Javier Ganz, investigador uruguayo que desarrolla su actividad en Tel-Aviv, generó neuronas a partir de células de la boca y logró, en ratas, progresos en la lucha contra el mal de Parkinson. Los resultados fueron difundidos en Japón ante científicos de todo el mundo.
"Algún día, las células madre podrán utilizarse para producir células y tejidos para el tratamiento de muchas enfermedades, inclusive la enfermedad de Parkinson y el alzhéimer", reza uno de los sitios web de los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos, referencia mundial en ciencia aplicada.
El trabajo de Javier Ganz, licenciado en Bioquímica por la Universidad de la República e investigador de la Universidad de Tel Aviv, Israel, va en esa línea. Ganz trabaja en la aplicación de células madre adultas para el tratamiento de patologías del sistema nervioso central.
Las células madre tienen el potencial de convertirse en distintos tipos de células del cuerpo. Conforman una suerte de sistema reparador del organismo. Existen dos tipos principales: las embrionarias, que derivan de la masa celular interna de los embriones y las adultas.
Dentro de estas últimas también hay distintos tipos. Las más comunes son las que se extraen de la médula ósea, tejido que se encuentra dentro de algunos huesos y que da lugar a los glóbulos rojos y las distintas células de la sangre. Pero hay otro tipo de células madre adultas: las hOMSC (en inglés human oral mucosa steam cells), son células ubicadas dentro de la boca en una capa cercana a las encías. Con ellas trabajó Ganz en sus experiencias contra el Parkinson.
En concreto, lo que hizo fue reprogramarlas y generar neuronas dopaminérgicas a partir de ellas. "No son neuronas dopaminérgicas a ciencia cierta porque las estamos generando in vitro, pero son estructuras muy similares", explicó el investigador desde Tel-Aviv en diálogo con El País. Las neuronas dopaminérgicas son las encargadas de liberar dopamina, un neurotransmisor clave para el funcionamiento del sistema nervioso central. Estas neuronas se ven seriamente afectadas en las personas con Parkinson ya que la dopamina deja de enviar las señales que ayudan a coordinar los movimientos del cuerpo.
Ganz trabajó con un grupo de ratas que tenían la mitad del cerebro sin neuronas dopaminérgicas, ya que habían sido eliminadas por completo de uno de sus hemisferios. Cuando eran estimulados mediante sustancias químicas como las anfetaminas, los animales rotaban solo hacia el lado sano. Sin embargo, cuando las nuevas neuronas eran introducidas en el hemisferio dañado, la asimetría se compensaba. "También vimos que después del trasplante hubo mayor coordinación motora", agregó el investigador.
Un segundo trabajo fue generar astrocitos también a partir de las células madre de la mucosa oral. Dentro del sistema nervioso, los astrocitos cumplen la función de entrelazarse en torno a las neuronas para formar una red de sostén y protección.
"El astrocito generalmente es un soporte para las neuronas. Lo que hicimos fue generarlos a partir de las células madre y seleccionar los que tenían más capacidad de secretar factores regenerativos", explicó Ganz. Luego, los implantaron en los animales y lograron reforzar sus células nerviosas, disminuyendo el daño causado por el Parkinson.
Son dos enfoques, aclaró Ganz. "Uno busca reemplazar células que murieron y el otro aumentar la neuroprotección". Hasta ahora nunca se habían trasplantado células madre de la mucosa oral para combatir el Parkinson.
El científico uruguayo fue uno de los participantes de la 10ª reunión anual de la Sociedad Internacional para la investigación en células madre, realizada del 13 al 16 de junio en Yokohama, Japón. Los resultados obtenidos fueron vistos con buenos ojos por la comunidad científica internacional.
Otra de las líneas de investigación se centra en células tomadas de la médula ósea y modificadas para combatir la esquizofrenia y la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), enfermedad degenerativa que sufre el físico Stephen Hawking.
Tras implantar células madre en el cerebro de ratones, Ganz logró que superaran alteraciones de comportamiento y de vinculación social del tipo de las que sufren las personas con esquizofrenia.
La investigación vinculada al tratamiento de la ELA dio un paso más allá. Ganz creó una empresa, Brainstorm Cell Therapeutics, que ha comenzado a probar la técnica en seres humanos con la enfermedad.
Se trata de un estudio clínico para el cual ya han sido reclutados unos 15 pacientes, algunos de los cuales ya lograron mejoras en el movimiento de su cuerpo. Como apuntan a fortalecer las células nerviosas, apuntó el científico, el estudio no incluye personas con un estado avanzado de la patología donde las estructuras estén seriamente dañadas, sino a quienes están en las etapas primarias.
Una de las particularidades de la ELA es que las células del sistema nervioso llamadas motoneuronas disminuyen gradualmente su funcionamiento y mueren, provocando una parálisis muscular progresiva.
El trabajo del científico uruguayo consiste en implantar astrocitos tanto en la médula espinal como en los músculos afectados. Además, las células son programadas para captar lo que se conoce como "glutamato", sustancia que se libera cuando hay un daño en el sistema nervioso y que genera la muerte de las neuronas.
Otro de los estudios en desarrollo se concentra en combatir el autismo mediante implantes de células madre tomadas de la médula ósea, región de los huesos donde ser forma la sangre. Un grupo de ratones son monitorizados durante 24 horas para evaluar si su comportamiento social varía en respuesta a la realización de los implantes.
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