Hace unos años, Songtao Shi, del Instituto Nacional de Salud de EE.UU. encontró en el diente de leche de su hijita células madre capaces de convertirse en diferentes tejidos. Poco más tarde, y aunque con alguna que otra polémica científica, el grupo de Catherine Verfaillie, en Minnesota, dijo haber descubierto las maravillosas células madre pluripotentes en tejido adulto, libre de connotaciones éticas y fáciles de obtener. Todo quedó en un bonito sueño… ¿o no?
La batalla científica no declarada entre células madre adultas o embrionarias parecía estar en tablas por los aspectos positivos y negativos de cada una de ellas. Las primeras no parecían inducir tumores pero crecían poco. Las embrionarias, por otra parte, podían crecer demasiado bien, hasta desarrollar tumores -las connotaciones filosóficas las dejamos para otra ocasión-. Este equilibrio, inestable, podría modificarse definitivamente si el descubrimiento llevado a cabo en la Universidad Internacional de Cataluña (UIC) se confirmara…
Investigadores de la Facultad de Odontología de dicha universidad, dirigidos por Lluis Giner, acaban de publicar en la revista Journal of Cell Science la caracterización de células madre adultas pluripotentes (denominadas DPPSC) obtenidas exactamente de la pulpa dental del tercer molar de humanos de entre 14 y 60 años. Y si se pregunta por qué ese y no otro diente, la respuesta también la dan los científicos: es el último que se desarrolla en nuestra especie, permaneciendo más tiempo su capacidad óptima de proporcionar tejido de su pulpa –además, por lo que se ve, es un diente que se extrae con relativa frecuencia-.
No obstante, el hito científico va por otro lado. Las células madre obtenidas desde dicho tejido fueron capaces de derivar en tejido óseo, hepático y hasta neuronal, es decir, tejidos de las diferentes capas embrionarias: ectodermo, mesodermo y endodermo, propio de células madre muy indiferenciadas, pluripotentes, algo que es normal en células de origen embrionario, pero no tanto en células adultas. Tal y como se ha señalado, estas células DPPSC originaron, in vitro, neuronas, osteoclastos y hepatocitos.
Teniendo en cuenta las incuestionables aplicaciones terapéuticas del trabajo –células fáciles de obtener, sin restricción y del propio paciente-, el grupo ya ha patentado el modo de extracción de estas células madre. El que no corre vuela, aunque, aquí, el vuelo sea tan goloso como las futuras posibles terapias celulares. Ah, y lo dicho, del aspecto filosófico de no tener que utilizar células embrionarias en estas investigaciones… hablaremos otro día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario