Un estudio de investigadores del Laboratorio de Neuroinflamación del Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo, publicado por la revista «Brain», ha desvelado que, a partir de los 20 años, desaparece el «nicho neurogénico», la zona de la médula espinal que alberga células madre.
Uno de estos investigadores, Daniel García Ovejero, ha explicado en nota de prensa, que «hasta ahora se había descrito la existencia de un nicho neurogénico, es decir una región con células madre neurales, en el epéndimo de la médula espinal de distintos roedores», y «se daba por hecho que ocurría lo mismo en humanos».
Sin embargo, en el estudio han demostrado que «en la médula espinal del ser humano adulto no existe un canal central como en otros mamíferos».
En la investigación han utilizado Resonancia Magnética Nuclear en 59 voluntarios sanos de diferentes edades, 99 pacientes con lesión traumática de la médula espinal y 26 con lesiones medulares no traumáticas.
«Hemos observado que el canal central está ausente en la gran mayoría de los individuos, tanto en hombres como en mujeres y a lo largo de toda la longitud de la médula espinal, en la población sana y en los lesionados medulares», ha asegurado García Ovejero.
La investigación realizada en el Centro de Parapléjicos también ha incluido estudios histológicos y de expresión génica, que muestran que «el canal central empieza a modificarse a partir de la segunda década de vida y se sustituye por una estructura con una forma y una composición molecular diferente de la descrita hasta ahora para otras especies».
El hallazgo cobra más importancia de la que en principio pudiera parecer ya que el reemplazo celular es una de las estrategias que siguen los investigadores para intentar reparar la médula espinal después de una lesión.
Se trata de una terapia que busca sustituir las células muertas o dañadas del tejido nervioso por otras nuevas, y se ha intentado hasta ahora usando trasplantes de células obtenidas de fuentes externas o de esos pequeños nichos de la propia médula.
Sin embargo, «al haber determinado que esta estructura está ausente en el humano, y que el tejido que la sustituye es muy diferente del de rata y ratón, pensamos que hay que ser precavidos a la hora de extrapolar los conocimientos actuales sobre esta región a la realidad clínica», ha aseverado García Ovejero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario