El uso de células madre para el tratamiento de enfermedades como la DMAE (Degeneración Macular Asociada a la Edad) o la retinopatía diabética ha sido uno de los avances que mayor interés ha levantado entre los 350 especialistas reunidos en Barcelona, en un congreso internacional de retina, organizado por el Instituto de Microcirugía Ocular de Barcelona (IMO). El estadounidense Marco Zarbin ha explicado que estudios en fase I en humanos ya parecen estar demostrando cómo el uso de células madre para reemplazar células dañadas de la retina logra mejorar la agudeza visual de los pacientes. Esta terapia se aplica en pacientes que pierden células fotorreceptoras y/o del epitelio pigmentario, un tipo de células que no se regeneran, y que son fundamentales para la visión. Lo que se está consiguiendo con las nuevas terapias es reemplazarlas por células madre embrionarias o pluripotenciales extraídas de la piel o de otras partes del ojo, que, tras ser alteradas, son capaces de desarrollar la misma función que las células retinianas dañadas. En estos momentos, este tratamiento se está aplicando en fase de pruebas y con muy buenos resultados a pacientes con distrofias retinianas, retinosis pigmentaria y DMAE.
Precisamente, otro de los avances presentados en el congreso ha sido la aplicación, también en estudio en fase I, de nuevos tratamientos para la DMAE, mediante la inyección de moléculas con un mecanismo de actuación distinto al de terapias anteriores, a las que podrían sustituir o complementar. Según los especialistas reunidos en Barcelona, el tratamiento supone un importante cambio de diana, ya que estas nuevas moléculas actúan sobre células implicadas en la DMAE en las que no se actuaba hasta ahora, "lo que está ofreciendo resultados más efectivos".
Por lo que se refiere a la cirugía robótica, el holandés Marco Mura ha explicado que los nuevos robots que asisten a los cirujanos en el campo de la oftalmología logran un nivel de temblor 10 veces menor al de la mano humana, al pasar de las 100 micras a las que puede llegar el temblor manual de un cirujano, a las 10 micras de la máquina. Estos robots se están utilizando ya para canular venas y poder introducir en ellas sustancias o fiadores (pequeños catéteres) para abrir trombos. Estas máquinas actúan de forma parecida a un simulador de vuelo, ya que el robot reproduce con una gran precisión, en el interior del ojo, los movimientos que el cirujano realiza desde el exterior.
La aplicación de inyecciones intraoculares que liberan fármacos en el ojo durante semanas o incluso meses ha sido otro de los temas estrella del Congreso. Según los especialistas, cerca del 60 por ciento de pacientes tratados con estas terapias recupera la visión, frente al 20 por ciento que lo hacía con otras técnicas. Además, el tratamiento evita los riesgos asociados a la cirugía, cuyo número se ha reducido casi a la mitad en los últimos años.
En este sentido, los oftalmólogos han debatido sobre una nueva sustancia, la microplasmina, que, inyectada en el interior del ojo, es capaz de separar el vítreo de la retina, lo que se puede aplicar de forma preventiva ante la amenaza de agujero macular o para resolver adherencias anómalas, problemas retinianos graves que hasta ahora requerían cirugía. "Con esta nueva sustancia, pendiente de comercialización en Europa, es probable que podamos evitar también un gran número de intervenciones", según Borja Corcóstegui, especialista en retina y director del Congreso.
El oftalmólogo también ha destacado la sesión de cirugía en directo que permitió a los asistentes seguir de forma casi simultánea nueve intervenciones llevadas a cabo desde cuatro quirófanos del IMO. Según Corcóstegui, "en las cirugías hemos abordado casos complejos de desprendimiento de retina, de pacientes con alta miopía y con afectación macular o de retinopatía diabética proliferante, en las que hemos utilizado las técnicas más evolucionadas que existen actualmente y que se aplican de forma pionera en muy pocos centros del mundo".
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