Un grupo de más de tres mil profesionales (consúltese este avance) del campo de la investigación biomédica, catedráticos, médicos, juristas y especialistas de otras profesiones, presentará en los próximos días un manifesto con sus firmas a la ministra de Sanidad, Ana Mato, para que el Gobierno de España revise las leyes 14/2006 de Reproducción Humana Asistida y 14/2007 de Investigación Biomédica. Estos expertos denuncian que esas leyes contienen «en su articulado elementos opuestos al ordenamiento jurídico europeo» (véase la sentencia del Tribunal de la UE en Luxemburgo, caso Brüstle contra Greenpeace, del 18.10.11) y resultan «contradictorias con el espíritu de respeto a la dignidad humana que emana de dicho ordenamiento».
Según destacó Nicolás Jouve de la Barreda, catedrático de Genética de la Universidad de Alcalá de Henares, en conversación con ABC, las leyes españolas 14/2006 y 14/2007 «permiten actuaciones sobre el embrión humano de menos de 14 días» tales como «la selección genética de embriones, previa a su implantación, con fines eugenésicos, la destrucción pasado cierto tiempo de los embriones sobrantes de ciclos de FIV o la posibilidad de su utilización para fines de investigación, o incluso la clonación con fines terapéuticos mediante la técnica de transferencia nuclear». Jouve recuerda que la tecnología del trasplante nuclear dio lugar a la clonación de la oveja Dolly hace quince años. Pero ahora sabemos bien que «el núcleo de una célula somática adulta guarda toda la información genética necesaria para el desarrollo de un ser adulto, un clon, siendo en esta capacidad equivalente a un cigoto recién fecundado».
El doctor José Jara, presidente de la Asociación Bioética de Madrid, explica que la destrucción de embriones humanos se realiza muchas veces «amparada en la arbitraria utilización del término acientífico ‘pre-embrión’, con el que se oculta la existencia del embrión y se permite que se vulnere su dignidad».
Tanto Jouve como Jara subrayan que este año se ha concedido el Nobel de Medicina al japonés Shinya Yamanaka, considerado el padre de las «células pluripotenciales inducidas», que poseen la capacidad de convertirse en cualquier tipo celular especializado. Éstas, y las células madre adultas, «están cosechando éxitos notables y numerosos, mientras que la investigación con células troncales embrionarias, tras más de diez años de trabajo, no ha obtenido resultado terapéutico alguno».
José Miguel Serrano, profesor de Filosofía del Derecho en la Universidad Complutense de Madrid, otro de los firmantes, mantuvo con ABC esta entrevista:
P-¿Qué es lo que habría que modificar de las leyes españolas 14/2006 y 14/2007 para que se adapten a la sentencia del Tribunal de Luxemburgo, de fecha 18.10.2011?
R-En primer lugar el concepto de preembrión, para que se abandone esa fase desprotegida de la vida humana. Hay vida humana desde la concepción a efectos de protección jurídica. En consecuencia debe prohibirse la investigación destructiva de embriones tal como ocurre por ejemplo en Alemania. Evidentemente también deben abandonarse las clonaciones de investigación.
P-¿Se perjudicaría, con una posible modificación de esas leyes, a la investigación médica o a posibles proyectos para curar enfermedades?
R-Los resultados están en las células pluripotenciales y en las células adultas. La ideología de las células embrionarias está desviando recursos y retrasando resultados.
P-¿Qué posibilidad hay de que un manifiesto como el de ustedes tenga éxito? ¿Qué camino legal habría que recorrer?
R-Yo creo que el camino más adecuado es un proyecto de ley del Gobierno aunque no descartamos una proposición del Grupo Popular.
P-¿Es una ayuda la concesión del Nobel a Yamanaka?
R-Supone el reconocimiento universal de una realidad que todos conocíamos: el presente y el futuro está en las células pluripotenciales y en las células adultas. Igualmente supone la edad adulta de la medicina regenerativa.
P-¿Tiene España una legislación en este campo «muy permisiva», si se puede hablar así?
R-La legislación de Zapatero, más que permisiva es gravemente atentatoria a la dignidad de las personas.
P-¿Puede usted entender, o dar algún punto de razón, a los que prefieren que todo siga como está?
R-Supongo que hay una fuerte tendencia conservadora en este campo que no quiere reconocer el valor de la vida embrionaria. Además, como diría Tomás de Aquino, la corrupción de la justicia tiene dos causas: la falsa prudencia del sabio y el abuso del poderoso.
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