El obispo de Bilbao, monseñor Mario Iceta, ha acogido con «suma cautela» la noticia de que un grupo de investigadores de la Universidad de Oregón ha logrado obtener células madre embrionarias de seres humanos por clonación. Y es que son pocos los obispos dentro de la Iglesia católica que pueden poner en valor desde un punto de vista moral y médico a la vez un hallazgo científico tan delicado cómo éste. Monseñor Iceta es doctor en Medicina y Cirugía por la Universidad de Navarra, con una tesis doctoral sobre Bioética y Ética Médica. En 1993 fundó además la Sociedad Andaluza de Investigación Bioética.
-Un grupo de investigadores de Oregón (EEUU) ha conseguido obtener por primera vez células madre embrionarias a partir de la técnica de la clonación. Este avance científico abre la puerta a la clonación de seres humanos. ¿Qué reflexión le merece este hallazgo?
-En primer lugar, debemos acoger esta información con suma cautela. Es preciso examinar cuidadosamente el procedimiento seguido para activar un oocito privado de su núcleo, una vez introducido el núcleo de la célula que se pretende clonar. Asimismo es muy importante saber el modo en que se desarrolla la multiplicación celular, cómo alcanza el estadío de blastocisto y si realmente nos hallamos ante un embrión humano o ante un cuerpo embrioide, donde sólo una pequeña parte de la información genética ha sido expresada y, por tanto, su multiplicación y constitución es errática y muy limitada. La información aportada es insuficiente para realizar una adecuada y completa valoración ética. Aun así, tratándose del comienzo de la vida humana, cualquier intervención que suscite la más mínima duda de que estamos generando un ser humano es éticamente inaceptable.
A este respecto, un documento de 2001 de la Pontificia Academia de la Vida, constituida por prestigiosos científicos de diversas disciplinas, con reconocimiento y prestigio a nivel internacional ya realizaba la siguiente afirmación: “La generación por clonación de un embrión humano con el fin de utilizarlo como fuente de células estaminales para ser destinadas al cultivo y a la diferenciación, y sucesivamente a la implantación en el cuerpo de los pacientes que han provisto el núcleo de sus células somáticas para la clonación misma, es una acción indigna de la persona humana porque se opone a su bien, y ninguna intención buena o circunstancia particular puede suprimir su malicia”.
-El fin que buscan estos investigadores es bueno. Curar enfermedades graves como el Parkinson, esclerosis múltiple o lesiones en la médula espinal, ¿pero cuál debe ser el límite de la investigación científica?
-Desconozco el fin que persiguen estos investigadores. Aun así, es preciso recordar siempre un principio ético fundamental: el fin no justifica los medios. Pero ni siquiera en este caso es necesario acudir a este axioma, pues tampoco es cierto que la curación de estas enfermedades venga de este procedimiento, de la mal llamada clonación terapéutica. Es ya conocido que las denominadas células madre adultas, que se encuentran en muchos tejidos del propio paciente sobre el que se desea realizar una acción terapéutica, y que no presentan problemas éticos al no conllevar la destrucción o manipulación de un embrión humano, constituyen el camino idóneo para llegar a la curación de enfermedades como el Parkinson, la esclerosis múltiple, ELA, cardiopatías, enfermedades sanguíneas, diabetes, medicina reparativa… y un futuro prometedor que auguro fructífero y apasionante. Precisamente, frente a resultados terapéuticos constatables en la utilización de células madre adultas procedentes del propio paciente, a día de hoy no se ha descrito ningún resultado terapéutico con células madre embrionarias. Por eso, es posible afirmar que no existe ninguna ventaja terapéutica en la utilización de células “clonadas” frente a la utilización de células madre adultas del propio paciente y éstas constituyen un camino seguro y éticamente aceptable para la investigación y la terapia.
-Nuestro país es uno de los pocos en el mundo que permite la clonación "terapéutica". ¿Qué consecuencias puede tener este hallazgo en nuestro país?
-Desgraciadamente, España, con la ley sobre Biomedicina aprobada en 2006, se convirtió en el cuarto país europeo y noveno del mundo en permitir la denominada clonación con fines terapéuticos. No creo que este hallazgo suponga un cambio significativo de las cosas pues, como dije anteriormente, los éxitos clínicos en medicina regenerativa con células madre están viniendo por otro camino, el de las adultas, que sí ofrecen una esperanza razonable a los enfermos sin que conlleve problemas éticos.
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