Las alteraciones causadas por la exposición ambiental o el nivel de masa corporal de la madre pueden interferir en la expresión de genes y en la salud del bebé, según un estudio.
EFE
Incluso antes de nacer, los bebés acumulan cambios en su ADN a través de un proceso llamado metilación del ADN que pueden interferir con la expresión de genes y, a su vez, en su salud a medida que crecen, pero hasta ahora estaba poco claro cuánto tiempo persisten estos cambios durante el período prenatal.
En un nuevo estudio, los científicos aseguran que los signos de la metilación del ADN persisten a través de la primera infancia, lo que sugiere que los factores que influyen en estos cambios antes o durante el embarazo pueden tener efectos en la vida de un niño. El estudio, realizado por investigadores del Centro de Salud Ambiental Infantil en la Escuela Mailman de Salud Pública de la Universidad de Columbia, en Nueva York, Estados Unidos, y publicado en la edición online de la revista «Plos One», es el primero en observar los cambios de metilación del ADN en los niños a través del tiempo.
«El dogma actual es que las marcas de metilación del ADN se establecen durante el desarrollo temprano y son principalmente persistente después. Sin embargo, no hay datos en humanos para apoyar o refutar esta hipótesis. Nos pusimos en marcha para llenar este vacío de información», relata la autora principal, Julie Herbstman, profesora asistente de Ciencias de la Salud Ambiental en la Escuela Mailman.
Recientes evidencias apuntan a exposiciones ambientales al arsénico, el plomo y la contaminación del aire como factores en los cambios epigenéticos, el término general que se utiliza para la metilación del ADN y otras modificaciones en la expresión de genes que no vienen de mutaciones en el ADN. Mientras que el impacto en la salud de los pequeños cambios en la metilación del ADN aún no está claro, existe la preocupación de que las alteraciones causadas por la exposición ambiental durante periodos importantes del desarrollo podrían tener efectos durante toda la vida.
En general, los bajos niveles de metilación del ADN a nivel mundial se han relacionado con la inestabilidad genómica, que puede conducir a daños en el ADN. La metilación del ADN global se define como los niveles de metilación medidos de forma agregada para todo el material genético, no específico para uno o más genes.
Los investigadores de este centro universitario analizaron los niveles globales de metilación del ADN en la sangre en dos momentos diferentes. La sangre del cordón umbilical se analizó en 279 niños que forman parte del Estudio del Centro de Madres y Recién Nacidos en el norte de Manhattan y el sur del Bronx y en 165 de ellos, se recogió sangre a los 3 años.
Los autores encontraron que la metilación en la sangre del cordón se correlacionó y predijo significativamente el nivel de metilación a los 3 años de edad, lo que apoya la hipótesis de que los cambios en la metilación del ADN que ocurren temprano en la vida pueden tener efectos duraderos.
Los investigadores examinaron también un factor concreto, el índice de masa corporal (IMC) de la madre antes de quedar embarazada, para ver cómo afectaba a la metilación del ADN de los niños, y detectaron que los menores nacidos de madres con IMC alto registraban bajos niveles de metilación del ADN a nivel mundial, una asociación que se vio de nuevo a los 3 años.
El nuevo estudio proporciona más evidencia de que los factores maternos, como el IMC antes del embarazo, pueden conducir a cambios moleculares a nivel epigenético. La observación de que estos mismos factores siguen afectando la metilación del ADN en la sangre a los 3 años es motivo de preocupación por la posibilidad de que las condiciones en el preembarazo y prenatales puedan tener efectos duraderos.
Los resultados apuntan a la necesidad de más investigación para entender cómo los factores, tales como un alto IMC antes del embarazo, pueden influir en la trayectoria de la salud de un niño. «La comprensión de si y cómo las características maternas y los factores ambientales durante el desarrollo inicial impactan en la salud del niño a largo plazo es un primer paso crítico en la identificación de objetivos para la prevención de enfermedades», concluye Herbstman.
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