Pasada la resaca de uno de los avances científicos más importantes de las últimas décadas, quedan incógnitas y malentendidos que es preciso aclarar. Para ello contamos con la aportación de José Félix de Celis, profesor de investigación del CSIC y miembro del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa. "Lo que vimos fue un experimento que ya habíamos visto antes, solo que por primera vez se hace con células humanas. Fundamentalmente lo que se consiguió es fusionar el citoplasma de un óvulo con un núcleo de una célula somática. La célula resultante tiene el ADN de la célula somática y es el citoplasma del óvulo el que se emplea para reprogramarla, para conseguir que se convierta en una fuente de células madre embrionarias que puedan producir células del hígado, de la piel... básicamente lo que se busca es replicar las primeras fases del desarrollo del óvulo", explica.
Las células madre embrionarias son las que tienen potencial para dar lugar a cualquier tipo celular de los que aparecen durante el desarrollo embrionario. Éstas son las células que solo existen en las primeras etapas del embrión y que crean los órganos. En los tejidos adultos ya no existen células multipotentes, sólo existen células progenitoras, que tienen la capacidad de formar un único tipo celular, y que participan en mantener la homeostasis de los tejidos humanos.
Lo que el equipo de la Universidad de Ciencia y Salud de Oregón (OHSU) ha conseguido es sustituir el núcleo de un ovulo por el de una célula adulta, provocar la división de esta célula "híbrida", y del grupo de células descendiente extraer células madres embrionarias, abriendo una nueva vía en la medicina regenerativa: "No se busca recrear un hígado o un riñón en el laboratorio. Eso es hoy en día imposible. La idea a largo plazo sería generar estas células madre embrionarias a partir del núcleo de una célula somática, introducirlas en el mismo organismo que donó este núcleo, con lo que tendrían su mismo perfil genético y se evitarían rechazos, y que contribuyan a formar parte de tejidos dañados", relata De Celis.
Otro de los objetivos sería obtener una fuente de células madre embrionarias que permitiera avanzar en el estudio de su genética y biología. Hasta ahora sólo está autorizado con fines de investigación la obtención de células madre a partir de embriones descartados en clínicas de fertilidad. Sin embargo, el problema del método de obtención de células madre recientemente descrito es que para obtenerlas se necesitan óvulos que se obtienen a partir de donaciones, con el consecuente problema humano y coste económico, ya que las mujeres tienen que someterse a tratamientos hormonales intensivos para convertirse en donantes.
¿Llegarán pronto estas aplicaciones terapéuticas a los hospitales? No, ni mucho menos. "Vimos la punta de lanza de una de las líneas de investigación que trabajan con células madre. Nos encontramos en una fase muy primaria, centrada en describir su producción y perfeccionar la forma de manipularlas. Hablamos de medicina experimental, que ni está incorporada ni lo va a estar en años al sistema de salud pública. De hecho, no creo que nosotros vivamos para verlo. Si los ensayos clínicos para el lanzamiento de un nuevo medicamento abarcan tanto tiempo y son tan costosos, imagínate el caso para trasplante de células con gran capacidad de multiplicarse y diferenciar hacia distintos tipos celulares", sostiene el investigador.
"Un gran problema de las células madre es que podrían estar en la base de muchos tipos de cánceres, por lo que su uso terapéutico debe ser muy cuidadoso", prosigue el experto.
La noticia también ha dado lugar a polémicas con mayor o menor fundamento. Por una parte están las críticas religiosas, que consideran que "la clonación de células madre va contra la dignidad humana, pues trata a los seres humanos como productos, incluso si se emplea con fines terapéuticos". De Celis acepta en parte los argumentos. Primero rechaza la teoría de la destrucción de embriones: "No se crea un embrión completo para obtener células madre, sino un blastocisto, una pelota de células que, de dejarla sola, nunca daría lugar a un embrión. Para eso habría que introducirlo en el útero de una madre".
Sí reconoce el científico que el avance "es un paso necesario para plantearse la clonación de seres humanos, y esto siempre debe tratarse con cautela".
Pero el objetivo de la investigación no es clonar seres humanos y, aunque lo fuese, nos encontramos realmente lejos de conseguirlo: "El primer animal clonado, un sapo, data de la década de los 60. Desde entonces, con todo lo que ha avanzado la investigación, no somos capaces de clonar un primate siquiera. Para clonar un ser humano tendríamos antes que conseguir que el óvulo al que se ha introducido un núcleo somático realizara las mismas divisiones y tuviera el mismo comportamiento que un óvulo que ha sido fecundado por un espermatozoide, algo que aún no ocurre. Además, cualquier embrión temprano tendría que crecer en el útero de una mujer receptora, nunca en una placa de laboratorio", indica.
Una opinión que comparte con Acaimo González-Reyes, del Centro Andaluz de Biología del desarrollo, quien considera que hablar de clonación humana es "ciencia-ficción" de la que estamos "a años luz" de distancia.
El principal motivo por el que no veremos un ser humano clonado es la falta de interés de los investigadores de élite en este objetivo. "Ningún científico está avanzando en esta línea de investigación, que además se enfrentaría con trabas legales y éticas. El estudio de Oregón, que no busca clonar humanos, se ha tenido que financiar con dinero privado, y son investigaciones carísimas".
"Para clonar un ser humano tendríamos antes que disponer de un perfil de divisiones completamente normal una vez se ha incorporado el núcleo somático, y no lo tenemos. Además, la inseminación tendría que hacerse in vitro, no en una placa de laboratorio. Ni siquiera tenemos un embrión viable de mono. En definitiva, hemos dado un paso necesario, pero insuficiente" concluye De Celis.
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