Los científicos son conscientes de que la curación del SIDA está cada vez más cerca y han decidido dejar de un lado la tradicional competencia entre equipos de investigación para acordar una estrategia conjunta mundial, con participación española, orientada a acabar con la enfermedad. La hoja de ruta, que se hizo pública simultáneamente en Barcelona, París y Washington, ha sido elaborada en los últimos dos años con la coordinación de la Sociedad Internacional del SIDA y ha contado con la participación del IrsiCaixa, el instituto de investigación del SIDA impulsado por la Obra Social La Caixa y el Departamento de Salud catalán.
El investigador del IrsiCaixa Javier Martínez-Picado detalló que el objetivo de la nueva estrategia es lograr una terapia "efectiva, segura y asequible a gran escala" que logre curar la enfermedad y que, por tanto, acabe con la administración de antirretrovirales de por vida. Martínez-Picado, que explicará la nueva estrategia en la Conferencia Internacional del SIDA que se celebrará del 22 al 27 de julio en Washington, subrayó que los actuales tratamientos contra el SIDA son demasiado caros y, en los países más afectados, suponen hasta el 70 % de la factura farmacéutica. En todo el mundo se calcula que en 2015 se destinarán unos 20.000 millones a tratar el SIDA, una cifra que ascenderá a 30.000 millones en 2030.
Ante el actual descenso de recursos públicos y la reducción de aportaciones de las farmacéuticas, los equipos de investigación de todo el mundo son conscientes de la necesidad de compartir la información y establecer alianzas. "Nunca se había visto tanta generosidad, incluso se comparte información antes de su publicación en revistas científicas, y este fenómeno, que sin duda acelerará los avances, está pasando porque la crisis obliga a compartir", dijo Martínez-Picado.
La hoja de ruta llega en un momento en el que los científicos tienen razones para el optimismo, dados los buenos resultados de las diferentes líneas de investigación. La estrategia mundial identifica siete áreas prioritarias que se circunscriben en, por un lado, la potenciación de la investigación básica para entender el mecanismo celular, viral e inmunitario de la enfermedad y, por el otro, en los nuevos ensayos orientados a eliminar los reservorios virales (partes de la célula donde se esconde el VIH). El documento también da prioridad a las terapias dedicadas a estimular el sistema inmunitario para que sea capaz de eliminar el VIH sin necesidad de medicación crónica, con lo que se reduciría notablemente el coste farmacéutico.
Dentro de estos campos prioritarios destacan proyectos en los que trabaja el IrsiCaixa, como el diseño de una vacuna y de nuevos fármacos que sacan a la luz las partes del virus escondidas en los reservorios, y la terapia genética. También se están desarrollando en otros centros de investigación del mundo proyectos que permitirían modificar las células del sistema inmunitario del paciente para hacerlas resistentes a la infección del VIH.
Pese a todas las líneas de investigación abiertas, sólo existe un caso de curación, el de Timothy Brown, pero es muy excepcional y difícilmente aplicable a gran escala. Brown recibió en 2007 un trasplante de células madre de médula ósea para tratar una leucemia y, como resultado de la operación, su cuerpo eliminó el VIH, pero fue porque él formaba parte del 1 % de la población europea que, genéticamente, carece de la proteína que hace de puerta de entrada del virus a las células.
Las muertes a causa del SIDA y las nuevas infecciones por VIH se redujeron en 2011 con respecto al año anterior, pero el progreso para controlar la epidemia sigue siendo lento, según el informe de la Agencia de Naciones Unidas contra el SIDA (ONUSIDA) divulgado en Washington. Las muertes por la enfermedad cayeron de 1,8 millones en 2010 a 1,7 millones en 2011, mientras que las nuevas infecciones por el virus del VIH pasaron de 2,6 millones a 2,5 millones. En 2011 había 34,2 millones de personas que vivían con el VIH en el mundo, la cifra más alta registrada hasta el momento debido a la prolongación de la media de vida conseguida gracias a las terapias antirretrovirales.
Antonio Ocampo, responsable de la Unidad de Sida del Complejo Hospitalario Universitario de Vigo (CHUVI), asegura que, a pesar de que la mortalidad a causa del SIDA ha descendido en los últimos años, no hay que bajar la guardia, ya que, hoy por hoy, continúa siendo una enfermedad sin cura. "La mortalidad por SIDA está descendiendo desde hace cuatro o cinco años y es algo que ya hemos manifestado", afirma.
Para el especialista, la introducción de tratamientos antirretrovirales, las nuevas técnicas de diagnóstico, los logros en la prevención y el mayor conocimiento sobre el propio virus explican el descenso de la mortalidad del SIDA. "Sin embargo no quiere decir que la enfermedad esté controlada", insiste el médico del CHUVI, que recuerda que la situación de estos enfermos no es la misma en España que en otros países, donde el acceso a los antirretrovirales no es tan sencillo. "Aquí estamos hablando de un mundo privilegiado, pero la situación no es la misma en Asia y en África", argumenta.
El especialista teme, sin embargo, que los ajustes que se están llevando a cabo en los distintos ámbitos debido a la situación económica lleguen a afectar a estos pacientes, lo que, en su opinión, supondría un grave paso atrás en la lucha contra el VIH. "En estos momentos no tenemos restricciones, pero me preocupa que con la crisis esto pudiera cambiar. Espero que tengan inteligencia para que no haya restricciones porque no sería un problema sólo para el enfermo, sino para la sociedad entera porque si no controlamos a los enfermos podría haber más contagios, lo que podría convertirse en un problema de salud pública", alerta.
En cuanto a las perspectivas de los científicos de encontrar una cura, Ocampo prefiere mantener la cautela y esperar a conocer los resultados científicos que se presenten en la conferencia en Washington.
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