Los temores de una respuesta inmune a los tejidos de reemplazo derivados de células madre han sido sobreestimados según las conclusiones a las que llega una nueva y reciente investigación publicada en la revista Nature, sobre los efectos secundarios de esta terapia.
En el año 2007 los científicos que trabajaban en este campo ya informaron de que las células de una persona pueden ser reprogramadas a un estado embrionario, pudiéndose formar a partir de ellas cualquier tipo de célula en el cuerpo.
De inmediato se imaginaron múltiples usos para estas “células madre pluripotentes inducidas (iPS), células que crearían un sin fin de tejidos genéticamente compatibles para tratar toda una variedad de enfermedades, por ejemplo el tejido pancreático para los diabéticos, o células nerviosas nuevas para las personas con Parkinson”.
Las nuevas estrategias terapéuticas también parecían ofrecer una forma de evitar las complejidades éticas de la utilización de células madre procedentes de embriones humanos. Pero entonces llegaron las preocupaciones sobre los efectos secundarios. Particularmente una serie de malas noticias a raíz de un estudio del 2011 que sugería que las células iPS provocarían respuestas inmunes cuando se inyectaba en los ratones de los que habían sido derivadas, arrojando dudas sobre una de las principales ventajas de las células.
Sin embargo, este último estudio de Nature rechaza esa conclusión.
Masumi Abe, un genetista en el Instituto Nacional de Ciencias Radiológicas en Chiba, Japón, y su equipo tomaron células iPS derivadas de ratones y las inyectaron de nuevo en estos animales. Para realizar una comparación paralela, se inyectaron a otros ratones con células madre embrionarias. Sin embargo, a diferencia del estudio de 2011, en el que se vio que las células iPS tienen peores resultados que las células madre embrionarias, el equipo no halló diferencias entre las respuestas inmunes de cada grupo. Los investigadores también trasplantaron células de la piel y la médula ósea derivadas de iPS o células madre embrionarias en ratones y se lograron tasas de éxito similares entre los grupos. La respuesta inmune de los dos conjuntos de tejidos es “indistinguible”, dice Abe.
Konrad Hochedlinger, un científico de células madre en el Massachusetts General Hospital de Boston, dice que el resultado logrará probablemente “que las personas consideren a las céllas IPS de otra manera, resultando sin duda tranquilizador para las sucesivas investigaciones.”
Fauna Vaccarino, neurocientífica de la Universidad de Yale en New Haven, Connecticut, y sus colegas utilizaron análisis de ADN de alta resolución para comparar los genomas de las células iPS y las células adultas a partir de los cuales se derivaron. Encontraron así que la mayoría de las mutaciones del ADN en las células iPS no surgieron durante la reprogramación, sino que habían estado presentes en las células madre.
Yang Xu, un científico de células madre en la Universidad de California, San Diego, y coautor del estudio del 2011 dice que el nuevo trabajo no disipa todas las preocupaciones sobre la respuesta inmunitaria provocada por las células iPS. Es posible, dice Xu, que las células más inmunogénicas fueran rechazadas por los ratones, lo que explicaría por qué Abe y sus colegas observaron una respuesta inmune limitada. Trasplantar tejidos de los embriones quiméricos (idénticos) en un uso clínico es “insuficiente”, comenta, y añade que las células iPS desarrolladas en terapias para utilizar en células humanas, podrían comportarse de manera muy diferente que las células de ratón.
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