Científicos japoneses han propuesto un primer ensayo clínico de células madre pluripotentes inducidas (iPS) para el tratamiento de la degeneración macular asociada a la edad, patología que afecta a un 1% de las personas mayores de cincuenta años.
Las células madre pluripotentes inducidas (iPSC, siglas en inglés de induced Pluripotent Stem Cells) han sido uno de los mayores hallazgos científicos de los últimos años; sus descubridores, el británico Gurdon y el japonés Yamanaka, recibieron el premio Nobel de medicina de 2012. El hallazgo suponía un gran avance para la medicina regenerativa de múltiples patologías, entre ellas enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson o el Alzheimer. No obstante, hasta el momento aún no se había intentado experimentar con las iPSC en la práctica clínica.
Científicos del Centro RIKEN de biología de Kobe, Japón, han propuesto emplear las iPSC para el tratamiento de una enfermedad ocular degenerativa, la degeneración macular asociada a la edad, patología que afecta a un 1% de las personas mayores de cincuenta años. El proyecto, que será presentado ante el ministerio de salud japonés el próximo mes, propone emplear células iPSC para el tratamiento de seis personas que padecen degeneración macular. Los investigadores creen que si el ensayo tiene éxito, podrían resolverse algunas de las dudas existentes con respecto al empleo clínico de las células madre pluripotentes inducidas.
Los científicos esperan que los trasplantes ralenticen o detengan la enfermedad, aunque el primer objetivo de la investigación es demostrar que las iPSC son seguras.
Algunos expertos temen que las iPSC desencadenen una reacción del sistema inmunitario, como se ha demostrado en experimentos con ratones. Una preocupación aún mayor sería que las células reprogramadas crezcan de forma incontrolable y formen tumores en lugar de tejido sano.
Los científicos japoneses alegan que el procedimiento para el tratamiento de la degeneración macular tan sólo requiere un número pequeño de células madre, lo cual reduce las posibilidades de que se forme un tumor. Asimismo, si se forma un tumor será relativamente fácil extraerlo pues el ojo es más accesible que otros órganos.
Otros investigadores cuestionan la técnica empleada: temen que, aunque se demuestre que es inofensiva, podría no ser efectiva para el tratamiento de la enfermedad: las células podrían no insertarse correctamente, o podrían no integrarse en el tejido del paciente. Seguramente, serán necesarios muchos años de experiencia hasta que aprendamos de qué forma se integran las células con el tejido. Existe un problema adicional: la identidad de las células podría no ser estable, con lo que al cabo del tiempo podrían dejar de funcionar como epitelio de la retina.
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