En la diabetes tipo 1, el sistema inmunológico destruye las células beta del páncreas, esto es debido a que su transportador específico de Zinc, ZNT8, actúa como diana de los linfocitos T. Sin las células beta, el páncreas no puede producir insulina lo cual causa un incremento en los niveles de glucosa con las consecuencias a corto y largo plazo que ocasiona la diabetes de este tipo. Las células beta son un tipo de célula del páncreas localizadas en los islotes de Langerhans. Sintetizan y segregan la insulina, una hormona que controla los niveles de glucosa en la sangre.
Las células beta fabrican insulina en etapas. La primera etapa es la producción de la proinsulina. La proinsulina es una molécula formada por una cadena proteínica de 81 aminoácidos, que es precursora de la insulina. Las células beta del páncreas procesan la proinsulina convirtiéndola en insulina por la sustracción enzimática del péptido C, que es una estructura de 30 aminoácidos que conecta las cadenas A y B (de 21 y 30 aminoácidos, respectivamente).
Investigadores israelíes creen haber encontrado una forma de aumentar la supervivencia y la eficacia de las células pancreáticas productoras de insulina trasplantadas en ratones diabéticos. La técnica, desarrollada por científicos del Instituto Technion de Tecnología en Haifa y la Universidad Ben-Gurion del Negev en Beersheba, implican rodear a las células beta trasplantadas con un entramado tridimensional de vasos sanguíneos creados mediante “ingeniería de tejidos”.
En experimentos de laboratorio posteriores, dicen los investigadores, las células trasplantadas funcionaron durante tres veces más que las células trasplantadas sin el apoyo de los vasos sanguíneos. La revista médica 'Plos One', informó que los ratones diabéticos con las células trasplantadas habían reducido sus niveles de azúcar en la sangre.
Los científicos utilizaron un material plástico poroso para construir los entramados, colocando tres tipos diferentes de células “semilla” dentro de ellas. Las células semilla incluyen tejidos de ratón, células humanas, y células de vasos sanguíneos a partir de células umbilicales. Las células crecieron a lo largo del entramado, creando una barrera protectora rica en sangre alrededor de los tejidos pancreáticos trasplantados.
Curiosamente, el entramado de vasos sanguíneos envolvente no se conecta directamente a los tejidos trasplantados o les proporciona un suministro de sangre real. Sin embargo, los protege contra fallos en el proceso de trasplante al segregar hormonas de crecimiento y la creación de canales de comunicación de célula a célula que mejora la supervivencia de las células trasplantadas.
El trasplante de tejidos es uno de los enfoques más radicales en el tratamiento de la diabetes tipo 1, ya que intenta recrear el medio por el cual los pacientes pueden empezar a producir su propia insulina. Hasta la fecha, sin embargo, se ha visto obstaculizada tanto por la falta de donantes como por la eventual muerte casi inevitable de las células trasplantadas.
La investigadora principal, profesora del Technion, Shulamit Levenberg, dijo que si bien el procedimiento que ella y su equipo desarrollaron aún está lejos de las pruebas en seres humanos, están planeando utilizar tejidos humanos en futuros experimentos.
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