Desde su origen, el Grupo de Investigación Reconocido (GIR) de Neurobiología de la Universidad de Valladolid estudia diferentes aspectos relacionados con el sistema nervioso central (SNC), constituido por el encéfalo y la médula espinal, y el periférico (SNP), formado por el conjunto de nervios que parten del central. A juicio de su coordinador, el profesor de la Facultad de Medicina Manuel José Gayoso, conocer cómo se organiza y cómo funciona el sistema nervioso “es uno de los retos más importantes que tiene la Ciencia”.
En sus inicios, el equipo investigador analizó la estructura del sistema nervioso, realizando “estudios microscópicos de las conexiones de las neuronas en distintas áreas, el cerebelo, la retina o el bulbo olfatorio”, la región del cerebro que interpreta el sentido del olfato. Después, llevaron a cabo trabajos a nivel funcional “en lo que se denomina la plasticidad del sistema nervioso, cómo varía en privaciones sensoriales, estímulos específicos, o cómo varían las conexiones de las neuronas”.
En la actualidad, trabajan en un campo más aplicado como es la construcción de prótesis biocompatibles para la regeneración de nervios y tractos nerviosos lesionados, las fibras nerviosas que se encuentran en el SNC. “Tratamos de resolver un problema, cómo se podría reparar una vía nerviosa, que puede ser un nervio o un tracto de sustancia blanca de la médula espinal, cuando se ha roto. En el sistema nervioso periférico los nervios son relativamente fáciles de reparar, pero en el sistema nervioso central es muy difícil. Creo que cuando se resuelva el problema en el sistema nervioso periférico, que es más fácil, se podría pensar ya en que se resuelva la reparación de las vías nerviosas del sistema nervioso central”, detalla.
Según recuerda, este tipo de lesiones en el sistema nervioso periférico se producen a causa “fundamentalmente de traumatismos, heridas de bala o aplastamientos”. En el caso del SNC, lo más corriente son las lesiones medulares originadas por accidentes de tráfico. “Esa es la génesis aunque a veces también se producen lesiones de nervios por la práctica médica, las denominadas lesiones iatrogénicas, como sucede por ejemplo en el tumor de parótida, en el que a veces hay que resecar un nervio facial, y lo conveniente sería poder repararlo después”, agrega.
Las prótesis que están investigando utilizan como base materiales biocompatibles como algunos polímeros. “Lo importante es que no produzcan una reacción adversa en el organismo y que luego las células crezcan bien sobre ellos”, apunta Manuel José Gayoso. Sobre este soporte, el equipo científico coloca nervios descelularizados, es decir, “nervios de otra persona o animal a los que se han eliminado todas las células y, una vez que se obtiene esa estructura, intentamos que crezcan sobre ella los elementos que suelen tener los nervios humanos como son células del tejido conjuntivo y células de Schwann”, células que acompañan a la neurona durante su desarrollo. “Todo esto se lo ponemos a la prótesis biocompatible e intentamos que sirva para regenerar el nervio rápidamente y de una manera eficaz”, añade.
El grupo de investigación ha realizado estudios al respecto con animales y también una parte ‘in vitro’, cultivando células y probando su relación. En estos momentos, co-cultivan células de Schwann y células madre mesenquimales de tejido adiposo autólogas para conocer qué interacción se da entre ellas. Asimismo, han realizado pruebas con distintos tipos de biomateriales de base.
En esta línea, una de los doctorandos que trabaja en el grupo actualmente está concluyendo su tesis en la que utiliza fibras musculares descelularizadas como soporte para la regeneración nerviosa. “Estamos empezando a ensayar prótesis complejas uniendo todos estos elementos, polímeros de soporte, nervios descelularizados, células madre mesenquimales y células de Schwann”, avanza el responsable del grupo, compuesto por 9 investigadores.
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