domingo, 31 de marzo de 2013

Células madre del líquido amniótico pueden tratar la enterocolitis necrotizante, enfermedad común en los bebés prematuros

Fuentes: http://www.abc.es/salud/noticias/celulas-liquido-aminiotico-para-tratar-14523.html
http://www.onmeda.es/noticias_salud/noticias/c%C3%A9lulas_madre_del_l%C3%ADquido_amni%C3%B3tico_pueden_tratar_la_enterocolitis_necrotizante-999.html
http://www.bbc.co.uk/mundo/ultimas_noticias/2013/03/130325_ultnot_bebes_liquido_amniotico_men.shtml



El líquido amniótico, que rodea y protege al embrión en desarrollo en el útero, podría tener la clave para curar una grave enfermedad intestinal que afecta a los bebés prematuros. El trastorno, una inflamación severa llamada enterocolitis necrotizante, puede destruir los tejidos del intestino y conducir a fallo orgánico múltiple y muerte.


Un estudio realizado con animales, publicado en la revista Gut, una pulicación internacional de Gastroenterología y Hepatología, muestra que las células madre del líquido amniótico pueden reparar parte del daño e incrementar las posibilidades de supervivencia.

La enterocolitis necrotizante es una de las causas más importantes de morbilidad y de mortalidad en neonatos. Por ese motivo, un equipo del Instituto de Salud Infantil del University College de Londres decidió aplicar a esta patología un nuevo enfoque, utilizando células madre, una opción terapéutica que ya se emplea en otras enfermedades intestinales.

Algunos órganos de los bebés prematuros no están preparados: aproximadamente uno de cada 10 bebés prematuros que están en cuidado intensivo neonatal desarrollan enterocolitis necrotizante. Aunque la leche materna puede reducir los riesgos, el único tratamiento principal es la cirugía para extirpar el tejido enfermo. Sin embargo, el 40% de los que necesitan cirugía no va a sobrevivir. «Es un problema importante que además va en aumento», explica Simon Eaton, del Instituto de Salud Infantil del University College de Londres.

La investigación, realizada en un modelo de rata capaz de desarrollar enterocolitis necrotizante mortal, mostró que el uso de inyecciones de células madre parece aumentar el tiempo de supervivencia. Eaton, en declaraciones a la BBC, aseguró que se había podido prolongar la supervivencia.

Para realizar la investigación, inyectaron células madre del líquido amniótico en el intestino de ratones enfermos de enterocolitis necrotizante, y analizaron su supervivencia, comportamiento y la inflamación de su intestino, entre otros parámetros.

Como resultado, observaron que, tras el tratamiento, la tasa de supervivencia de los animales había mejorado, así como sus condiciones clínicas. También había descendido la incidencia de la enterocolitis necrotizante y el daño intestinal, además de haber descendido la inflamación y mejorado la función intestinal.

Los autores concluyen que es importante entender completamente este mecanismo, de forma que pueda contribuir al desarrollo de nuevas terapias celulares o farmacológicas para bebés con enterocolitis necrotizante.


Se sabe que las células madre poseen efectos antiinflamatorios, pero esta es la primera vez que se ha demostrado que las células madre del liquido amniótico pueden reparar el daño intestinal. Ahora bien, los investigadores reconocen que harán falta muchas pruebas para averiguar si el tratamiento podría funcionar en los bebés.

Además, las células madre tendrían que ser de un donante, ya que no sería práctico para almacenar el líquido de cada parto. Ello significa que existe el riesgo de rechazo y de formación de tumores.




Referencia bibliográfica:

El trasplante de células madre de la piel en el cerebro de monos augura la medicina personalizada para enfermedades neurodegenerativas

Fuente: http://www.cienciaaldia.com/2013/03/el-trasplante-de-celulas-madre-de-la-piel-en-el-cerebro-de-monos-augura-la-medicina-personalizada/

Por primera vez los científicos han trasplantado células neuronales derivadas de la piel de un mono en su cerebro, y observado cómo las células se desarrollan en varios tipos de células cerebrales maduras, según los autores de un nuevo estudio publicado en Cell Reports. Después de seis meses, las células se veían completamente normales y eran indistinguibles de las demás. Fueron detectadas, ya que inicialmente habían sido marcadas con una proteína fluorescente.



Esta neurona, creada en el laboratorio de Su-Chun Zhang de la Universidad de Wisconsin-Madison, produce dopamina, un neurotransmisor involucrado en el movimiento normal. La célula se deriva de una célula madre pluripotente inducida, desarrollada a partir de tejidos adultos. Tras el trasplante, las neuronas sobrevivieron y se integraron normalmente en los cerebros de los monos, una demostración de la medicina personalizada, que algún día podría usarse para tratar a pacientes de la enfermedad de Parkinson. Foto: Jeff Miller.


Debido a que las células se obtuvieron a partir de células adultas de la piel del propio mono, el experimento es una demostración del concepto de medicina personalizada, en la que los tratamientos se diseñan para cada paciente.

Ya que las células de la piel no eran tejidos “foráneos”, no hubo signos de rechazo inmune – un problema potencialmente grave con trasplantes de células. El autor principal del estudio, Su-Chun Zhang, profesor de neurociencia de la Universidad de Wisconsin-Madison, dijo que al observar el cerebro, no se puede decir que se trata de un injerto, puesto que estructuralmente el cerebro huésped parece normal, y el injerto sólo se puede ver bajo el microscopio de fluorescencia.

Las células se implantaron en los monos utilizando un procedimiento quirúrgico muy avanzado, que es guiado por una imagen de resonancia magnética, dijo Marina Emborg, profesora adjunta de física médica. Los tres monos rhesus, utilizados en el estudio, presentaban una lesión en una región del cerebro que causa los trastornos del movimiento de la enfermedad de Parkinson. Dicha enfermedad es causada por la muerte de un pequeño número de neuronas que producen dopamina, una sustancia química de señalización utilizada en el cerebro.

Las células trasplantadas procedían de células madre pluripotentes inducidas (células iPS), que pueden, como las células madre embrionarias, convertirse en prácticamente cualquier célula del cuerpo. Las células iPS, sin embargo, se derivan de células adultas en lugar de embriones.

En el laboratorio, las células madre pluripotentes inducidas se transformaron en células progenitoras neurales. Estas células están en una fase intermedia, y pueden especializarse en neuronas que transmiten las señales nerviosas, así como en células gliales que realizan muchas funciones de apoyo y de nutrición. Esta etapa final de maduración se produjo en el interior del cerebro del mono.

Otra señal positiva es la ausencia de cualquier signo de cáncer, dijo Zhang, al señalar que no han logrado detectar ninguna división celular anormal, para lo que utilizaron anticuerpos para marcar a las células que se dividen rápidamente. El desarrollo de cáncer es un resultado inquietante potencial de los trasplantes de células madre.

Aunque es muy prometedora, la nueva técnica de trasplante está muy lejos de la clínica, dijo Zhang. Y añadió que, desafortunadamente, la técnica no se puede utilizar para ayudar a los pacientes, si antes no se han respondido una serie de preguntas: ¿El trasplante mejora los síntomas ¿Es seguro? ¿Hay efectos secundarios?

No obstante, el nuevo estudio representa un verdadero paso hacia adelante, que puede beneficiar a pacientes humanos que sufren de varias enfermedades, ya que el implante de las propias células de los animales es un primer paso hacia la medicina personalizada, concluyó Emborg.

Transplanted brain cells in monkeys light up personalized therapy

Fuente: http://www.news.wisc.edu/21595


Standing at center, Su-Chun Zhang, professor of neuroscience in the School of Medicine and Public Health, talks with his staff as they prepare stem-cell cultures in the Zhang’s research lab at the Waisman Center. Pictured at right are postdoctoral students Yan Liu, background, and Lin Yao, foreground.
Photo: Jeff Miller


For the first time, scientists have transplanted neural cells derived from a monkey's skin into its brain and watched the cells develop into several types of mature brain cells, according to the authors of a new study in Cell Reports. After six months, the cells looked entirely normal, and were only detectable because they initially were tagged with a fluorescent protein.

Because the cells were derived from adult cells in each monkey's skin, the experiment is a proof-of-principle for the concept of personalized medicine, where treatments are designed for each individual.



This neuron, created in the Su-Chun Zhang lab at the University of Wisconsin–Madison, makes dopamine, a neurotransmitter involved in normal movement. The cell originated in an induced pluripotent stem cell, which derive from adult tissues. Similar neurons survived and integrated normally after transplant into monkey brains—as a proof of principle that personalized medicine may one day treat Parkinson’s disease. (Image by Yan Liu and Su-Chun Zhang, Waisman Center)


And since the skin cells were not "foreign" tissue, there were no signs of immune rejection — potentially a major problem with cell transplants. "When you look at the brain, you cannot tell that it is a graft," says senior author Su-Chun Zhang, a professor of neuroscience at the University of Wisconsin-Madison. "Structurally the host brain looks like a normal brain; the graft can only be seen under the fluorescent microscope."

Marina Emborg, an associate professor of medical physics at UW-Madison and the lead co-author of the study, says, "This is the first time I saw, in a nonhuman primate, that the transplanted cells were so well integrated, with such a minimal reaction. And after six months, to see no scar, that was the best part."

The cells were implanted in the monkeys "using a state-of-the-art surgical procedure" guided by an MRI image, says Emborg. The three rhesus monkeys used in the study at the Wisconsin National Primate Research Center had a lesion in a brain region that causes the movement disorder Parkinson's disease, which afflicts up to 1 million Americans. Parkinson's is caused by the death of a small number of neurons that make dopamine, a signaling chemical used in the brain.

The transplanted cells came from induced pluripotent stem cells (iPS cells), which can, like embryonic stem cells, develop into virtually any cell in the body. iPS cells, however, derive from adult cells rather than embryos.

In the lab, the iPS cells were converted into neural progenitor cells. These intermediate-stage cells can further specialize into the neurons that carry nerve signals, and the glial cells that perform many support and nutritional functions. This final stage of maturation occurred inside the monkey.

Zhang, who was the first in the world to derive neural cells from embryonic stem cells and then iPS cells, says one key to success was precise control over the development process. "We differentiate the stem cells only into neural cells. It would not work to transplant a cell population contaminated by non-neural cells."


“By taking cells from the animal and returning them in a new form to the same animal, this is a first step toward personalized medicine. ... Now we want to move ahead and see if this leads to a real treatment for this awful disease”, said Marina Emborg.


Another positive sign was the absence of any signs of cancer, says Zhang — a worrisome potential outcome of stem cell transplants. "Their appearance is normal, and we also used antibodies that mark cells that are dividing rapidly, as cancer cells are, and we do not see that. And when you look at what the cells have become, they become neurons with long axons [conducting fibers], as we'd expect. They also produce oligodendrocytes that are helping build insulating myelin sheaths for neurons, as they should. That means they have matured correctly, and are not cancerous."

The experiment was designed as a proof of principle, says Zhang, who leads a group pioneering the use of iPS cells at the Waisman Center on the UW-Madison campus. The researchers did not transplant enough neurons to replace the dopamine-making cells in the brain, and the animal's behavior did not improve.

Although promising, the transplant technique is a long way from the clinic, Zhang adds. "Unfortunately, this technique cannot be used to help patients until a number of questions are answered: Can this transplant improve the symptoms? Is it safe? Six months is not long enough… And what are the side effects? You may improve some symptoms, but if that leads to something else, then you have not solved the problem."

Nonetheless, the new study represents a real step forward that may benefit human patients suffering from several diseases, says Emborg. "By taking cells from the animal and returning them in a new form to the same animal, this is a first step toward personalized medicine."

The need for treatment is incessant, says Emborg, noting that each year, Parkinson's is diagnosed in 60,000 patients. "I'm gratified that the Parkinson's Disease Foundation took a risk as the primary funder for this small study. Now we want to move ahead and see if this leads to a real treatment for this awful disease."

"It's really the first-ever transplant of iPS cells from a non-human primate back into the same animal, not just in the brain," says Zhang. "I have not seen anybody transplanting reprogrammed iPS cells into the blood, the pancreas or anywhere else, into the same primate. This proof-of-principle study in primates presents hopes for personalized regenerative medicine."

Stem cells cruise to clinic: Japanese study of induced pluripotent stem cells aims to demonstrate safety in humans

Fuente: http://www.nature.com/news/stem-cells-cruise-to-clinic-1.12511

In the seven years since their discovery, induced pluripotent stem (iPS) cells have transformed basic research and won a Nobel prize. Now, a Japanese study is about to test the medical potential of these cells for the first time. Made by reprogramming adult cells into an embryo-like state that can form any cell type in the body, the cells will be transplanted into patients who have a debilitating eye disease.


Masayo Takahashi, an ophthalmologist at the RIKEN Center for Developmental Biology in Kobe, Japan, plans to submit her application for the study to the Japanese health ministry next month, and could be recruiting patients as early as September. Stem-cell researchers around the world hope that if the trial goes forward, it will allay some of the safety concerns over medical use of the cells. And the Japanese government hopes that its efforts to speed iPS cells to the clinic by generously funding such work will be vindicated (see Nature 493, 465; 2013).

“The entire field is very dependent on this group and the Japanese regulatory agencies to ensure that preclinical evidence for safety and efficacy is very strong,” says Martin Pera, a stem-cell expert at the University of Melbourne in Australia.


Takahashi, who has been studying the potential of iPS cells to rebuild diseased tissue for more than a decade, hopes to treat around six people who have severe age-related macular degeneration, a common cause of blindness that affects at least 1% of people aged over 50. The form of the disease that Takahashi will treat occurs when blood vessels invade the retina, destroying the retinal pigment epithelium that supports the light-sensitive photoreceptors. This form can be treated with drugs that block the growth of new blood vessels, but these often have to be injected repeatedly into the eye.

Takahashi will take a peppercorn-size skin sample from the upper arm and add proteins that reprogram the cells into iPS cells. Other factors will transform the iPS cells into retinal cells. Then a small sheet of cells will be placed under the damaged area of the retina, where, if things go well, the cells will grow and repair the pigment epithelium.

The researchers hope to see the transplants slow or halt the disease, but their main goal is to show that the cells are safe. One concern is that the reprogrammed cells will trigger an immune reaction — as has been seen in mice (T. Zhao et al. Nature 474, 212–215; 2011). But that concern has faded after a recent study suggested that iPS cells did not provoke an immune reaction after all (see R. Araki et al. Nature 494, 100–104; 2013 and Nature 493,145; 2013). “Immune compatibility seems to be as expected, so I am not so concerned about that issue,” says stem-cell expert George Daley of Harvard Medical School in Boston, Massachusetts.

A bigger worry is that the reprogrammed cells might multiply uncontrollably and form tumours instead of healthy tissue. But Pera and Daley are reassured by the pre-clinical data that Takahashi has presented at conferences. Takahashi says that these results, submitted for publication, show that her iPS cells do not form tumours in mice and are safe in non-human primates.

Pera adds that the procedure to treat macular degeneration requires just a few stem cells, reducing the chances that a tumour will form. Also, any tumours would be relatively easy to remove because the eye is more accessible than some organs.

Daley does worry that the treatment, even if it proves harmless, might not be effective. The cells might not engraft properly, for example, or might not integrate with the patients’ own tissue. “I think we will require many years of experience to learn more about how cells integrate,” he says. Pera raises another concern: that the identity of the cells might not be stable, and that over time they would no longer function as retinal epithelium.


According to Robert Lanza, chief scientific officer at biotechnology firm Advanced Cell Technology (ACT) in Santa Monica, California, iPS-cell studies like Takahashi’s could be premature. “I cannot imagine any regulatory agency permitting such a trial without years of extensive pre-clinical testing,” he says. ACT is racing to start a less-ambitious clinical trial of iPS cells for use in other diseases. Its study would inject healthy patients with platelets derived from iPS cells and from embryonic stem cells to see if they act like normal platelets, which could open the way to a treatment for blood-clotting disorders. Because platelets lack a nucleus, there is no risk of forming tumours, explains Lanza. He will meet with the US Food and Drug Administration later this month, and hopes to get approval to start the trial this year.

Lanza says that using iPS cells that contain a nucleus in human trials is “a far greater challenge” than his approach. But Takahashi’s team is prepared, counters Pera. They are “among the pioneers in this field”, he says, adding that they are “well placed to undertake these studies”.

Takahashi is carrying out a ‘clinical study’ which, in Japan’s somewhat confusing system, is less tightly regulated than a clinical trial and cannot by itself lead to approval for clinical use of a treatment. The data, if positive, might attract investors or help Takahashi to get approval for a formal clinical trial — required if the cells are ever to be used to treat patients in the clinic.

The study was approved by institutional review boards at both the natural sciences institute RIKEN in Wako and the Institute of Biomedical Research and Innovation in Kobe, where the surgical procedures will be carried out. Now, approval depends on a health-ministry committee of 18 physicians, lawyers, administrators and scientists, including three stem-cell specialists. If Takahashi wins approval by September as expected, it will take another eight months to grow the sheets of cells required for the transplants.

In Japan, future iPS-cell therapies may have an easier path to the clinic as the government continues its drive to capitalize on the technology, which was first developed there. A revised drug law, expected to be put before the Japanese parliament by late June, would fast-track therapies that seem to be effective in phase II or phase III trials. But the success of that drive, and the prospects for patients with macular degeneration, depend in part on Takahashi and her pioneering patients.



Reference:
Nature 494, 413 (28 February 2013) doi:10.1038/494413a

Hallan cómo proteger al organismo de los daños de la quimioterapia

Fuente: http://www.diariosalud.net/index.php?option=com_content&task=view&id=25403&Itemid=413

Por primera vez los científicos han encontrado la forma de proteger al organismo de pacientes con cáncer de los efectos perjudiciales de la quimioterapia. Los medicamentos de quimioterapia pueden matar rápidamente a las células cancerosas pero también tienen efectos en el tejido sano del paciente. Por ejemplo, el tratamiento puede destruir a la médula ósea, que se encarga de producir nuevas células sanguíneas.


Los científicos del Centro de Investigación del Cáncer Fred Hutchinson, en Estados Unidos, lograron crear un "escudo" de células madre para proteger la médula ósea de los pacientes sometidos a la terapia. Lo hicieron modificando las propias células madre sanguíneas del paciente y trasplantándolas para proteger a este tejido.

Los resultados del estudio preliminar llevado a cabo con tres pacientes con cáncer cerebral, dicen los científicos en Science Translational Medicine, mostraron resultados alentadores. Dos de los pacientes sobrevivieron más tiempo del pronosticado y el tercero continuaba vivo tres años después del tratamiento y sin progresión de la enfermedad.

El enfoque, afirman los expertos, es "completamente innovador".


El organismo constantemente produce nuevas células sanguíneas en la médula ósea, que se encuentra en el interior de los huesos largos. Sin embargo, este tejido es uno de los más susceptibles al tratamiento de quimioterapia. Estos fármacos provocan una reducción en la producción de glóbulos blancos, lo cual incrementa el riesgo de infección en el paciente. También se reduce el número de glóbulos rojos, que se encargan de transportar el oxígeno en la sangre, lo cual produce falta de aliento y cansancio en la persona. Estos efectos, afirman los científicos, son uno de los mayores obstáculos en el uso de la quimioterapia y a menudo el tratamiento debe ser detenido, retrasado o reducido hasta que el paciente mejore.

Y hasta ahora no se ha encontrado un tratamiento de cáncer que sea tan efectivo como la quimioterapia. En el nuevo estudio, los científicos se centraron en pacientes con glioblastoma, una forma de cáncer cerebral que casi siempre es mortal. Los investigadores extrajeron médula ósea de los pacientes y aislaron las células madre.


Posteriormente utilizaron un virus para "infectar" a las células con un gen que es capaz de protegerlas de los efectos tóxicos de la quimioterapia. Y después trasplantaron nuevamente estas células madre modificadas en el paciente. "La quimioterapia dispara tanto a las células del tumor como a las células de la médula ósea, pero al colocar escudos protectores en las células de la médula ósea estas quedan protegidas mientras que las células del tumor están desprotegidas", explica la doctora Jennifer Adair, una de las investigadoras.

Por su parte el profesor Hans-Peter Kiem, quien dirigió el estudio, afirma que "encontramos que los pacientes que recibieron el trasplante de células madre modificadas con el gen fueron capaces de tolerar mejor la quimioterapia y sin efectos secundarios negativos que los pacientes que en estudios previos habían recibido el mismo tipo de quimioterapia sin el trasplante de células madre modificadas".

Según los científicos, los tres pacientes que participaron en el estudio sobrevivieron en promedio 22 meses después de recibir el trasplante. La media de supervivencia de los pacientes con glioblastoma -sin el nuevo trasplante- es de poco más de 12 meses. Uno de los pacientes continúa vivo 34 meses después de recibir el trasplante, afirman los científicos. "El glioblastoma sigue siendo uno de los tipos de cáncer más devastadores, con una supervivencia promedio de sólo 12 a 15 meses", dice el doctor Maciej Mrugala, quien también participó en la investigación.

Agrega que entre 50 y 60% de los pacientes con esta forma de cáncer desarrollan tumores resistentes a la quimioterapia, por lo cual el nuevo trasplante de células madre modificadas puede ser un tratamiento "aplicable" a un gran número de pacientes. Y también podría beneficiar a pacientes con otras formas de tumores cerebrales, como el neuroblastoma, agrega. Tal como expresa la profesora Susan Short, de la organización Cancer Research UK, "este es un estudio muy interesante y un enfoque completamente innovador para proteger a las células sanas durante el tratamiento de cáncer".

"Necesita ser probado en más pacientes pero podría significar que en el futuro podremos usar temozolomide (un fármaco de quimioterapia) en más pacientes con tumores cerebrales de los que pensamos". Los científicos creen que esta estrategia también podría eventualmente beneficiar a pacientes cuya médula ósea resulta afectada debido a otros trastornos, o para pacientes con VIH o SIDA en los cuales el trasplante podría incrementar el número de células resistentes al virus.

Reconocimiento a la investigación en células madre tumorales

Fuente: http://www.diariodesevilla.es/article/salud/1461903/reconocimiento/la/investigacion/celulas/madre/tumorales.html

La filial suiza de la compañía Pfizer ha destacado el trabajo realizado por el catalán Albert Santamaria en el desarrollo de investigaciones sobre las células madre cancerosas durante la entrega de los Premios de la Fundación para la Investigación, considerados entre los más relevantes del sector médico del país. Como cada año, se han reconocido los trabajos pioneros en el ámbito de la Medicina, galardonando la implicación de nueve jóvenes científicos. 

Santamaria es uno de los autores de un estudio sobre las interacciones entre las células madre del cáncer y la colonización metastásica que fue publicado en Nature el pasado año y realizado en el Instituto Suizo para la Investigación Experimental sobre el Cáncer, pertenciente a la Escuela Politécnica Federal de Lausana, Suiza. Este trabajo ha identificado un tipo especial de célula madre presente en el cáncer de mama que es responsable de la metástasis tumoral. 

La importancia del hallazgo radica en que abre una nueva puerta al desarrollo de enfoques terapéuticos innovadores contra la enfermedad. "Existe una reducida población de células madre que resulta crítica para la metástasis y esta población, para poder formar tumores secundarios, necesita crear un ambiente favorable en el órgano que coloniza. En la investigación, comprobamos que la periostina es necesaria para el mantenimiento de las células madre y bloquear su función ayuda a prevenir la metástasis", explica Albert Santamaria.

Desarrollan una técnica que mide el posible fracaso en un trasplante de hígado y médula ósea

Fuente: http://www.telecinco.es/informativos/Desarrollan-tecnica-posible-fracaso-trasplante_0_1578675146.html

La empresa Biomedal ha desarrollado un 'kit' que mide la presencia de un marcador asociado al fracaso de trasplantes de hígado y células madre hematopoyéticas, como por ejemplo de médula ósea, según ha informado la firma andaluza, que colabora en una investigación con el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla.


El 'kit', con licencia de la propia Consejería Andaluza de Salud, ha sido desarrollado por Biomedal de momento para uso en investigación, aunque su uso ya ha dado lugar a varias publicaciones internacionales de grupos investigadores de Turquía e Israel, que detectaron la presencia de dichos anticuerpos en casos de rechazo de trasplante de riñón o de médula ósea, según ha destacado Biomedal en una nota.

Ha explicado que la asociación de los rechazos a este tipo de trasplantes se deben a la presencia del anticuerpo antiGSTT1, tal y como revelan investigaciones del Servicio de Inmunología del Virgen del Rocío, de ahí, ha ahondado esta empresa, el "interés" que se percibe en la futura aplicación como marcador predictivo de posibles complicaciones en el hígado tras trasplantes de este órgano o en terapia celular.

Biomedal ya presentó su kit en el 'Primer Foro de Diálogo en Hematología' entre empresas biotecnológicas españolas y clínicos de prestigio, celebrado en la Fundación Jiménez Díaz de Madrid. Además, ha avanzado que se está iniciando una colaboración con las administraciones públicas para activar un estudio más amplio.

Los trabajos de investigación del equipo del Virgen del Rocío se desarrollaron por el grupo de los investigadores del Servicio de Inmunología Antonio Núñez, Ingebor Wichmann y la bióloga Isabel Aguilera, con la colaboración del especialista José Manuel Sousa.

sábado, 30 de marzo de 2013

El Hospital Carlos Haya de Málaga incorpora una nueva modalidad de trasplantes de progenitores hematopoyéticos

Fuente: http://www.malagahoy.es/article/malaga/1491502/una/nueva/tecnica/da/opcion/pacientes/sin/donantes/compatibles.html

Cuando un enfermo necesita un trasplante de células madre que regenere su médula ósea para curarle, la búsqueda del donante empieza en su entorno familiar (donante emparentado). Si entre sus familiares consanguíneos no hay nadie compatible, el rastreo se hace a nivel mundial (donante no emparentado) a través del Registro de Donantes de Médula Ósea (REDMO). Y si tampoco esta búsqueda da resultados se intenta con células madre de sangre de cordón umbilical. Hasta hace poco la compatibilidad entre el donante y el enfermo era imprescindible. Y se presentaban dos problemas: que había pacientes que por su gravedad no podían esperar los casi tres meses que dura la búsqueda a través de REDMO o que para otros enfermos no se hallaban donantes compatibles. 

Desde febrero de 2012, el Hospital Carlos Haya ha incorporado una nueva modalidad de trasplantes de progenitores hematopoyéticos (así se llaman las células madre que deben curar la médula enferma) que da solución a ambos problemas. Son los trasplantes haploidénticos. "Es una modalidad en la que la compatibilidad no es al 100%, sino al 50%. Antes no podían trasplantarse todos los pacientes cuando no había un donante compatible. Ahora, de los 10 enfermos que se pueden trasplantar, 10 se trasplantan", explica la hematóloga responsable de la coordinación de trasplantes de progenitores hematopoyéticos en el Hospital Carlos Haya, María Jesús Pascual. 

Los trasplantes haploidénticos -los que exigen solo la mitad de la compatibilidad- requieren que la médula ósea o la sangre donada sea de un familiar consanguíneo. Pueden ser madre, padre, hermanos o hijos. La experiencia demuestra que los que funcionan mejor son aquellos en los que la donante ha sido la madre. 

El hospital malagueño incorporó esta nueva modalidad en febrero de 2012. Desde entonces, la unidad de Hematología ha hecho 15 trasplantes haploidénticos y en ninguno ha fallado el implante. 

Pascual explica que esta modalidad también es una solución para las minorías étnicas, que generalmente proceden de países pobres. Debido a que los bancos de células madre están en los países más desarrollados, las donaciones almacenadas corresponden a las mayorías raciales. Encontrar en REDMO un donante compatible al 100% para un paciente de una minoría étnica es difícil. Pero es casi imposible que esa persona no tenga padres, hermanos o un familiar consanguíneo con el que su compatibilidad sea del 50%. De los 15 pacientes que recibieron un trasplante haploidéntico en el Carlos Haya, dos pertenecían a una minoría étnica. Trece no porque aún siendo de la mayoría racial no se hallaba para ellos un donante compatible. De ahí que la hematóloga subraye que esta nueva modalidad de donante emparentado supone una revolución en los trasplantes porque da opciones de curación para pacientes que antes no la tenían.

Mesoangioblasts can derived from reprogrammed cells and may be an effective future treatment for muscular dystrophies

Fuente: http://www.eurostemcell.org/es/node/29517

A recent study has shown that muscle stem cells called mesoangioblasts can be grown in the laboratory from induced pluripotent stem cells (IPS cells). Scientists think that mesoangioblasts transplants may be an effective treatment for muscular dystrophy but currently these cells have to be taken from donor who is a tissue ‘match’ for the patient, which is relatively rare. As IPS cells are grown in the lab from a patient’s own muscle cells this could potentially overcome the problem of having to find a ‘matched’ donor. In this study researchers grew mesoangioblast-like cells from patient derived IPS cells. They then genetically corrected these cells and transplanted them into mice with Limb-girdle muscular dystrophy type 2D. After the transplant mice produced some healthy muscle cells and gained muscle strength. Researchers hope that in the future this technique might be used in cell based therapies for human muscular dystrophies.


Muscular dystrophies are a group of genetic muscle wasting diseases. Scientists hope that if stem cells can be delivered to patients’ muscles they could grow healthy muscle fibres and prevent further muscle wasting. Mesoangioblasts are a type of stem cell found in skeletal muscles. Scientists think they might be a good candidate for stem cell therapy because, unlike other types of muscle stem cell, they survive well and can move across blood vessel walls into muscle tissue after injection into the bloodstream.

Recently mesoangioblasts from healthy donors have been used in a clinical trial to treat Duchenne muscular dystrophy. To prevent the patients’ immune systems from attacking these donor cells they had to be taken from siblings who were a tissue ‘match’. Unfortunately matched donors are not available for every child, limiting the number who can potentially be treated.

To avoid having to use donor cells, scientists had hoped to isolate mesoangioblasts from patients and genetically correct them in the laboratory before giving then back to the same patient. Unfortunately they found patients’ muscles didn’t contain enough mesoangioblasts to be used in any potential treatment. Instead scientists in this study aimed to grow mesoangioblasts in the laboratory from induced pluripotent stem cells before genetically correcting them and looking for possible affects in mice with limb-girdle muscular dystrophy type 2D.


Scientists took muscle cells from healthy individuals and limb-girdle muscular dystrophy type 2D patients and reprogrammed them to become induced pluripotent stem (IPS) cells. They then developed a process to successfully grow mesoangioblast-like cells from these IPS cells in the laboratory. These mesoangioblasts could form muscle fibres and did not form tumours when transplanted into mice.

In limb-girdle muscular dystrophy type 2D a genetic fault stops muscle cells producing a protein called α-sarcoglycan, so next researchers used a virus to genetically correct these mesoangioblast-like cells so that they produced normal α-sarcoglycan protein. When these cells were injected into dystrophic mice they moved to damaged muscles where they formed some new, healthy muscle fibres which produced α-sarcoglycan. However this process was not very efficient, perhaps because human cells were being used in a mouse.

Finally to measure how effective this type of treatment might be, scientists created mesoangioblast-like cells from healthy mouse IPS cells. When injected into dystrophic mice these were much more effective than human cells, forming many more healthy muscle fibres. After this treatment mice gained muscle strength and could exercise for longer.


This study has provided scientists with a method to grow mesoangioblast-like cells from induced pluripotent stem cells in the laboratory. IPS cells are ‘immortal’ so an unlimited number of these mesoangioblast-like cells could potentially be grown from a patient’s own skin cells. Genetic correction of these cells appears to be safe and somewhat effective to treat mice with limb-girdle muscular dystrophy type 2D. This is a promising avenue for the treatment of this and other muscular dystrophies in humans in the future.

However much further work is needed before these advances can be turned into new muscular dystrophy therapies. As this work was done in mice, scientists don’t know whether it will be effective in humans and further safety checks would be needed before any clinical trial could take place. Both the production of IPS cells and the process of growing mesoangioblast like cells from them are hugely inefficient. Cell based therapies will require large numbers of cells in order to target all the muscles in the body, so scientists need to improve the efficiency of the process in order to produce enough of these cells to treat patients.



Further information and links:

The full original paper in the journal Science Translational Medicine (published June 2012, may require journal subscription) 



More about OptiStem, the EU-funded research project behind this summary




Acknowledgements:

This summary was written by Rachel Gill, BSc. Funding from the European Community’s Seventh Framework Programme project OPTISTEM supported this scientific work and summary.

Mapeada por primera vez la telomerasa, enzima implicada en el envejecimiento celular

Fuente: http://www.lavanguardia.com/salud/20130328/54369615857/mapeada-telomerasa-fuente-celular-juventud.html

Un equipo internacional de investigadores ha mapeado por primera vez la telomerasa, una enzima capaz de crear nuevos extremos de los cromosomas, los llamados telómeros celulares, es decir, una enzima que tiene una especie de efecto rejuvenecedor sobre el envejecimiento celular normal, según los resultados de la investigación, publicados en la revista Nature Genetics y que suponen un paso adelante en la lucha contra el cáncer.

El mapeo de la "fuente celular de la juventud", la telomerasa, es uno de los resultados de un importante proyecto de investigación en que participaron más de mil investigadores de todo el mundo durante cuatro años de trabajo duro con muestras de sangre de más de 200.000 personas. Se trata del mayor proyecto de colaboración llevado a cabo dentro de la genética del cáncer, según sus autores. Stig E. Bojesen, investigador de la Facultad de Ciencias de la Salud y Médicas de la Universidad de Copenhague y especialista personal del Departamento de Bioquímica Clínica del Hospital Universitario de Copenhague, en Herlev, encabezó los esfuerzos para esquematizar la telomerasa.

"Hemos descubierto que las diferencias en el gen telomérico están asociados tanto con el riesgo de diversos tipos de cáncer como con la longitud de los telómeros", afirma. A su juicio, el hallazgo "sorprendente" fue que las variantes que causan las enfermedades no eran las mismas que las que han cambiado la longitud de los telómeros.

"Esto sugiere que la telomerasa desempeña un papel mucho más complejo de lo que se pensaba", agrega Stig E. Bojesen. El mapeo de la telomerasa es un descubrimiento importante porque la telomerasa es una de las enzimas más básicas de la biología celular y prolonga los telómeros para que puedan obtener la misma longitud que antes de embarcarse en la división celular.

El mapeo de la telomerasa puede, entre otras cosas, aumentar el conocimiento de los cánceres y su tratamiento, así como ilustrar nuevos resultados de la correlación genética entre el cáncer y la longitud de los telómeros, subraya Bojesen.

El cuerpo humano se compone de cincuenta billones de células y cada célula tiene 46 cromosomas, que son las estructuras en el núcleo que contiene nuestro material hereditario, el ADN. Los extremos de todos los cromosomas están protegidos por los llamados telómeros, que protegen los cromosomas como la vaina de plástico en el extremo de un cordón de zapatos. Pero cada vez que una célula se divide, los telómeros se vuelven un poco más cortos y con el tiempo llegan a ser demasiado cortos para proteger a los cromosomas.

Algunas células especiales en el cuerpo pueden activar la telomerasa, que a su vez puede alargar los telómeros. Las células sexuales u otras células madre que deben ser capaces de dividirse más que las células normales tienen esta característica, pero, desafortunadamente, las células cancerosas han descubierto el truco y se sabe que también producen telomerasa y por lo tanto se mantienen artificialmente jóvenes.

El gen de la telomerasa, por lo tanto, juega un papel importante en la biología del cáncer, y es precisamente mediante la identificación de los genes del cáncer como los investigadores imaginan que se puede mejorar la tasa de identificación y el tratamiento.

"Nuestros resultados son muy sorprendentes y apuntan en muchas direcciones. Pero, como es el caso de toda buena investigación, nuestro trabajo aporta muchas respuestas, pero deja más preguntas", concluye Stig E. Bojesen.

Esta colaboración a gran escala ha dado lugar hasta la fecha a 14 artículos que serán publicados simultáneamente: seis de ellos en la misma edición de 'Nature Genetics' y los ocho restantes en otras revistas. Todos los artículos de los muchos investigadores involucrados en el proyecto se centran en la correlación entre el medio ambiente, la genética y el cáncer, en particular cáncer de mama, cáncer de ovario y cáncer de próstata.



Así, esta colaboración internacional de investigadores ha descubierto cinco nuevas regiones del genoma humano que están vinculadas con un mayor riesgo de desarrollar cáncer de ovario, cuyos resultados se publican en cuatro estudios, dos en Nature Communications y dos en Nature Genetics. Para ello, se analizó la información genética de más de 40.000 mujeres.

La investigación se publica como parte de una publicación coordinada de los nuevos datos de Estudios de Colaboración Oncológica Gen-ambiental (COG), una colaboración de investigación internacional con participación de investigadores de Europa, Asia, Australia y América del Norte para identificar las variaciones genéticas que hacen a ciertas personas susceptibles a desarrollar cáncer de mama, próstata y ovario.

Las mutaciones heredadas en los genes BRCA1 y BRCA2 aumentan drásticamente el riesgo de cáncer de ovario. Las pruebas genéticas para BRCA1 y BRCA2 pueden identificar a las mujeres que se beneficiarían más de una cirugía para prevenir el cáncer de ovario, pero esto es relevante para menos del 1 por ciento de la población. Otras variantes genéticas que son más comunes también pueden afectar el riesgo.

El Consorcio de la Asociación de Cáncer de Ovario anteriormente ha descrito seis diferencias genéticas y ahora el proyecto COG ha encontrado cinco más. Por otra parte, científicos de la Universidad de York, en Reino Unido, han descubierto la fuerza impulsora detrás del desarrollo del cáncer de próstata.

Su investigación, publicada en Nature Communications y financiada por la organización benéfica 'Yorkshire Cancer Research', revela la existencia de un ADN que induce al cáncer a realinear las células madre extraídas de los cánceres de próstata humanos. Esto abre el camino para el desarrollo de fármacos que se dirigen a las células madre, lo que lleva a terapias más eficaces que actúan en contra de la causa de la enfermedad. Mientras otras células cancerosas pueden ser destruidas por las terapias actuales, las células madre son capaces de evitar sus efectos, dando lugar a la recurrencia del cáncer, pero este equipo exploró las propiedades moleculares exactas que permiten que estas células se extiendan, sobrevivan y resistan a los tratamientos agresivos como radiación y quimioterapia.

"En los cánceres de la sangre tales como la leucemia, el ADN se reorganiza durante un evento conocido como translocación cromosómica, lo que resulta en una proteína mutante que impulsa la progresión del cáncer. Aunque reordenamientos similares se han descubierto recientemente en cánceres sólidos, hasta ahora, no se sabe cómo derivan las funciones celulares. Nuestro trabajo ha desafiado esta idea", explica el profesor Norman Maitland, director de la Unidad de Investigación del Cáncer YCR.

El equipo del profesor Maitland en el Departamento de Biología de la Universidad ha encontrado estos accidentes genéticos en las células madre del cáncer de próstata y ha demostrado que dan lugar a que un gen específico relacionado con el cáncer dentro de las células llamadas ERG sea inapropiadamente activado. Se cree que esta activación provoca que las células madre se renueven más a menudo.



Imagen microscópica de la enzima telomerasa (CNIO)

Salvador Aznar, investigador del Centro de Regulación Genómica (CRG) de Barcelona

Fuente: http://pasteur.crg.es/portal/pls/portal/docs/1/344323.PDF

Las células madre de la piel diferencian entre la noche y el día a la hora de realizar algunas de sus funciones. Si algo falla en ese reloj biológico, estas células regeneradoras no realizan su papel y es más probable que se acelere el envejecimiento y que pueda desarrollarse cáncer de piel. Este descubrimiento se deriva del trabajo del equipo de Salvador Aznar Benitah, investigador del Centro de Regulación Genómica (CRG) de Barcelona, que ha explicado esta línea de investigación en el Centro de Investigación del Cáncer (CIC) de Salamanca, con el que colabora en algunos proyectos.


Según ha explicado este experto, la línea de investigación de su laboratorio se centra en entender cómo se regeneran los tejidos, cómo se reparan, por qué deja de funcionar bien esa regeneración a medida que una persona envejece y por qué se acaban desarrollando tumores.

La clave está en las células troncales adultas (en inglés, stem cells) o células madre, que tienen la capacidad de dividirse y diferenciarse en tipos de células especializadas. 'Se encargan de saber cuándo un tejido necesita repararse con nuevas células', explica Salvador Aznar, que centra su trabajo en conocer cómo funcionan en condiciones normales, el motivo por el que dejan de funcionar bien durante el envejecimiento y por qué a veces acumulan mutaciones y acaban desarrollando un tumor.

Los científicos aún no tienen claro si la células stem originan el tumor o si las células diferenciadas son las que acumulan mutaciones que las hacen comportarse como células troncales. En cualquier caso, las células madre parecen esenciales para el tumor por dos razones.

La primera es que son las células más longevas. 'Todas las demás se van perdiendo y de ahí que sea necesario tener células stem que proporcionen nuevas células al tejido para regenerarse', indica. Eso significa que esa célula madre es la que más tiempo permanece y por eso puede acumular más mutaciones. 'Hay células orales y de la piel que no duran más de seis o siete días, así que no tienen tiempo de acumular mutaciones, pero mis células stem tienen la misma edad que yo, siempre están ahí', comenta el especialista.

La segunda razón es que muchas de las características de las células tumorales son compartidas con las células stem. 'En el fondo, una célula tumoral es como una célula madre que se ha vuelto anárquica, no se rige por las normas, de ahí que haya metástasis y una célula de piel pueda acabar en el pulmón', señala.

Indagando en este campo, el equipo de Salvador Aznar ha descubierto recientemente que las células madre de la piel diferencian entre el día y la noche al hacer sus funciones, un hallazgo que tiene muchas implicaciones y que se publicó en la prestigiosa revista científica Nature. 'Hemos visto que parte de la función de la célula stem está regida por un reloj interno. Todos somos animales diurnos y nocturnos y esto es importante para el tejido. Para una célula de la piel no es lo mismo que sean las 11 de la mañana que las 11 de la noche. Por la mañana está expuesta a la luz ultravioleta, que es el principal factor que desencadena el cáncer de piel. La célula stem tiene que saber cuándo va a estar expuesta a la luz ultravioleta y por eso tiene un reloj interno que le dirá cuándo tiene que hacer cada función', agrega.



¿Qué pasa si eliminamos ese reloj de las células madre? La célula no sabe cuándo es el momento adecuado y esto conlleva a un envejecimiento muy prematuro del tejido, además, se divide cuando no debe y esto se relaciona con el cáncer. "Si se divide cuando está expuesta a la luz ultravioleta, lo que está haciendo es perpetuar las mutaciones que haya adquirido por estar expuesta a ese factor, ya que dichos cambios los está transmitiendo a sus dos células hijas', afirma el investigador.

Estos 'resultados inesperados' han abierto una rama de investigación muy importante, no sólo en el laboratorio de Salvador Aznar, sino en otros muchos que se han fijado en su trabajo. Uno de sus colaboradores habituales es el científico del CIC Xosé Bustelo con el que desarrolla trabajos en común acerca del cáncer de piel.

Especialistas del hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia han extirpado un tumor facial a un feto de 34 semanas


Especialistas en ginecología y cirugía maxilofacial del hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia han extirpado un tumor facial a un feto de 34 semanas mediante una técnica quirúrgica que permite intervenir al bebé sin seccionar el cordón umbilical, al practicarle a la madre una cesárea parcial. Este tipo de técnica quirúrgica, que se practica en otros cinco grandes hospitales españoles, se llevó a cabo el pasado 21 de febrero cuando el tumor, localizado en la boca de la niña, había alcanzado los ocho centímetros de tamaño, obstruía totalmente la cavidad bucal y presentaba zonas bastante ulceradas.


Enlace al vídeo de la noticia:
http://www.agenciasinc.es/var/ezwebin_site/storage/original/video/64898c23ddf7c43e97c03e231d6e7889.flv

viernes, 29 de marzo de 2013

Liver stem cells grown in culture, transplanted with demonstrated therapeutic benefit

Fuente: http://www.sciencedaily.com/releases/2013/02/130225153130.htm?utm_source=feedburner&utm_medium=feed&utm_campaign=Feed%3A+sciencedaily+%28ScienceDaily%3A+Latest+Science+News%29

For decades scientists around the world have attempted to regenerate primary liver cells known as hepatocytes because of their numerous biomedical applications, including hepatitis research, drug metabolism and toxicity studies, as well as transplantation for cirrhosis and other chronic liver conditions. But no lab in the world has been successful in identifying and growing liver stem cells in culture -- using any available technique -- until now.


In the journal Nature, physician-scientists in the Papé Family Pediatric Research Institute at Oregon Health & Science University Doernbecher Children's Hospital, Portland, Ore., along with investigators at the Hubrecht Institute for Developmental Biology and Stem Cell Research, Utrecht, Netherlands, describe a new method through which they were able to infinitely expand liver stem cells from a mouse in a dish.

"This study raises the hope that the human equivalent of these mouse liver stem cells can be grown in a similar way and efficiently converted into functional liver cells," said Markus Grompe, M.D., study co-author, director of the Papé Family Pediatric Research Institute at OHSU Doernbecher Children's Hospital; and professor of pediatrics, and molecular and medical genetics in the OHSU School of Medicine.

In a previous Nature study, investigators at the Hubrecht Institute, led by Hans Clever, M.D, Ph.D., were the first to identify stem cells in the small intestine and colon by observing the expression of the adult stem cell marker Lgr5 and growth in response to a growth factor called Wnt. They also hypothesized that the unique expression pattern of Lgr5 could mark stem cells in other adult tissues, including the liver, an organ for which stem cell identification remained elusive.

In the current Nature study, Grompe and colleagues in the Papé Family Pediatric Research Institute at OHSU Doernbecher used a modified version of the Clever method and discovered that Wnt-induced Lgr5 expression not only marks stem cell production in the liver, but it also defines a class of stem cells that become active when the liver is damaged.

The scientists were able to grow these liver stem cells exponentially in a dish -- an accomplishment never before achieved -- and then transplant them in a specially designed mouse model of liver disease, where they continued to grow and show a modest therapeutic effect.

"We were able to massively expand the liver cells and subsequently convert them to hepatocytes at a modest percentage. Going forward, we will enlist other growth factors and conditions to improve that percentage. Liver stem cell therapy for chronic liver disease in humans is coming," said Grompe.




Journal Reference:
Meritxell Huch, Craig Dorrell, Sylvia F. Boj, Johan H. van Es, Vivian S. W. Li, Marc van de Wetering, Toshiro Sato, Karien Hamer, Nobuo Sasaki, Milton J. Finegold, Annelise Haft, Robert G. Vries, Markus Grompe, Hans Clevers. In vitro expansion of single Lgr5 liver stem cells induced by Wnt-driven regeneration. Nature, 2013; 494 (7436): 247 DOI: 10.1038/nature11826

Trasplantar un corazón creado con células madre será posible en 10 años

Fuente: http://actualidad.rt.com/ciencias/view/89877-corazon-artificial-humano-realidad-celulas

En el año 2010 España creó, por primera vez en la historia, la estructura de un corazón humano. Ahora, los investigadores aseguran que el trasplante de corazones humanos bioartificiales será una realidad en 10 años.

Los médicos ya habían creado y trasplantado con anterioridad tráqueas, conductos lagrimales e incluso una arteria a partir de células madre. Sin embargo, el objetivo ahora es recrear un corazón bioartificial.

El doctor Francisco Fernández-Avilés, Jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, explicó que una versión de laboratorio de un corazón puede estar lista en cinco o seis años, y en 10 años, después de pasar rigurosos obstáculos regulatorios y de seguridad, este órgano bioartificial podrá trasplantarse.

En el caso de que las familias otorguen su permiso, los corazones que se donan y no se usan para trasplantes, se descelularizarán para después rellenarlos con células madre del propio paciente con el fin de obtener un corazón 'ideal'.


La científica estadounidense Doris Taylor, que logró hacer latir un corazón de ratón a partir de células madre en un laboratorio de la Universidad de Minnesota, considera que la hazaña de Avilés "es posible”. "Esto ya no es ciencia ficción”, añadió, “se está convirtiendo en pura ciencia".

“Esto sí que es la gran panacea de los trasplantes. Poder fabricar órganos a la medida de los pacientes. Acabaríamos con los dos grandes problemas de los trasplantes: la escasez de órganos y el rechazo. Pero vamos a seguir necesitando donaciones durante bastante tiempo”, afirmó el presidente de la Organización Nacional de Trasplantes, Rafael Matesanz.

Ensayo clínico con células madre adultas para tratar la fibrosis pulmonar idiopática

Fuente: http://www.actasanitaria.com/areas-sanitarias/medicamentos/articulo-en-ensayo-celulas-madre-adultas-para-tratar-la-fibrosis-pulmonar-idiopatica.html

Especialistas del Departamento de Neumología y del Área de Terapia Celular de la Clínica Universidad de Navarra han puesto en marcha un ensayo clínico, actualmente en fase de reclutamiento, para probar la seguridad y eficacia de un nuevo tratamiento contra la fibrosis pulmonar idiopática (de origen desconocido).


El procedimiento que se va a evaluar consiste en la administración de células madre adultas (obtenidas de la médula ósea del propio paciente) en la zona más afectada de los pulmones. El ensayo clínico es de carácter multicéntrico, ya que además de los especialistas de la Clínica Universidad de Navarra participa también un equipo de investigadores del Hospital Clínico de Salamanca. El proyecto se financia a través de una ayuda a la investigación del Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad del Gobierno de España. Actualmente el ensayo se encuentra en fase de reclutamiento. La muestra que está previsto analizar estará compuesta por un total de 18 pacientes admitidos en el conjunto de los dos hospitales.

La fibrosis pulmonar idiopática es una enfermedad difusa "que afecta a los dos pulmones, de causa desconocida y de carácter progresivo y crónico", describe la doctora Arantza Campo, especialista del Departamento de Neumología de la Clínica Universidad de Navarra e investigadora principal del ensayo. El cuadro de síntomas más habitual en los afectados por la enfermedad se caracteriza por disnea (dificultad respiratoria), limitación progresiva de la capacidad de esfuerzo y tos. En las últimas fases de la enfermedad, el paciente precisa administración de oxígeno para poder desarrollar una actividad relativamente normal.


Además de probar la seguridad del tratamiento, el estudio se centrará en valorar la eficacia del procedimiento con células madre mesenquimales en detener el deterioro de la función pulmonar en pacientes con fibrosis pulmonar idiopática. La elección de este tipo celular se basa "en las propiedades inmunomoduladoras de las células madre mesenquimales, cuya eficacia ya se ha probado en ensayos clínicos dirigidos a otras enfermedades. Se trata de células capaces de regular la respuesta inmune del organismo", explica la facultativa. Este tipo celular ha sido probado con anterioridad como terapia de la fibrosis pulmonar idiopática en un número escaso de estudios, tanto en modelo animal como en humanos. "Los resultados preliminares obtenidos han sido buenos", subraya la investigadora.

De forma prioritaria, la puesta en marcha del actual ensayo clínico responde a "la inexistencia de una terapia eficaz capaz de detener los síntomas de la fibrosis pulmonar idiopática. A esta condición se le suma el mal pronóstico que presenta esta enfermedad, con una mediana de supervivencia de 5 años, lo que quiere decir que la mitad de las personas que la padecen fallecen cinco años después del diagnóstico", advierte la neumóloga. Estudios científicos recientes confirman que la supervivencia de los afectados es menor que la que presentan la mayoría de los tumores y muy próxima a la del cáncer de pulmón.


Los pacientes que pueden ser candidatos a participar en este ensayo clínico son aquellos con un diagnóstico de la enfermedad entre leve y moderado. Deberán presentar las pruebas clínicas que refrenden el diagnóstico y en caso de sospecha sin confirmación se les realizarán las pruebas pertinentes así como algunas complementarias si fuera necesario.

Una vez confirmada la enfermedad, los pacientes se someterán a la extracción de células madre de su propia médula ósea. Con posterioridad, dichas células deberán procesarse en el Laboratorio GMP (Good Manufacturing Practices) de Terapia Celular de la Clínica, donde se cultivarán hasta obtener la cantidad celular necesaria para el tratamiento.

Conseguida dicha población celular, se infundirán, de forma endobronquial mediante una broncoscopia, en la zona pulmonar más afectada. Las cantidades inyectadas variarán de un grupo a otro de pacientes. De este modo, la cronología del ensayo tiene prevista la infusión de 10 millones de células mesenquimales en un primer grupo de tres pacientes. Comprobada la seguridad del tratamiento, se aumentará la cantidad de células inyectadas a 50 millones en otro grupo de tres pacientes. En caso de continuar validándose la ausencia de efectos adversos se procederá a la administración de 100 millones de células en un tercer grupo de 3 pacientes. Confirmada la seguridad de esta cantidad, se establecerá como dosis segura y se les infundirá a los 9 pacientes adicionales.

Tras administrar el nuevo tratamiento, la fase de seguimiento consistirá en una valoración clínica y funcional a los 2, 3, 6, 9 y 12 meses de la administración de las células madre, además de un estudio radiológico que se realizará antes de iniciar el tratamiento y en los 3, 6 y 9 meses posteriores. Está previsto también un seguimiento a más largo plazo para comprobar los efectos del tratamiento.

Según destaca la investigadora principal, "la elección de las células madre mesenquimales radica en sus propiedades inmunosupresoras y antiinflamatorias ya que han sido utilizadas con éxito en el tratamiento de enfermedades autoinmunes como enfermedad de Crohn, artritis reumatoide y enfermedad de injerto contra huésped, entre otras".

El equipo de especialistas prevé que los primeros resultados sobre la eficacia del tratamiento para la fibrosis pulmonar idiopática puedan obtenerse, aproximadamente, en dos años.

Sweet news for stem cell’s ‘Holy Grail’

Fuente: http://www.manchester.ac.uk/aboutus/news/display/?id=9591

Scientists have used sugar-coated scaffolding to move a step closer to the routine use of stem cells in the clinic and unlock their huge potential to cure diseases from Alzheimer’s to diabetes.


Stem cells have the unique ability to turn into any type of human cell, opening up all sorts of therapeutic possibilities for some of the world’s incurable diseases and conditions. The problem facing scientists is how to encourage stem cells to turn into the particular type of cell required to treat a specific disease.

But researchers at the University of Manchester’s School of Materials and Faculty of Life Sciences have developed a web-like scaffold, coated with long-sugar molecules, that enhances stem-cell cultures to do just this. The scaffold is formed by a process known as ‘electrospinning’, creating a mesh of fibres that mimic structures that occur naturally within the body.

The team’s results – presented in the Journal of Biological Chemistry - are particularly promising, as the sugar molecules are presented on the surface of the fibres, retaining structural patterns important in their function. The sugars are also ‘read’ by the stem cells grown on the surface, stimulating and enhancing the formation of neuronal cell types.

Lead author Dr Catherine Merry, from Manchester’s Stem Cell Glycobiology group, said: “These meshes have been modified with long, linear sugar molecules, which we have previously shown play a fundamental role in regulating the behaviour of stem cells. By combining the sugar molecules with the fibre web, we hoped to use both biochemical and structural signals to guide the behaviour of stem cells, in a similar way to that used naturally by the body. This is the Holy Grail of research into developing new therapeutics using stem cell technology.”

The group anticipate that the combination of the sugar molecules with the fibre web will aid both the growth of stem cells and the formation of different cell types from the stem cell population.

Possible applications include tissue engineering, where the meshes could support cells differentiating to form bone, liver or blood vessels, for example. The meshes also have potential therapeutic implications in the treatment of diseases such as multiple osteochondroma (MO), a rare disease creating bony spurs or lumps caused by abnormal production of these sugar molecules.

Co-author Professor Tony Day, from Manchester’s Wellcome Trust Centre for Cell-Matrix Research, said: "This cross-faculty collaboration provides exciting new possibilities for how we might harness the adhesive interactions of extracellular matrix to manipulate stem cell behaviour and realise their full therapeutic potential."

The study was funded by the Medical Research Council and Engineering and Physical Sciences Research Council Human Frontiers Scientific Programme.





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The University of Manchester

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