "Al principio se requería que esta sangre tuviese 400 millones de células y ahora 1.400 porque a la hora de hacer un trasplante el número de células necesarias va en función de los kilos del paciente. Hace 16 años la mayoría de trasplantados eran niños, pero ahora son adultos y se precisan muchas más células. Por ello, buscamos stocks de buena calidad", sostiene la doctora Castro, quien asegura que, en cualquier caso, envían "una carta de agradecimiento a todos los donantes".
El banco gallego almacena más de 6.200 cordones umbilicales gracias a las donaciones llegadas de toda la comunidad, Castilla y León y Asturias. Un gesto altruista, sin riesgos para el niño y la madre y que permitirá ayudar a personas de cualquier parte del mundo debido a las células madre que acumula y que pueden suponer la salvación para un paciente que precisa un trasplante al fallar su médula. Cualquier mujer -sin enfermedades transmisibles como hepatitis, VIH o sífilis- y que de a luz a un niño sano puede convertirse en donante.
La extracción, aunque sencilla, es clave para lograr que la sangre del cordón sea de la máxima calidad. Durante el parto, los sanitarios separan el cordón del bebé y con la placenta aún en el útero se extrae la sangre del cordón. "Ya en el centro vemos si es válida y de ser así disminuimos su volumen de los 150 mililitros hasta los 20 porque eliminamos el plasma y los hematíes, en donde no hay células madre", explica Ana Castro, quien indica que el siguiente paso es su congelación. "Tenemos dos tanques con capacidad para 3.600 muestras cada uno, donde quedan clasificadas según la compatibilidad con un código de barras. Es muy fácil localizarlas para su uso posterior", sostiene esta doctora.
La base de datos del banco gallego forma parte de un registro a nivel internacional, es decir, cuando un paciente de cualquier parte del mundo precisa células madre para un trasplante, sus datos se cotejan con los del registro en busca de un donante compatible.
Hace décadas, la sangre del cordón umbilical se desechaba. Ahora se sabe que sus células madre son útiles para quienes precisan un trasplante alogénico de progenitores hematopoyéticos debido a diferentes patologías adquiridas como leucemia, mieloma o enfermedades congénitas como inmunodeficiencia congénita combinada, aplasia medular de Fanconi, drepanocitosis u osteopetrosis juvenil. Estas son algunas de las utilidades que se conocen a día de hoy ya que "hay múltiples investigaciones sobre aplicaciones de las células del cordón", explica Ana Castro. Un ejemplo es el ensayo clínico, en el que colaboran los seis bancos españoles, para probar si esta sangre ayuda a curar el VIH en pacientes con determinados tumores.
Lo que sí está claro es que, de momento, la sangre del cordón no puede utilizarse para curarse a uno mismo. "Hoy en día no está indicado para el propio paciente. Hay dolencias de origen desconocido, pero que se cree que ya están ahí desde el nacimiento, es decir, no tiene sentido que alguien que precise un trasplante reciba sus propias células madre que pueden estar mal. Lo ideal es conseguir una nueva médula", indica esta especialista en criobiología, quien explica: "De hecho tenemos una aplicación en el registro para comprobar que donante y receptor no son la misma persona".
No hay comentarios:
Publicar un comentario