Mario Delgado, director del Instituto López Neyra, trató a animales con células madre de tejido graso y ahora la terapia funciona con pacientes incluidos en un estudio.
Mario Delgado, en el animalario del CSIC, ubicado en el PTS, donde comenzó a experimentar con células madre de grasa.
El científico Mario Delgado, director del Instituto de Parasitología y Biomedicina López Neyra, un organismo que depende del CSIC y que se ubica en el Campus de la Salud de Granada, empezó a investigar en el año 2005 sobre cómo el sistema inmunológico se educa para distinguir lo propio (nuestros tejidos y células) de lo extraño (virus, bacterias, parásitos,...). «Queríamos saber qué células y moléculas intervienen en esta educación, un término que se conoce como tolerancia inmunológica, y que es clave, ya que cuando falla se producen los procesos de autoinmunidad (artritis reumatoide, esclerosis múltiple, enfermedad de Crohn, diabetes tipo 1)», explica el investigador.
El doctor contó con la financiación de la Consejería andaluza de Salud, del Fondo de Investigaciones Científicas y de la propia empresa Cellerix, que allá por el año 2009 se entregó en cuerpo y alma al desarrollo de los denominados medicamentos vivos. Así -en Granada- empezó un camino que se sigue andando hoy día y que incluso está a punto de alcanzar su meta, cosa que ocurre muy raramente en la ciencia, donde miles de líneas de investigación terminan en vía muerta.
Hoy, contento pero no conformista, Mario narra en su despacho que aquella 'invención' ha logrado superar el dificilísimo e intrincado camino de los avances sanitarios y que ya se está experimentando con células madre mesenquimales (procedentes de la grasa de un individuo donante) en algunos pacientes españoles que participan en un ensayo clínico repartido en numerosos hospitales.
«En artritis reumatoide se han obtenido muy buenos resultados, con tres infiltraciones se ha logrado incluso que desaparezca la enfermedad», narra el director del López Neyra, quien puso aquel primer grano de arena para que esta terapia celular haya abierto las puertas de la esperanza a pacientes con quienes anteriormente había fracasado todo el arsenal terapéutico existente. El poder sanador de lo que 'descubrió' Mario se basa en el efecto de reparación celular y anti-inflamatorio de esas partículas que se obtienen de simple tejido graso.
Mario, para que su experimento siguiera el camino necesario y una vez constatado que funcionaba en animales, 'entregó' sus resultados al campo de la medicina. En concreto, hace casi dos años se publicó a bombo y platillo que España era pionera en la puesta en marcha de un estudio multicéntrico sobre un novedoso tratamiento con células madre mesenquimales (de grasa) para pacientes con artritis reumatoide. Aquel 'bombazo' científico tenía una raigambre granadina: los laboratorios del López Neyra.
«La principal ventaja de esta terapia -que dos años después se ha constatado que funciona en pacientes 'desahuciados'- es que utiliza células capaces de frenar la respuesta inmune negativa, que se toleran muy bien y que podrían tener un efecto terapéutico a largo plazo», explicaba el reumatólogo del hospital de la Princesa de Madrid, el doctor José María Álvaro-Gracia, coordinador del estudio con enfermos.
La investigación de Mario Delgado llegó a ser realidad porque convenció a la empresa Cellerix, de la exministra y bióloga Cristina Garmendia. Esta compañía se integró hace pocos años en Tigenix, firma líder europea en terapia celular y estos decidieron apostar en ella y llevarla a la fase clínica con humanos.
Tigenix, que ya tiene un producto comercializado con células madre y una sólida plataforma de ensayos de los que algunos también llegarán al mercado, se quedó con la explotación del invento 'made in Granada', que llegará a venderse una vez supere los rigurosos trámites que imponen la agencia europea y española de medicamentos. No obstante su filial española, Cellerix, tiene la licencia exclusiva de la explotación comercial de la terapia.
Todo el proceso es caro y largo, recalca el director del López Neyra, pero su base es sencilla, porque arranca de células madre -de grasa, que se puede obtener incluso en liposucciones- que se encuentran en múltiples tejidos del cuerpo. «Son células inmunomoduladoras, es decir, capaces de controlar la respuesta inmune. Esta cualidad es la que despertó un gran interés en la comunidad científica y, concretamente, en el ámbito de la reumatología», explica el granadino de adopción, quien no descarta que dentro de poco tiempo se puedan vender 'kits' con estas células sanadoras.
Una de las ventajas de esta terapia, según han manifestado sus impulsores, es que mediante pocas infusiones (inyecciones o infiltraciones) se pueden tener beneficios a largo plazo. En su día hubo estudios que demostraron que estas células eran capaces de noquear a la artritis en animales, pero ahora se ha visto que estos efectos son los mismos en humanos. Así se escribe la ciencia.
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