En un primer paso hacia futuras terapias aplicables a pacientes humanos, unos investigadores han mostrado la viabilidad de hacer crecer in vivo tejido del esófago a partir de células de ratón y también humanas.
El esófago así formado se generó en un andamio biodegradable relativamente simple, después de que el equipo de la Dra. Tracy C. Grikscheit, del Instituto Saban de Investigación, perteneciente al Hospital Pediátrico de Los Ángeles (Children’s Hospital Los Angeles), que está adscrito a la Universidad del Sur de California en Estados Unidos, trasplantara células madre progenitoras de ratón y de humano, con especificidad de órgano, a un modelo murino.
Las células progenitoras tienen la habilidad de diferenciarse en tipos específicos de célula, y pueden migrar hacia el tejido en el que son necesarias. Su potencial para diferenciarse depende de su tipo de célula madre “progenitora” y también de su nicho. La técnica descubierta por el equipo de la Dra. Grikscheit requirió solo un polímero simple para llevar las células, y las múltiples agrupaciones celulares muestran la habilidad de generar un órgano de reemplazo con todas las capas celulares y sus funciones.
Los investigadores comprobaron que combinaciones múltiples de poblaciones de células permitían la formación posterior de tejido siguiendo el patrón de desarrollo que se esperaba. Células progenitoras diferentes pueden encontrar la célula “socia” adecuada para poder generar líneas específicas de células de esófago, tales como las musculares, las de epitelio, e incluso las nerviosas, y sin la necesidad de factores de crecimiento exógenos. Esto significa que la ingeniería exitosa de tejidos del esófago es más simple de lo que se asumía.
Tejido de esófago generado con la nueva técnica.
Los resultados de estos experimentos son alentadores, y quizá un día la técnica se pueda aplicar con éxito a niños que han nacido con porciones ausentes del esófago, un órgano que transporta la comida, líquidos y saliva desde la boca hasta el estómago. El proceso podría ser también usado en pacientes que han sufrido cáncer de esófago, o que tienen el tejido dañado de otras maneras, por ejemplo, por tragar accidentalmente sustancias cáusticas.
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