Los avances científicos cada vez dan más respuestas y posibilidades a todo tipo de situaciones. Hace cinco años que entró en vigor en España la Ley de Reproducción Humana Asistida. La ley autoriza "la producción de embriones sin limitación alguna, su utilización en combinación con las técnicas de diagnóstico genético preimplantatorio con fines terapéuticos para terceros o para obtener células troncales humanas con fines terapéuticos o de investigación". El Gobierno de Rodríguez Zapatero dio así luz verde a una técnica que sin duda trajo esperanza a familias con niños enfermos pero también planteaba más de un problema ético.
La concepción de los llamados 'bebés medicamento' supone más de una traba técnica y moral. Según informa el doctor José María Mesa Latorre, médico genetista en la Unidad de Genética Clínica y Consejo Genético del Hospital Universitario Príncipe de Asturias de Madrid, "los conocidos como bebés medicamento, también llamados hermanos salvadores, son niños nacidos tras un proceso de selección genética que los faculta para ser donantes de células madre hematopoyéticas (sanguíneas) obtenidas habitualmente de la sangre del cordón umbilical, que puedan ser empleadas en el tratamiento de un hermano afectado por una enfermedad grave".
El dilema surge al conocerse la técnica. Nicolás Jouve de la Barreda, doctor en Ciencias biológicas y exprofesor de la Universidad Complutense de Madrid detalla el método: "El laboratorio toma varios óvulos de la madre y los fecunda con el esperma del padre, después hace un diagnóstico genético de los embriones obtenidos antes de implantarlos y deshecha los embriones que no consideran válidos para curar al hermano".
El otro problema moral aparece al pensar en concebir un hijo, no por deseo expreso sino con la única finalidad de curar la enfermedad de su hermano por medio de la sangre de su cordón umbilical. Muchos críticos destacan la instrumentalización de la vida humana a través de esta técnica. Además subrayan que el futuro bebé no puede dar su consentimiento sobre el uso de su vida para salvar a su hermano.
Jouve comenta: "Hablar de que un bebé es concebido como un instrumento para ser donante de un hermano aquejado de una enfermedad es anteponer una utilidad práctica al valor que en sí mismo tiene la vida del recién nacido".
El doctor Latorre señala los dos casos en los que se concibe un bebé medicamento: "La enfermedad que motiva el proceso puede tener un origen genético o adquirido; en el primer caso se realiza una doble selección: el hermano debe ser compatible inmunológicamente (para evitar el rechazo) y estar además libre de la enfermedad genética. Esto se consigue, tras una fecundación in vitro, mediante el procedimiento llamado diagnóstico genético preimplantacional (DGP). De esta manera se escogen para su implantación en el útero materno a los embriones libres de la enfermedad (si es genética) y compatibles (con idénticos HLA)" comenta.
Algunos expertos destacan alternativas a los bebés medicamento. Latorre explica que es importante un buen asesoramiento antes de tomar una decisión. "Siempre debe prestarse especial atención a la información sobre las características de la enfermedad y las distintas posibilidades de tratamiento existentes, de manera que esta información pueda ayudar a los padres a tomar la decisión más adecuada en su caso. De forma general, este procedimiento se podría plantear para las enfermedades graves en las que un trasplante de células madre hematopoyéticas pueda ser curativo y éstas no puedan ser obtenidas del propio paciente o de un donante compatible o idóneo. Esto sólo sucede entre hermanos con una probabilidad del 25% y puede ser difícil encontrar un donante no familiar HLA idéntico".
Respecto a otros métodos se apunta a la sangre del cordón umbilical para curar a estos niños con graves enfermedades. "Se podría obtener el mismo resultado en el caso de disponer de sangre de cordón umbilical, conservado previamente en un banco, del propio paciente, de un familiar o de un donante no relacionado familiarmente, siempre que cumpla la condición de ser HLA compatible y, en caso de ser un trastorno hereditario, no tener la enfermedad", señala Latorre.
Sin embargo, si no se encontrara un cordón umbilical que cumpla dichas características, ya que no resulta fácil, la elección genética de un embrión y la sangre de su cordón salvarían a su hermano y es el dilema que muchos padres se plantean.
El profesor Jouve argumenta: "La donación de sangre de cordón umbilical (SCU) entre hermanos es un recurso que se demostró eficaz en 1988 en el primer transplante de este tipo que se realizó en el Hospital de San Luis en París. Desde 1999 sabemos que el trasplante de SCU tiene muchas ventajas y resulta exitoso. Se demuestra así que el parentesco afianza la probabilidad de coincidencia de los genes determinantes del sistema de histocompatibilidad (HLA) y en consecuencia se reduce el riesgo de rechazo inmunológico".
Los efectos secundarios de esta técnica es otra de las preguntas inevitables sobre los "hermanos salvadores". El doctor Latorre aclara: "el riesgo de anomalías fetales al nacimiento es similar al existente con las técnicas de fecundación in vitro. Respecto al seguimiento y la detección de complicaciones a largo plazo tras el nacimiento, el problema es que los estudios existentes son pocos y están limitados por el reducido número de casos y el corto periodo de seguimiento. Sólo se puede decir que en estudios a 2 años no se ha observado un mayor riesgo de malformaciones congénitas o trastornos del desarrollo psicomotor".
En España, a pesar de la entrada en vigor de la ley que permite dicha técnica, sólo se han concebido cuatro "bebés medicamento" en estos cinco años. Las barreras éticas y morales son aún muchas y hay muchos países en los que esta práctica está prohibida ya que la manipulación genética no es algo que esté bien visto y que supone problemas de diverso carácter.
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