sábado, 17 de diciembre de 2016

Describen el proceso de conversión de células adultas a células madre pluripotenciales

Fuente: http://genetica.diariomedico.com/2016/12/13/area-cientifica/especialidades/genetica/describen-el-proceso-de-conversion-de-celulas-adultas-a-madre-pluripotenciales-


Las proteínas Gdap1 y MiD51 participan en el inicio de la conversión de células adultas en células madre pluripotentes inducidas, según un estudio español publicado en Cell Cycle. El proceso es absolutamente necesario para que esta conversión celular pueda tener lugar.



Josema Torres, investigador del Grupo de Neurobiología Celular de UV-Incliva, en Valencia.




Un estudio multicéntrico liderado por el Grupo de Neurobiología Celular de la Universidad de Valencia (UV)-Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Clínico Universitario de Valencia (Incliva), ha revelado que las proteínas Gdap1 y MiD51 participan en el inicio de la conversión de células adultas en células madre pluripotentes inducidas, a través de la fisión mitocondrial. El estudio, publicado en Cell Cycle y sujeto de un importante comentario en la misma revista, identifica la importancia de este proceso de fisión, describiéndolo como absolutamente necesario para que esta conversión celular pueda tener lugar. Este nuevo conocimiento, en el que también participan investigadores del Centro de Investigación Príncipe Felipe (CIPF) y el Instituto de Investigación Sanitaria La Fe, ambos de Valencia, y del Hospital San Joan de Déu de Barcelona, abre nuevas expectativas en Medicina Regenerativa y carcinogénesis.


Según ha explicado Josema Torres, investigador del Grupo de Neurobiología Celular de UV-Incliva, en un estudio de este mismo año, publicado en Nature Communications, su equipo ya detalló que la fisión mitocondrial inducida durante el proceso de reprogramación celular necesitaba de la proteína citosólica Drp1. De ahí, el siguiente paso era conocer qué proteínas estaban implicadas en el reclutamiento de Drp1 a la mitocondria durante este proceso. Para ello, los investigadores del Grupo de Neurobiología Celular diseñaron experimentos de reprogramación donde se inhibió la expresión de las proteínas que participan en el reclutamiento de Drp1.

"Utilizando un panel de ARN de interferencia contra estas proteínas, observamos que sólo Gdap1 y MiD51 eran necesarias para el reclutamiento de Drp1 a la mitocondria durante el proceso de reprogramación celular".

Además, los investigadores se plantearon conocer el efecto de la inhibición del proceso de fisión mitocondrial durante la reprogramación celular, utilizando la tecnología de chips de ARN. Los resultados revelaron que, si se inhibe la fisión mitocondrial durante la reprogramación celular, se produce una parada en el ciclo celular muy semejante a lo que se observa si se inhibe la fisión de estos orgánulos en células cancerosas. Sin embargo, y a diferencia de las células tumorales, este estancamiento en la proliferación celular se produce sin daño en el genoma de las células. "Este freno del crecimiento celular durante la reprogramación de células sanas en ausencia de una fisión mitocondrial eficiente, sigue por tanto un mecanismo diferente al que utilizan las células tumorales", ha apuntado. Así, el estudio concluye que "la fisión mitocondrial es absolutamente necesaria para el proceso de reprogramación celular y que, en ausencia del mismo, se produce un arresto en las fases G2/M del ciclo celular".



Estos conocimientos tienen diversas implicaciones. Por un lado, abren la puerta a la mejora del proceso de reprogramación celular mediante la modulación del proceso de fisión mitocondrial. Por el contrario, y debido a que se ha sugerido recientemente que la mitocondria no juega un papel importante en el proceso de reprogramación celular, este estudio subraya la importancia de estos orgánulos durante el proceso de reprogramación y el desarrollo inicial de tumores. "La investigación sobre el papel de la mitocondria, su dinámica y metabolismo durante las primeras etapas del proceso de reprogramación celular y el desarrollo de tumores va a destapar funciones hasta ahora no atribuidas a estos orgánulos durante estos procesos celulares. Y, actualmente, este es el tema central de nuestro laboratorio, desmenuzar el papel de la mitocondria durante los procesos celulares de reprogramación y transdiferenciación celulares", señala Josema Torres.

La ONT prepara un sistema para acreditar la calidad de los centros que obtienen e implantan células madre sanguíneas

Fuente: http://www.lainformacion.com/salud/ONT-acreditar-obtienen-implantan-sanguineas_0_980302878.html







La Organización Nacional de Trasplantes (ONT) pretende desarrollar en España un sistema de acreditación voluntaria que garantice la calidad asistencial de los centros autorizados para obtener, procesar e implantar células madre sanguíneas, que son las que se utilizan para realizar los trasplantes de progenitores hematopoyéticos.


Esta iniciativa forma parte del acuerdo firmado con la Sociedad Europea para el Trasplante de Médula Ósea (EBMT, en sus siglas en inglés) y la Fundación Calidad en Transfusión Sanguínea, Terapia Celular y Tisular (FCAT), que busca "asegurar la mejora continua y la máxima calidad" en todos los procedimientos clínicos relacionados con estas células.


Los trasplantes de progenitores hematopoyéticos se iniciaron hace 50 años bajo la denominación de trasplantes de médula ósea, y actualmente sirven para gran variedad de enfermedades que afectan a la médula ósea, algunas de ellas tumorales como las leucemias y otras congénitas como aplasias medulares o inmunodeficiencias.


En concreto, el objetivo de este convenio es que los centros que obtengan este sistema presenten los más altos niveles de calidad asistencial y cumplen todos los requisitos exigidos por las entidades acreditadoras de mayor prestigio internacional.


Para ello, se establecerá un programa de certificación, concebido como un modelo de calidad, con criterios y estándares avalados por la ONT como autoridad competente en la materia. El acuerdo incluye velar porque la certificación se realice sin ánimo de lucro.


Para los responsables de este acuerdo, certificar la calidad de estos centros tiene un interés estratégico para el Sistema Nacional de Salud (SNS), ya que por la vía del prestigio para los centros acreditados se incentivan las buenas prácticas y mejoran los resultados.



Según este convenio, los firmantes se comprometen a promover este programa de certificación entre las administraciones sanitarias españolas; difundir el reconocimiento internacional de las certificaciones otorgadas a centros españoles, en virtud de este programa; respaldar y colaborar en los cursos de formación de auditores y evaluadores en España, y favorecer la máxima difusión del programa de certificación entre los centros autorizados para la extracción, procesamiento y trasplante de progenitores hematopoyéticos en nuestro país. La duración de este convenio será inicialmente de cuatro años.


El acuerdo incluye asimismo la creación de una Comisión de Seguimiento, integrada de forma paritaria por la ONT, EBMT y la FCAT, junto con un representante del Grupo Español de Trasplante Hematopoyético para velar por el cumplimiento de los objetivos del presente acuerdo.


La ONT y la FCAT firmaron ya hace cuatro años un convenio de colaboración en el ámbito de la certificación y la auditoría de bancos de sangre de cordón umbilical y de centros de obtención, procesamiento y administración de productos de terapia celular.

La alteración de algunas células madre puede ser la causa de la fibrosis pulmonar idiopática

Fuente: http://www.diariomedico.com/2016/12/12/area-cientifica/biblioendoscopia/la-alteracion-de-algunas-celulas-madre-puede-ser-la-causa-de-la-fibrosis-pulmonar-idiopatica


Paul W. Noble revela en un estudio que las células madre AEC2 localizadas en el tejido pulmonar adulto pueden ser las responsables patogénicas de la fibrosis pulmonar.


La etiopatogenia de la fibrosis pulmonar idiopática podría estar en el fallo de determinadas células madre pulmonares, cuya función sería la reparación de las vías aéreas tras sufrir alguna lesión inducida por diversos agentes.


Paul W. Noble, del Centro Médico Cedars-Sinai, en Los Angeles, California, señala a las células madre conocidas como AEC2, localizadas en el tejido pulmonar del adulto, como las responsables patogénicas de la fibrosis pulmonar, ya que tienen una función crítica en la reparación y regeneración de las células epiteliales pulmonares que se vería alterada en dicha enfermedad.


Publicado en Nature Medicine, el estudio apunta una nueva opción terapéutica basada en el desarrollo de fármacos que pudieran estimular la recuperación de estas células madre AEC2 en sujetos afectados por la neumopatía referida.

domingo, 11 de diciembre de 2016

Células implicadas en la propia formación de tumores pueden ayudar a combatir el cáncer

Fuente: http://noticiasdelaciencia.com/not/22188/celulas-implicadas-en-la-propia-formacion-de-tumores-pueden-ayudar-a-combatir-el-cancer/


Estudios indican que tumores sólidos y cánceres hematológicos (tales como leucemias, mielomas y linfomas) contienen un tipo de células conocidas como células madre tumorales. Las mismas tendrían características similares a las de las células madre normales, especialmente en lo que se refiere a su capacidad de originar todos los tipos de células halladas en las diferentes formas de cáncer.


Las células madre tumorales (o células madre cancerosas) son células que pueden dividirse y originar varias otras que forman tumores. Debido a ello, constituyen un importante objeto de investigaciones en diversos países. Así y todo, hay científicos que disienten acerca de su existencia y de la idea de que células madre normales puedan dar origen a células madre tumorales. Otros, más cautelosos, prefieren decir que dichas células por ahora constituyen una hipótesis.


Las células cancerígenas no siempre son iguales. En un tumor maligno puede haber una variedad de tipos de células, y la idea subyacente a la existencia de las células madre tumorales indica que, entre las células del cáncer, algunas actuarían como células madre que se reproducen y sostienen al cáncer, así como las células madre normales derivan en órganos y tejidos.


Un grupo de investigadores de la Universidad de la República (UDELAR), de Uruguay, no tiene dudas acerca de su existencia y hace hincapié en la importancia de realizar estudios con dichas células.


“Las células madre tumorales tienen un gran interés clínico, pues están implicadas en la metástasis y en la resistencia a los fármacos: así es como perjudican los tratamientos, la quimioterapia”, dijo Maria Ana Duhagon, docente del Laboratorio de Interacciones Moleculares de la Facultad de Medicina de la UDELAR.


Diversos tratamientos contra el cáncer tienen como base la capacidad de reducir el tamaño de los tumores; pero, de no destruir a las células madre tumorales, éstos pueden crecer nuevamente.


Durante la FAPESP Week Montevideo, realizada en los días 17 y 18 de noviembre en Uruguay, Duhagon hizo referencia a investigaciones que su grupo lleva adelante con microARNs implicados en la diferenciación de células madre en cánceres de próstata, la segunda causa más frecuente de muertes entre varones en países como Uruguay y Brasil.



Células madre cancerosas.




Los microARNs son reguladores fundamentales de la expresión génica en plantas y animales. Son ácidos ribonucleicos (ARN) no codificantes, es decir, moléculas transcritas a partir del genoma y no traducidas en polipéptidos. Generalmente permanecen en el núcleo de las células, y actúan en la regulación de la expresión génica.


“Hemos desarrollado un método destinado al aislamiento, el mantenimiento y la diferenciación de células madre tumorales que permite realizar análisis de sensibilidad a fármacos convencionales y naturales e identificar vías moduladoras de la diferenciación. Este método también ha permitido determinar la capacidad de metástasis y caracterizar microARNs modulados durante la diferenciación”, dijo.


Según Duhagon, se sabe que los microARNs se encuentran extensivamente desregulados en el cáncer, lo que permite el uso de estos ácidos para identificar o seguir el desarrollo de la enfermedad.


“Los microARNs participan en el mantenimiento del estado de diferenciación de las células tumorales, y ésta es la línea de investigación fundamental de nuestro grupo”, dijo.


La investigadora y su grupo identificaron microARNs con potencial para el desarrollo de terapias contra el cáncer de próstata. Duhagon comentó que la detección de posibles sitios de interacción de uno de ellos (hsa-miR-886-3p) con el ARN mensajero en el segmento no traducido del ARN llamado 3’ UTRs (del inglés three prime untranslated region) permitió la selección de diversos genes posibles inhibidores de tumores.


“Los ARN mensajeros de estos genes disminuyeron con la transferencia temporal de hsa-miR-886-3p, inhibiendo así la proliferación”, dijo.


“El hsa-miR-886-3p proviene de un precursor de ARN no convencional llamado vtRNA2-1, ubicado en un lugar de relevancia emergente, pero poco comprendido. La expresión del hsa-miR-886-3p y del vtRNA2-1, que verificamos en muestras obtenidas en Uruguay y en el CancerGenomeAtlas, está regulada fuertemente por la metilación [un proceso implicado en la regulación de la expresión génica] de su promotor, lo que lo convierte en un posible gen supresor de tumores en cánceres de próstata”, dijo.


Análisis realizados por los investigadores de la UDELAR permitieron detectar el papel de supresor de tumores en la etapa G2/M, con efectos sobre la proliferación tanto en test in vitro como en modelos animales. La etapa G2/M, o verificación de la entrada en mitosis, es una etapa importante en el ciclo celular en la cual se verifica si no existen daños en el ADN.


“Mediante el uso de microarrays o chips de expresión génica, detectamos 278 transcripciones reguladas diferentemente por el vtRNA2-1, que representan procesos celulares tales como la migración, la adherencia y el ciclo celular”, dijo. Los microarrays son herramientas empleadas para analizar la expresión de centenas o miles de genes en una muestra.

EEUU: la FDA defiende su cautela ante las terapias con células madre

Fuente: http://www.diariomedico.com/2016/12/09/area-cientifica/especialidades/biotecnologia/actualidad/eeuu-la-fda-defiende-su-cautela-ante-las-terapias-con-celulas-madre


La FDA estadounidense defiende en The New England Journal of Medicine (NEJM) la prudencia ante la aprobación de tratamientos basados en células madre.



Robert Califf, máximo responsable de la FDA estadounidense.




La Food and Drug Administration (FDA) estadounidense ha salido al paso de quienes critican su renuencia a aprobar nuevos tratamientos con células madre, y lo ha hecho mediante un texto firmado en New England Journal of Medicine por su máximo responsable, Robert Califf, junto a Peter Marks y Celia Witten, que encabezan el Centro para la Investigación y Evaluación de Biológicos de la entidad.


Los autores entienden y "comparten la emoción reinante sobre el potencial de la terapia con células madres", pero enseguida avanzan las razones por las que hay que ser cautos y moderar las expectativas: "Para asegurar que este campo emergente es realmente prometedor para los pacientes, primero debemos entender sus riesgos y beneficios y desarrollar abordajes terapéuticos basados en ciencia sólida".


Y estos requisitos aún no se han cumplido, consideran: "Los estudios no han mostrado de modo fiable la efectividad de los tratamientos con células madre incluso en algunas de las enfermedades estudiadas de manera más sistemática, como la insuficiencia cardiaca y la enfermedad de injerto contra huésped".



Los críticos subrayan que la puesta en práctica de ensayos clínicos convencionales para células madre es demasiado compleja excepto para la industria y que, por tanto, se debe permitir su uso en la práctica clínica mientras se recaba la pertinente evidencia científica, sobre todo teniendo en cuenta que el uso autólogo es bastante seguro.



No opinan lo mismo Califf y sus colegas, quienes subrayan que la falta de evidencia científica no es indiferente ni este un campo en el que los atajos sean inocuos. "La literatura está repleta de ejemplos de intervenciones terapéuticas basadas en opinión experta y consentimiento del paciente que, finalmente, se revelaron dañinas al estudiarlas en ensayos bien controlados".



Uno de los casos más desventurados en tiempos recientes, continúan,"fue el amplio uso del trasplante de células madre autólogas para tratar el cáncer de mama metastásico, una práctica que acabó demostrándose ineficaz, cara y con riesgo".


También traen a colación otro caso en el que se pretendió reducir el daño neurológico tras ictus mediante células madre alogénicas de diferentes fuentes, y que se saldó con el desarrollo de una lesión glioproliferativa que indujo paraplejia y que requirió radioterapia. Daños graves se han registrado también en el abordaje de la insuficiencia renal o la degeneración macular con células autólogas.


Las acusaciones de que las normas vigentes sobre la aprobación de tratamientos "son demasiado exigentes" solo pueden venir, afirman, "de la falta de familiaridad con los mecanismos disponibles" en la regulación, pues "ya hay procesos acelerados para enfermedades graves y mortales sin tratamiento actual, muy usados en oncología para generar la evidencia que médicos y pacientes necesitan para poder confiar en los fármacos y biológicos disponibles en el mercado".


Cuando de patologías no letales se trata, se aceptan ensayos clínicos con un número pequeño de pacientes -citan un caso randomizado en el que bastó con 42- "si se produce una mejora espectacular en el resultado medido.

Así se gestó la primera terapia con células madre del mundo

Fuente: http://elpais.com/elpais/2016/11/28/ciencia/1480353206_535922.html


Damián García Omo, líder del grupo que consiguió la aprobación del primer tratamiento comercial de este tipo en el mundo, cuenta cómo lo descubrieron y los retos de esta técnica.


Damián García Olmo (segundo por la izquierda) junto a parte de su equipo.




Hace algo menos de 10 años, Héctor Guadalajara tomó una decisión que pudo cambiar el rumbo mundial de un tratamiento médico revolucionario. El joven doctor estaba trabajando en el equipo de Damián García Olmo empleando células madre para mejorar los resultados de cirugías a enfermos de Crohn y justo antes de inyectar estas células en un paciente tuvo dudas. El aspecto de su ano, la región que requería la cirugía, le parecía sospechoso y pensó que debía realizarle una biopsia en busca de un posible cáncer. Cuando le planteó su opinión, García Olmo, mayor y más experimentado, despachó sus vacilaciones recordándole que la enfermedad de Crohn puede parecerse al cáncer, pero no lo es. Según recuerda él mismo, Guadalajara se puso pesado y realizó la biopsia. “Resultó ser un adenocarcinoma”, cuenta. “Si hubiera puesto las células y en el seguimiento hubiéramos descrito un adenocarcinoma hubiéramos parado inmediatamente todos los ensayos clínicos internacionales”, añade.


Guadalajara recordó esta historia en el Congreso Nacional de la Asociación Española de Cirujanos (AEC), celebrado recientemente en Madrid. Gracias a su tozudez, la investigación esquivó este problema y el año que viene se comenzará a utilizar por primera vez de forma rutinaria un tratamiento con células madre que no son del paciente. En este caso, para ayudar a la cicatrización de fístulas anales en enfermos de Crohn. El doctor García Olmo, líder en este éxito, recordaba aquel momento crítico que no fue el único. “En algunos casos tuvimos suerte, pero dicen que la fortuna ayuda a los audaces”, dice sonriendo.


Hace alrededor de 15 años, muchos pensaban que las células estaban a punto de hacer realidad la medicina regenerativa. Una excitación prematura y las prisas por la gloria produjeron una decepción inicial que además puso en peligro el trabajo de los que no quisieron tomar atajos. Ahora, década y media después, cuando ha pasado el tiempo habitual entre un descubrimiento fundamental y su aplicación a la clínica, la promesa de las células madre comienza a cumplirse.



“Es un cambio conceptual enorme. Hasta ahora, el ser humano ha curado con medicamentos inertes y ahora vamos a curar con medicamentos vivos. Es como si fuesen nanorrobots. Vamos a poner elementos vivos que sabemos lo que hacen y les vamos a llevar al sitio donde queremos que trabajen dándoles instrucciones precisas para que hagan lo que queremos que hagan”, explica García Olmo.


Aunque el tratamiento que han ayudado a desarrollar se ha aprobado para enfermedad de Crohn, su aplicación puede ampliarse a muchos otros tipos de cirugía. “Nuestro problema central en cirugía es la cicatrización. Tenemos capacidad para controlar el dolor, controlamos la infección, la hemorragia, el rechazo, pero no somos capaces de controlar la cicatrización”, apunta el jefe del Departamento de Cirugía del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz. Las células madre le echan una mano al cuerpo cuando trata de recuperarse de las heridas de una intervención quirúrgica. “Esto va a funcionar para muchas cosas, pero hoy por hoy solo lo hemos demostrado en la fístula perianal de la enfermedad de Crohn. En lo demás, lo hacemos por uso compasivo, tenemos nuevos ensayos clínicos, investigación, pero en el 2017 se podrá emplear, sin hacer experimentación, como rutina clínica, tratar las fístulas perianales”.


Por ahora, el tratamiento, que comercializará la biofarmacéutica TiGenix, solo logra curar a la mitad de los pacientes, pero lo hace sin lesiones asociadas, un salto inmenso si se compara con las opciones actuales. “Cuando un paciente es intervenido de Crohn de fístula perianal, a la segunda o tercera intervención, prácticamente todos quedan incontinentes”, indica García-Olmo. “Esto es un drama, para un chico joven con una enfermedad así, es algo dramático. Por eso no se quieren operar y además hacen muy bien”, continúa. La ventaja de utilizar células es que no es necesario cortar nada y hay un 0% de incontinencia. “Así, si curo a la mitad con una inyección, a la otra mitad la volveré a curar y con dos inyecciones llegamos al 75% y así sucesivamente”.


El camino de este cirujano comenzó en 2001 con una paciente que le quitaba el sueño. “Teníamos una paciente joven a la que habíamos operado cinco veces, con una fístula rectovaginal por enfermedad de Crohn. Ya no quedaba ninguna posibilidad salvo hacerle una colostomía, ponerle una bolsa, un ano contra natura, y ella quería casarse, tenía novio, quería tener hijos... Y en esa desesperación, acudí al laboratorio”, recuerda. Allí trabajaban con cultivos celulares y “saltó la chispa”. Después de obtener todos los permisos necesarios para probar su idea, la operaron el 2 de mayo de 2002.


Entonces, cuenta, comenzó todo: “Fue un proceso muy largo y se le pusieron células. En aquel tiempo era un asunto muy debatido, porque entonces había mucha discusión ética sobre el uso de las células y también se planteaba el problema de que podían producir cáncer. Hubo que hacer muchos experimentos previos para comprobar que no y hubo que buscar una paciente en la que hubiera una buena relación riesgo beneficio y que además la enferma entendiera muy bien el procedimiento. Cuando se dieron esas circunstancias, lo probamos. Y funcionó. Podía haber sido del otro 50%, con lo cual hubiéramos terminado los experimentos, pero fue la paciente que se curó. Tiene dos hijos ahora y vive feliz y eso nos animó muchísimo a seguir con este proceso”.



Ahora, la tecnología también se emplea en algunos pacientes extremos, como los que tienen isquemia de miembros inferiores, casos en los que la amputación parece la única salida y antes de hacerlo se prueba con las células. También se está utilizando para mejorar la incontinencia urinaria, en úlceras corneales o, en general, en heridas que no curan.


En el mundo hay más de 100 equipos que han utilizado células de este tipo y no se han descrito transformaciones tumorales, así que quienes las aplican descartan que se vayan a producir. “Después de 10 años de clínica sabemos que no hay efectos indeseables. Pero fíjate cómo podía haber cambiado la historia de la terapia celular en el mundo si Héctor no se hubiese puesto pesado conmigo”, rememora el médico. Ahora, el problema de la aplicación es la capacidad de producción, porque no se cuenta con sistemas lo bastante sofisticados para generar 1.200 millones de células a un precio asequible.


Que el logro se alcanzase desde España fue fruto de un cúmulo de factores, según recuerda el líder del proyecto. “Tuvimos la idea donde tuvimos que tenerla, en el Hospital de La Paz. Allí contábamos con muy buenos laboratorios, éramos expertos cultivando células, y teníamos animales para probarlas. Por eso, en muy poco tiempo fuimos capaces de desarrollar todo el procedimiento para la prueba de concepto, que salió bien”.


A partir de entonces, gracias a sus contactos internacionales, pudieron liderar un equipo internacional con el que comenzar el desarrollo, y en 2004, tuvieron otro golpe de fortuna. “Entonces, una spin off que había nacido del CSIC, Genetrix, se interesó por nuestra idea. Cristina Garmendia [exministra y bióloga], que había fundado la empresa, vino a verme a La Paz, y dijo que nuestra idea les gustaba y querían apoyarla”, recuerda García Olmo. Y todavía faltaba un último escollo, que para muchos hubiese resultado insalvable. “Con rondas de financiación españolas se consigue financiación para un ensayo clínico en fase II y fase III. El primer ensayo en fase III salió mal y casi se hunden, pero llegaron a un acuerdo comercial con TiGenix y consiguieron dinero para hacer el gran ensayo clínico en fase III que ha sido este. Convencerles de probar una segunda vez y que invirtiesen fue una tarea increíble”, concluye el cirujano.


Diez años después de las primeras pruebas con células madre, tras un trabajo intenso y a veces tedioso y con cierta dosis de suerte, las promesas de la medicina regenerativa comienzan a hacerse realidad.


Las grasas pueden tener la llave contra las metástasis

Fuente: http://www.agenciasinc.es/Reportajes/Las-grasas-pueden-tener-la-llave-contra-las-metastasis


Hasta el 90% de las muertes por cáncer se deben a las metástasis, pero no hay tratamientos contra ellas. Ahora, un estudio ha identificado las células que las inician en varios tipos de tumores. Para su sorpresa, los investigadores han visto que las implicadas dependen de grasas como los aceites de palma o de coco, presentes en las comidas procesadas.



Microtentáculos en la superficie de un tumor de mama.




El cáncer es un enemigo a distancia. Nace y crece en un lugar concreto, pero hasta el 90% de las muertes que provoca dependen de los viajes que sus células emprenden por otros rincones del organismo: las metástasis.


Pero las claves de esas metástasis siguen jugando al escondite en los laboratorios. Aunque había sospechas, ni siquiera se conocían qué células concretas del tumor las iniciaban. Y, lo más importante, no existe ningún tratamiento específico ni eficaz contra ellas.


Ahora, una investigación liderada por el grupo de Salvador Aznar, investigador ICREA en el Instituto de Investigación Biomédica (IRB Barcelona), apunta a una pequeña gran revolución. El estudio que publica su equipo en la revista Nature ha dado tres saltos: identifica las células de origen de la metástasis en varios tipos de tumores; revela que se diferencian del resto porque dependen de las grasas –entre ellas, del ácido palmítico de muchas comidas procesadas–; y da con un marcador que, al inutilizarlo en ratones, previene por completo la formación de metástasis y reduce las ya existentes.



Este ha sido su viaje y hasta dónde han llegado.


“Nosotros no pretendíamos estudiar las metástasis”, comenta Salvador Aznar. “Yo llevaba tiempo analizando las células madre del cáncer y quería profundizar en un tipo particular, las células quiescentes o dormidas”.


Una teoría cada vez más aceptada sostiene que un tumor, igual que un tejido normal, tiene unas células madre que lo originan y a partir de las cuales se derivan todas las demás. Pero dentro de ellas hay un subgrupo compuesto por células madre dormidas, que parecen funcionar como una reserva. "Podrían ser más resistentes a los tratamientos y estar detrás de las recaídas tras la quimioterapia”, añade Aznar.



La sorpresa llegó cuando trataron de separarlas y aislarlas. Usando muestras de pacientes con cáncer oral vieron que había, en efecto, células madre de ciclo más lento. “Pero cuando las analizamos, ellas mismas nos dijeron que tenían algo que ver con las metástasis, porque expresaban muchos genes relacionados con éstas. Parecían adipocitos, células de la grasa. En ese momento cambiamos completamente el objetivo de la investigación”.


Para poder jugar con las células se necesita encontrar una cerradura que las diferencie. De entre todos los genes especialmente activos de las células dormidas había uno que llamaba la atención. Se llama CD36 y la proteína a la que da lugar es una puerta de entrada a las células.


Jugando con ella en ratones, los resultados fueron impactantes: cuando se aumentaba en los tumores orales, que suelen dar metástasis a los ganglios linfáticos en un 20% de las ocasiones, el porcentaje aumentaba hasta un 80% y los ganglios eran 40 veces más grandes. Al contrario, cuando se usaban anticuerpos que la bloqueaban, las metástasis disminuían entre un 80% y un 90%. En algunos casos incluso desaparecían. Y si se administraban antes de introducir las células cancerígenas, prevenían por completo su aparición. Todo ello, curiosamente, sin afectar apenas al tumor de origen.


Al revisar datos de estudios previos, el grupo de Aznar observó que el aumento de CD36 en pacientes con cáncer de pulmón, mama o vejiga también estaba relacionado con un peor pronóstico. Y cuando probaron en los ratones con melanoma o cáncer de mama, los resultados fueron muy parecidos. En el artículo hablan de un mecanismo general de metástasis.


Aznar y Pascual en su laboratorio del IRB.





¿Por qué nadie lo había estudiado antes? “No lo sé”, reconoce Aznar. “Los datos estaban ahí y algunos ya habían mostrado la relación con el pronóstico, pero quizá la gente prestaba atención a aquello que le interesaba. Se parece a lo que ha sucedido con CRISPR, cuya existencia descubrió un español hace años pero hasta mucho después no hubo quien vio las posibilidades y desarrolló la técnica”.


Ahora están trabajando con MRC Technology, del Reino Unido, para desarrollar anticuerpos que puedan probarse en humanos. Ese es el verdadero salto. “Esperamos conseguirlos –comenta Aznar– y que no se queden en el camino. En cualquier caso habrá que esperar unos años”. Un aspecto positivo es que, al menos en ratones y administrados durante periodos no demasiado largos de tiempo, los efectos secundarios no parecen graves. Otro: los ratones no parecían generar resistencias, presentes en la inmensa mayoría de las terapias dirigidas contra el cáncer.



Para Joan Massagué -asesor científico del propio IRB y director del Instituto Sloan Kettering-, que no ha participado en el estudio, “este trabajo es una excelente contribución al creciente conocimiento sobre las células que originan las metástasis”. Entre sus limitaciones, apunta que “está basado casi exclusivamente en metástasis a nódulos linfáticos, que no son las más temibles, y ha sido realizado en ratones desprovistos de inmunidad, que es una barrera fundamental contra ellas”.


Aznar, sin embargo, señala que “también hicimos experimentos donde se veía la relación con metástasis a pulmón, hígado o hueso”. Y aunque la mayor parte de los datos provienen de ratones sin inmunidad, “hicimos algunos ensayos con ratones inmunocompetentes y los resultados eran similares”.


Para Héctor Peinado, jefe del grupo de Microentorno y Metástasis en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), y que tampoco ha participado en el estudio, “habría que estudiar en detalle cada tipo tumoral para saber si se trata de un mecanismo universal, pero es sin duda un nuevo hit en el campo de la lucha contra la metástasis. Existe información muy limitada sobre las células que las inician. Es un gran paso el hecho de tener un marcador que puede servir de diana terapéutica, conocer el mecanismo implicado y la existencia de una terapia que podría combinarse con las actuales”.


La investigación tiene, por tanto, un doble valor. Por una parte permite identificar las células que inician la metástasis en al menos varios tipos de cáncer, lo que acelerará y mejorará la investigaciones. Por otra, abre la puerta a posibles nuevos tratamientos. Pero hay una tercera parte: la relación con las grasas y nuestro estilo de vida.



El vínculo entre una dieta rica en grasas y algunos tipos de cáncer, como los de colon y mama, es ya conocido, pero no tanto su correspondencia con las metástasis. “Hasta el momento se han descrito algunos estudios que describen la obesidad como un factor de riesgo de metástasis en cáncer de páncreas y algunos tipos de mama, pero los mecanismos implicados se desconocen”, afirma Peinado.



Cuando las células tumorales se incubaban con ácido palmítico, abundante en las carnes, grasas lácteas y aceites de coco y de palma, estas parecían recordar la relación y producir más metástasis tras inocularse en los ratones.



Teniendo en cuenta que las células iniciadoras parecían grasas, y la importancia de CD36 como puerta de entrada, el grupo de Aznar diseñó una serie de experimentos para comprobar cómo podía afectar la dieta de los ratones al desarrollo de metástasis. Los resultados fueron contundentes: había más y mayores metástasis cuando su dieta contenía más grasas. Y no hacía falta llevarla a valores desproporcionados. “Eran el equivalente a lo que llamamos una dieta de cafetería en humanos”, apunta Aznar.


El mecanismo exacto aún se desconoce. “Podría ser que permitan a las células obtener más energía y resistir mejor el estrés que les debe suponer salir de su entorno y colonizar otros tejidos”, sostiene Aznar. Pero “también podrían jugar un papel otros procesos, no solo la obtención de energía”. De hecho, no todas las grasas parecen perjudiciales: por ejemplo, el consumo de aceite de oliva en la dieta mediterránea se asocia con cierta protección contra el cáncer.


De momento hay al menos un sospechoso claro. Cuando las células tumorales se incubaban con ácido palmítico, estas parecían recordar la relación y producir más metástasis tras inocularse en los ratones. El dato es importante: el ácido palmítico está presente en el aceite de palma o de coco, incluidos en muchos de los productos industriales procesados. “No lo sabemos aún, pero este hecho podría estar detrás del aumento de mortalidad en algunos tipos de cáncer que se ha observado en los últimos años”, sostiene Aznar.


Averiguarlo con exactitud es muy complicado. Implicaría diseñar grandes estudios epidemiológicos de muy difícil seguimiento. Una forma indirecta pero más plausible es la que va a iniciar el grupo del propio Aznar. “Tenemos acceso a muchas muestras de pacientes con cáncer. En colaboración con el Hospital Vall d´Hebron, que también participó en este estudio, queremos analizar si hay una relación entre las grasas presentes en sangre y el riesgo de desarrollar metástasis”.


Otra puerta lógica que se abre es la posibilidad de ofrecer tratamientos dietéticos. ¿Podría una dieta baja en grasas mejorar el pronóstico de los enfermos? “Estamos estudiando también hacer un ensayo clínico para averiguarlo”, comenta Aznar. “Pero es complicado. La labor de seguimiento es muy cara y obtener financiación cuando no hay detrás un posible beneficio económico es más difícil”.


De momento el viaje tiene tres partes. El tiempo dirá si llega la cuarta, la que lo confirme.





Referencia bibliográfica:



Un hombre ciego recupera un 50% de visión gracias a un trasplante de células madre realizado en España

Fuente: http://www.abc.es/sociedad/abci-hombre-ciego-recupera-50-por-ciento-vision-gracias-trasplante-celulas-madre-realizado-espana-201612051717_noticia.html




El trasplante de limbo y el trasplante de córnea, son algunas de las técnicas en las que más ha trabajado el doctor Gris.




Un ciudadano saudí que hace 20 años perdió la visión por una enfermedad inflamatoria de la superficie ocular, ha logrado recuperar un 50% de vista con un tratamiento inmunodepresor, un trasplante de células madre del limbo y de córnea al que ha sido sometido en el Instituto de Microcirugía Ocular (IMO) de Barcelona.


Ahmed Mohsen, de 43 años, al que en la misma intervención le han sometido a una cirugía de catarata, sufrió hace 20 una queratoconjuntivitis cicatrizante, una enfermedad inflamatoria crónica de la superficie ocular, lo que le provocó que su agudeza visual fuera de apenas percepción de la luz en ambos ojos.


Según ha explicado él mismo, «dependía siempre de mi bastón y de alguien que me ayudara, por lo que nunca podía ir solo por la calle y era totalmente dependiente».


Para salir de esta situación decidió buscar una respuesta fuera de su país, donde ya había sido intervenido sin éxito y no le habían dado ninguna expectativa de que pudiera recuperar visión.


El Instituto de Microcirugía Ocular de Barcelona, un centro muy especializado, le ofreció una alternativa y garantías para someterse a un trasplante de córnea, ya que la enfermedad había provocado que esta estructura perdiese su transparencia, impidiendo el paso de la luz y de las imágenes al interior del ojo.


Según ha informado Óscar Gris, especialista del Departamento de Córnea, Catarata y Cirugía Refractiva del IMO, el paciente saudí tenía la superficie ocular completamente destruida y para que el trasplante funcionase era imprescindible hacer un tratamiento escalonado que constó de tres fases.



«El primer paso fue desinflamar el ojo e inactivar la enfermedad, mediante corticoides tópicos y un tratamiento inmunosupresor sistémico, en coordinación con el equipo de medicina interna y enfermedades infecciosas del Instituto», ha relatado el oftalmólogo.


La segunda etapa fue realizar un trasplante de limbo, procedente de un donante en el caso de Ahmed, ya que los dos ojos estaban afectados y, por tanto, no era posible obtener tejido sano del propio paciente.


Óscar Gris ha aclarado que «el limbo es un fino anillo que rodea la córnea y que contiene las células madre, fundamentales para la viabilidad del injerto corneal».



Tres meses después, una vez regenerada la superficie ocular, se llevó a cabo la tercera y última fase del proceso, mediante un trasplante total de córnea (queratoplastia penetrante) que, junto a una operación de catarata practicada en la misma intervención, permitió a Ahmed alcanzar hasta un 50% de visión.


«Para él fue un gran cambio: volvió a ver y recuperó autonomía para regresar a la vida cotidiana en su país, donde se le recomendó seguir con el tratamiento prescrito y con controles periódicos para mantener el buen resultado obtenido tras el éxito de la operación en IMO», ha concluido el oftalmólogo.

La donación de médula ósea paso a paso: "Es un gesto sencillo y da la vida a otra persona"

Fuente: http://www.elmundo.es/salud/2016/12/05/5825fc9d268e3e1c338b4628.html


España es el país con mayor tasa de donación de órganos de todo el mundo ya que actualmente contamos con 34,6 donantes por millón de población. Uno de los trasplantes más sencillos -en cuanto al proceso- y exitosos es el de médula ósea, cuyo nombre técnico es trasplante de progenitores hematopoyéticos (células progenitoras de la sangre).


Este tipo de trasplante se lleva a cabo para intentar curar enfermedades de la sangre que no pueden tratarse por otros medios, como leucemias, síndromes mielodisplásicos, talasemias o linfomas.


El objetivo principal del trasplante es es reemplazar la médula ósea del enfermo, que 'fabrica' células hematopoyéticas malignas, por una médula sana. Para ello, en primer lugar se somete al paciente a un régimen de quimioterapia o radio-quimioterapia y luego se procede a la transfusión de las células sanas.


Según la Fundación Josep Carreras, cada año cerca de 5.000 personas son diagnosticadas de leucemia aguda, 7.000 de linfoma y 2.000 de mieloma múltiple en España. Para todos ellos, lo ideal es encontrar un donante entre sus familiares más directos pero únicamente en el 30% de los casos se encuentra un donante familiar totalmente compatible. De esta forma, el 70% restante necesitará de un donante no emparentado que se buscará en el Registro de Donantes de Médula Ósea (REDMO) en el que se encuentran ya 200.000 voluntarios españoles y también 61.000 cordones umbilicales congelados (otra fuente de progenitores hematopoyéticos).


A final de 2016 la ONT confía en superar los 250.000 dado que, en lo que va de año, lleva un ritmo de 120 nuevos donantes diarios inscritos en el Registro.


El proceso para ser donante es muy simple: primero, es necesario inscribirse en los centros de referencia de cada Comunidad, que sólo admiten las solicitudes de personas cuya edad oscile entre los 18 y 55 años y gocen de buena salud general. Después, tan sólo hará falta una muestra de sangre como en el caso de una analítica normal.


Inscribirse en el registro no implica la donación ya que ese análisis de sangre previo sirve para comprobar la compatibilidad HLA (grado de identidad entre el donante y el receptor) de la sangre con la de los pacientes que están buscando donante. Según datos de la ONT (Organización Nacional de Trasplantes) habrá un donante efectivo por cada 2.573 registrados.


En un 50% de los casos se encuentra un donante idéntico entre la familia o en la red internacional de donantes pero si aun así no se encontrara una persona compatible, hoy en día, gracias a las diferentes tecnologías que se han ido desarrollando en los últimos años se puede realizar un trasplante haploidéntico, es decir, de un familiar que sea parcialmente compatible (al menos un 50%).


Este tipo de trasplantes tiene lugar siempre que no haya un donante idéntico -emparentado o no- o si hay urgencia por llevarlo a cabo. La tasa de éxito siempre es mayor en los trasplantes idénticos pero existen más factores que influyen en el resultado como son la edad, la presencia de comorbilidades (otras dolencias) y el status de la enfermedad en ese momento.



Eduardo Benedicto es un donante familiar que le donará a su hermano enfermo de leucemia sus células progenitoras, ya que su compatibilidad es muy alta. Según explica Raquel de la Paz, médico adjunto del Servicio de Hematología del Hospital Universitario La Paz, en estos casos, lo primero que se hace son unas evaluaciones médicas y por parte de enfermería en las que se le efectúan unas analíticas completas y una evaluación de los accesos venosos.


La donación de progenitores hematopoyéticos se puede llevar a cabo de dos maneras: o bien extrayendo sangre medular a través de punciones de las crestas ilíacas (en la pelvis); o bien obteniendo las células madre de la sangre periférica.


Esta última opción, la más empleada, es la que se llevó a cabo en el caso de Eduardo Benedicto. Cuatro días antes del día cero, día en el que se efectúa la donación, el donante se somete a unas inyecciones de factores de crecimiento que estimulan la medula ósea y hacen que las células progenitoras de la sangre pasen al torrente sanguíneo. De este modo, estos progenitores que circulan en la sangre periférica pueden recogerse a través de un equipo. El procedimiento dura entre dos y tres horas y una vez que está todo listo se infunde "en fresco" en el paciente. El donante se puede ir a su casa y hacer vida normal.


Ladislao Benedicto esperando la donación por parte de su hermano.



"Cuando nos enteramos de la enfermedad de mi hermano, todos nos sometimos a las pruebas. Nos dijeron que había un 25% de probabilidades de que alguno de nosotros [son cuatro hermanos] fuésemos compatibles. Hubo suerte y fui yo. Me parece fantástico ayudar ya no solo a mi hermano sino a cualquier otro que lo pueda necesitar", explica Eduardo con una sonrisa en la cara mientras está inmerso en el proceso de donación.


Su hermano Ladislao espera tranquilo su donación unas plantas más arriba en una habitación individual y completamente aislada en la que para acceder hay que ponerse una bata, una mascarilla y un gorro además de esterilizar y limpiar a conciencia todo lo que queda visible.


"Es un proceso un poco largo pero he contado con todo tipo de ayuda y no me ha supuesto ningún problema. Solo puedo decir cosas maravillosas del entorno que he tenido en estos meses", comenta Ladislao ya tumbado en la cama con todo dispuesto para el trasplante. "Empezamos en abril un tratamiento de seis meses para controlar y aminorar el avance de la enfermedad", añade.


A la hora de mandar un mensaje a aquellas personas que todavía no son donantes les dice que "se animen a donar porque dan la vida a otra persona. Es un gesto maravilloso y luego no tiene ningún tipo de problemática. Es una donación muy sencilla".





"Yo odio las agujas, es superior a mis fuerzas, hacerme una analítica es un drama". Lo dice Arantxa Castaño, una azafata de vuelo de 42 años. Cada cierta temporada supera momentáneamente su pánico y acude a donar sangre. En una de sus donaciones rutinarias le hablaron de la donación de médula ósea y decidió pasar a formar parte del registro.


De ese gesto han pasado 11 años, pero sólo unos meses de la llamada en la que descubrió que su sangre podía ser útil para un enfermo. Con total normalidad cuenta un proceso que aparenta ser más complicado de lo que realmente le resultó. Ella explica que "llaman a todos los que son compatibles del registro. Tras una segunda analítica van eliminando gente hasta que queda el considerado como más compatible con el enfermo". El pasado mes de febrero Arantxa descubrió que era la elegida. Y, aunque la donación es anónima en ambos sentidos, ella recuerda que, entre conversaciones médicas, descubrió que su receptor era un niño pequeño.





Se sabe cada parte de su donación -en la que también se extrajeron los progenitores de la sangre periférica- casi de memoria. "Tienes a los médicos totalmente disponibles para ti" explica, "hay un montón de gente esperándote, te escoltan incluso, ¡te tratan como si fueras un héroe!". Cuenta que, además, tenía al teléfono a los médicos siempre que los necesitase: "si me dolía la cabeza llamaba al médico directamente para ver qué podía tomarme".


Durante los cinco días previos tuvo que inyectarse factores de crecimiento dos veces al día. Aclara que se "lo inyectaba en casa, no tiene mayor drama". El mayor de los efectos secundarios fue sacrificar la cerveza del domingo: "Me dijeron que podría crear algo de malestar, como una gripe fuerte. Yo no tuve esa sensación, tan sólo notaba frío, hice vida normal, ni siquiera una dieta... ¡Sólo me tuve que privar de mi cañita!".


Y llegó el gran día. En abril acudió al hospital para donar. En la mayoría de los casos la donación se lleva a cabo en un solo día pero ella necesitó dos por una pequeña peculiaridad: sus venas eran demasiado finas. Recuerda cómo "bajó incluso una enfermera de pediatría que estaba acostumbrada a venas así de pequeñas".


Recuerda que lo peor fue tener que repetir el proceso con su miedo a las agujas. "No me apetecía nada, pero a fin de cuentas es estar tumbada. Yo me llevé a un montón de amigos, no me aburrí nada", comenta. ¿Y después? La vuelta a su vida normal. Señala que la Fundación Josep Carreras se mantuvo en contacto con ella en todo momento para ofrecerle seguimiento médico si lo deseaba, "valoran mucho lo que has hecho, te siguen tratando como a un héroe".


Las únicas lágrimas en los ojos de Arantxa son de emoción, la sonrisa ha permanecido con cada recuerdo del proceso, especialmente cuando recuerda que "hay veces que dices '¿quién me mandaría a mí meterme en esto?". Pero en comparación a alguien que se puede morir, que lleva en tratamientos muy duros tanto tiempo, ¿quién soy yo para quejarme por dos pinchazos?".