sábado, 30 de enero de 2016

Tratar la diabetes mediante cápsulas de células pancreáticas

Fuente: http://noticiasdelaciencia.com/not/17994/tratar-la-diabetes-mediante-capsulas-de-celulas-pancreaticas


En los pacientes que sufren de diabetes tipo 1, el sistema inmunitario ataca al páncreas, dejando al final a los pacientes sin la capacidad de controlar de forma natural el azúcar en sangre. Estos pacientes deben vigilar cuidadosamente la cantidad de azúcar en su sangre, midiéndola varias veces al día y después inyectarse insulina para mantener los niveles dentro de un rango saludable. Sin embargo, es difícil alcanzar un control preciso del azúcar en sangre, y como resultado de ello los pacientes se enfrentan a una serie de problemas médicos a largo plazo.


Muchos investigadores creen que reemplazar las células de los islotes pancreáticos destruidas de los pacientes con células sanas que pudieran encargarse de la vigilancia de la glucosa y de la liberación de insulina sería un tratamiento mejor. Este enfoque ha sido utilizado en cientos de pacientes, pero tiene un gran inconveniente: sus sistemas inmunitarios atacan las células trasplantadas, lo que les obliga a tomar fármacos inmunosupresores durante el resto de sus vidas.



Ahora, un nuevo avance del equipo de Daniel Anderson, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en la ciudad estadounidense de Cambridge, podría ofrecer una forma de satisfacer plenamente la promesa del trasplante de células de los islotes pancreáticos. Los investigadores han diseñado un material que puede usarse para encapsular células de los islotes humanos antes de trasplantarlas. En pruebas con ratones, demostraron que esas células humanas encapsuladas podían curar la diabetes durante seis meses, sin provocar una respuesta inmunitaria.





Estas células productoras de insulina, estimuladas con glucosa y derivadas de células madre, se hallan protegidas dentro de cápsulas que han sido diseñadas para ser invisibles para el sistema inmunitario anfitrión.







Aunque se necesita investigar más, este enfoque tiene el potencial de proporcionar a los diabéticos lo que a efectos prácticos sería un nuevo páncreas, protegido además del sistema inmunitario, lo que les permitiría controlar su azúcar en sangre sin tomar fármacos.








El CCMI de Cáceres investiga el uso de mallas quirúrgicas recubiertas con células madre

Fuente: http://agencias.abc.es/agencias/noticia.asp?noticia=2087679


El Centro de Cirugía de Mínima Invasión Jesús Usón (CCMI) de Cáceres está investigando sobre el uso de mallas quirúrgicas recubiertas con células madre mesenquimales para contrarrestar la respuesta inflamatoria que aquellas pueden provocar tras su implantación.


Estas mallas son dispositivos médicos que tradicionalmente se usan para resolver patologías de hernias y de prolapso de órganos, y pueden producir una reacción inflamatoria en el organismo, al ser reconocidos como agentes extraños, "causando dolor al paciente, y dando lugar a su eventual extracción", según explica el centro cacereño en una nota.


Partiendo de esta premisa, el CCMI ha financiado una línea de I+D propia, en la que se investiga si recubriendo esas mallas con células madre mesenquimales adheridas se podría "mejorar o incluso suprimir esa respuesta inflamatoria".


De esta forma, se han realizado estudios con imágenes de resonancia magnética, sistema óptico de laparoscopia e histología para verificar su seguridad y su futura aplicación clínica, de uso médico y como material bioactivo, "ya que cumple con aspectos de seguridad y no produce efectos adversos".


Los resultados de esta línea de investigación se han publicado en Acta Biomaterialia, "la segunda mejor revista a nivel mundial en su área", cuyos autores son Rebeca Blázquez, Francisco Miguel Sánchez-Margallo, Verónica Álvarez, Alejandra Usón y Javier G. Casado.


Estos resultados también se han materializado en una invención, protegida como patente, dentro de la apuesta del centro por "fomentar la innovación y mejora de la calidad de vida de los pacientes".


Esta investigación "tendrá continuidad para potenciar su relevancia clínica", de modo que la siguiente fase de la investigación se desarrollará en un modelo animal grande que permita su extrapolación al entorno clínico.

sábado, 23 de enero de 2016

Un estudio explica por qué el cáncer de mama afecta más a las mujeres obesas

Fuente: http://www.agenciasinc.es/Noticias/Un-estudio-explica-por-que-el-cancer-de-mama-afecta-mas-a-las-mujeres-obesas


Las mujeres obesas tienen un mayor riesgo de cáncer de mama después de la menopausia y peor evolución de la enfermedad a cualquier edad, pero los mecanismos por los cuales la obesidad contribuye al desarrollo del cáncer y la evolución de las pacientes no están todavía claros. Así expone un nuevo trabajo, en el que participan investigadores de la Universidad de Granada.



Un equipo internacional de científicos, en el que participa la Universidad de Granada (UGR), ha aportado nuevos datos sobre por qué el cáncer de mama afecta más y es más agresivo con las personas obesas. La razón es que la grasa peritumoral, es decir, la que rodea el tumor, facilita la expansión e invasión de las células madre cancerígenas (CMCs), responsables del inicio y crecimiento del cáncer.


Las CMC se encuentran en los tumores en muy bajo número, y tienen como característica importante la formación de las metástasis en sitios diferentes al tumor original. La quimioterapia y la radioterapia convencionales no son capaces de destruir estas CMC, por lo que en muchas ocasiones, tras una respuesta inicial al tratamiento, muchos pacientes con cáncer tienen recaídas debido a que estas CMC no han sido destruidas.


Este nuevo trabajo ha sido liderado por la Universidad de Miami (EEUU), y en él participan científicos del Complejo Hospitalario Universitario de Granada y del grupo de investigación Terapias avanzadas: diferenciación, regeneración y cáncer de la UGR, pertenecientes además al Instituto de Investigación Biosanitaria de la ciudad.



Las consecuencias de la epidemia de la obesidad sobre la morbilidad y la mortalidad del cáncer son muy graves. De hecho, se calcula que en la actualidad hasta un 20% de las muertes puede ser atribuible a la obesidad.


Las mujeres obesas tienen un mayor riesgo de cáncer de mama después de la menopausia y peor evolución de la enfermedad a cualquier edad, pero los mecanismos por los cuales la obesidad contribuye al desarrollo del cáncer y la evolución de las pacientes no están todavía claros. La grasa en la obesidad da lugar a inflamación local y a la no maduración de las células que forman dicha grasa, los adipocitos.




En este estudio realizado en ratones, que publica el último número de la revista Cancer Research, los científicos examinaron los efectos del cultivo conjunto de adipocitos y células de cáncer de mama, ambas obtenidas de los mismos pacientes, sobre la agresividad tumoral, la capacidad de invasión local y la metástasis de dicho tumor.


Los resultados indican que la interacción que se produce a principios de la invasión del cáncer de mama, entre las células tumorales y los adipocitos inmaduros cercanos al tumor, induce una secreción aumentada de citoquinas o proteínas proinflamatorias.


“Dichas citoquinas dan lugar a una mayor expansión de CMC altamente metastásicas”, explica Juan Antonio Marchal Corrales, uno de los autores de este trabajo y catedrático de la UGR.




Además, los investigadores han descrito el mecanismo mediante el cual se lleva a cabo este proceso y que se relaciona con la activación de la proteína Kinasa SRC, que a su vez induce la activación del factor de transcripción Sox2, el cual es esencial para el mantenimiento de las características de células madre, y de una pequeña molécula de ARN denominada microARN-302b (miRNA-302b).


“El cultivo prolongado de células tumorales con los adipocitos inmaduros, o con estas citoquinas, aumentó la proporción de CMC, que tenían una capacidad de formar nuevos tumores, un incremento de células tumorales circulantes en sangre y un mayor potencial metastásico tras su implantación en ratones -señala Marchal-. Por último, encontramos que fármacos inhibidores de la proteína Kinasa SRC disminuyen la producción de citoquinas y de las CMCs”.


Estos hallazgos revelan nuevas perspectivas subyacentes al aumento de la mortalidad por cáncer de mama en mujeres obesas, y proporcionan evidencias preclínicas para probar la eficacia de fármacos inhibidores de la proteína Kinasa SRC en el tratamiento del cáncer de mama.





Referencia bibliográfica:

Manuel Picon-Ruiz, Chendong Pan, Katherine Drews-Elger, Kibeom Jang, Alexandra H. Besser, Dekuang Zhao, Cynthia Morata-Tarifa, Minsoon Kim, Tan A. Ince, Diana J. Azzam, Seth A. Wander, Bin Wang, Burcu Ergonul, Ram H. Datar, Richard J. Cote, Guy A. Howard, Dorraya El-Ashry, Pablo Torne-Poyatos, Juan A. Marchal, and Joyce M. Slingerland. Interactions between Adipocytes and Breast Cancer Cells Stimulate Cytokine Production and Drive Src/Sox2/miR-302b–Mediated Malignant Progression. Cancer Research 2016 Jan 15; 76(2):491-504. DOI: 10.1158/0008-5472.CAN-15-0927


La grasa facilita la expansión de las células madre tumorales

Fuente: http://www.diariomedico.com/2016/01/19/area-cientifica/especialidades/oncologia/investigacion/la-grasa-facilita-la-expansion-de-las-celulas-madre-tumorales


Un equipo internacional de científicos aporta nuevos datos sobre por qué el cáncer de mama afecta más y es más agresivo en las personas obesas.



Adipocitos inmaduros.





La grasa peritumoral facilita la expansión e invasión de las células madre cancerígenas (CMC), responsables del inicio y crecimiento del cáncer.


Un equipo internacional de científicos, en el que participa la Universidad de Granada, ha aportado nuevos datos sobre por qué el cáncer de mama afecta más y es más agresivo con las personas obesas. El trabajo se ha publicado en Cancer Research.


Las CMC se encuentran en los tumores en muy bajo número, y tienen como característica importante la formación de las metástasis en sitios diferentes al tumor original. La quimioterapia y la radioterapia convencionales no son capaces de destruir estas CMC, por lo que en muchas ocasiones, tras una respuesta inicial al tratamiento, muchos pacientes con cáncer tienen recaídas debido a que estas CMC no han sido destruidas.


Este nuevo trabajo de investigación ha sido liderado por la Universidad de Miami, y en él participan científicos del Complejo Hospitalario Universitario de Granada y del grupo de investigación de Terapias Avanzadas: diferenciación, regeneración y cáncer de la Universidad de Granada (UGR), pertenecientes además al Instituto de Investigación Biosanitaria de Granada.



Las mujeres obesas tienen un mayor riesgo de cáncer de mama después de la menopausia y peor evolución de la enfermedad a cualquier edad, pero los mecanismos por los cuales contribuye al desarrollo del cáncer y la evolución de las pacientes no están todavía claros. La grasa en la obesidad da lugar a inflamación local y a la no maduración de los adipocitos.


En este estudio realizado en ratones, los científicos examinaron los efectos del cultivo conjunto de adipocitos y células de cáncer de mama, ambos obtenidos de los mismos pacientes, sobre la agresividad tumoral, la capacidad de invasión local y la metástasis.


Los resultados indican que la interacción que se produce a principios de la invasión del cáncer de mama entre las células tumorales y los adipocitos inmaduros cercanos al tumor induce una secreción aumentada de citocinas.


"Dichas citocinas dan lugar a una mayor expansión de CMC altamente metastásicas", explica el catedrático de la UGR Juan Antonio Marchal Corrales, uno de los autores de este trabajo.



Además, los investigadores han descrito el mecanismo mediante el cual se lleva a cabo este proceso, y que se relaciona con la activación de la proteína cinasa SRC, que a su vez induce la activación del factor de transcripción Sox2, que es esencial para el mantenimiento de las características de células madre, y de una pequeña molécula de ARN denominada microARN-302b (miRNA-302b).


"El cultivo prolongado de células tumorales con los adipocitos inmaduros, o con estas citocinas, aumentó la proporción de CMC, que tenían una capacidad de formar nuevos tumores, un incremento de células tumorales circulantes en sangre y un mayor potencial metastásico tras su implantación en ratones -señala Marchal-. Por último, encontramos que fármacos inhibidores de la proteína cinasa SRC disminuyen la producción de citocinas y de las CMC".


Estos hallazgos revelan nuevas perspectivas subyacentes al aumento de la mortalidad por cáncer de mama en mujeres obesas, y proporcionan evidencias preclínicas para probar la eficacia de fármacos inhibidores de la proteína cinasa SRC en el tratamiento del cáncer de mama.


sábado, 16 de enero de 2016

El riesgo de alergia alimentaria puede determinarse con un análisis de la sangre del cordón umbilical

Fuente: http://www.abc.es/salud/enfermedades/abci-riesgo-alergia-alimentaria-puede-determinarse-analisis-sangre-cordon-umbilical-201601132001_noticia.html



El riesgo de alergia alimentaria podria esta blecerse ha desde el nacimiento






La probabilidad de que un niño desarrolle una alergia alimentaria puede determinarse ya desde el mismo momento de su nacimiento. Y es que como muestra un estudio dirigido por investigadores del Instituto de Investigación Médica Walter and Eliza Hall en Melbourne (Australia) y publicado en la revista «Science Translational Medicine», el riesgo de desarrollar este tipo de alergias puede establecerse a partir de un simple análisis de la sangre del cordón umbilical.


Como destaca Len Harrison, co-director de la investigación, «nuestros resultados muestran un vínculo entre los niños que tenían células inmunes hiperactivas en el momento del nacimiento y el desarrollo de alergias a la leche, los huevos, los cacahuetes y el trigo durante los primeros años de vida».




Para llevar a cabo la investigación, los autores analizaron los datos sobre alergias y otros trastornos inmunitarios y sobre el desarrollo respiratorio, cardiovascular y neurológico de más de 1.000 recién nacidos incluidos en el Estudio Barwon sobre Salud Infantil que se está llevando en el estado australiano de Victoria.


Los resultados mostraron que los bebés en riesgo de desarrollar una alergia alimentaria ya tienen activados sus monocitos –células del sistema inmune que engullen o ‘fagocitan’ los cuerpos extraños– en el momento del nacimiento.


Como explica Yuxia Zhang, co-directora de este estudio, «en los niños en riesgo de desarrollar una alergia alimentaria, los monocitos ya fueron activados antes del parto o durante el mismo. Y lo que hacen estos monocitos es potenciar el desarrollo de una respuesta inmune mediada por los linfocitos T, por lo que se genera una predisposición a presentar una reacción alérgica ante ciertos alimentos».



La buena noticia es que esta activación del sistema inmune, o lo que es lo mismo, los monocitos activos, pueden detectarse ya en la sangre del cordón umbilical. Un hallazgo que, como indican los autores, «esperamos que pueda ser empleado en futuros tratamientos para prevenir las alergias alimentarias tanto en niños como en bebés».



Las alergias alimentarias están alcanzando niveles epidémicos en muchas zonas del planeta. Así se comprende cuando se observa que su incidencia se ha visto duplicada en Europa en tan solo una década. El resultado es que, a día de hoy, la prevalencia de alergias alimentarias en los niños de nuestro país se establece en un 4-8%. Y la situación, si cabe, es aún más acuciante en Australia.


Como alerta Peter Vuillermin, co-autor de la investigación, «las consultas hospitalarias por alergias alimentarias se han triplicado en Victoria en tan solo unas décadas, correspondiendo la mayoría de los casos a niños menores de cinco años. De hecho, uno de cada 10 bebés de Melbourne desarrollará una alergia alimentaria durante su primer año de vida».


Y este incremento, ¿a qué obedece? Como reconoce Peter Vuillermin, «simplemente, no lo sabemos. Pero lo que es importante en nuestro estudio es que hemos visto que los bebés que desarrollan una alergia alimentaria ya están ‘programados’ para la enfermedad alérgica desde el momento de su nacimiento».


Convertir células normales en células madre mediante simple presión mecánica

Fuente: http://noticiasdelaciencia.com/not/17743/convertir-celulas-normales-en-celulas-madre-mediante-simple-presion-mecanica/


Científicos suízos han desarrollado un nuevo método que convierte células normales en células madre a base de “comprimirlas”. La técnica abre las puertas hacia la producción a gran escala de células madre para fines médicos.




Las células madre se hallan ahora en la vanguardia de la medicina moderna. Pueden transformarse en células de órganos diferentes, ofreciendo nuevas formas de tratar una amplia gama de lesiones y enfermedades, desde el Parkinson a la diabetes. Pero producir el tipo adecuado de células madre de una forma estandarizada es aún un reto complicado. Unos científicos de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL), en Suiza, han desarrollado ahora un gel que aumenta la capacidad de las células normales para transformarse en células madre, simplemente “comprimiéndolas” para que adopten la forma correspondiente. La nueva técnica puede también ser fácilmente adaptada para producir células madre destinadas a diversas aplicaciones a una escala industrial.




Existen diferentes tipos de células madre, pero las que son de particular interés médico son las llamadas células madre pluripotentes inducidas, o iPSCs, por sus siglas en inglés. Estas son derivadas de células normales adultas que han sido reprogramadas genéticamente para comportarse como células madre (es por eso que son “inducidas”). Las iPSCs pueden después volver a convertirse en una amplia variedad de tipos celulares distintos, como por ejemplo, hepático, pancreático, pulmonar, cutáneo, etc.




Ha habido muchos intentos de diseñar un método estandarizado para generar tales células madre. Pero incluso aquellos más exitosos han resultado no ser muy efectivos, especialmente para un uso a gran escala. Un problema principal es que las técnicas actuales utilizan el entorno bidimensional de una caja de Petri o dispositivos parecidos, mientras que las células en el cuerpo existen en un mundo tridimensional.





Esquema de una colonia de iPSCs surgiendo en un gel 3D (hecho con DEMCON Nymus 3-D).







El nuevo método desarrollado por el equipo de Matthias Lutolf podría ayudar a superar estas dificultades. El enfoque se basa en usar un sistema de cultivo celular tridimensional. Las células normales son colocadas dentro de un gel que contiene nutrientes de crecimiento normales.




Los investigadores descubrieron que podían reprogramar las células más rápido y más eficientemente que con los métodos actuales. Vieron que la clave para lograrlo es simplemente ajustar la composición, y por tanto la rigidez y densidad, del gel circundante. Como resultado de ello, el gel ejerce diferentes fuerzas sobre las células, esencialmente “comprimiéndolas”.






'Comprimir' las células hasta que se conviertan en células madre utilizables

Fuente: http://www.tendencias21.net/Estrujar-las-celulas-hasta-que-se-conviertan-en-celulas-madre-utilizables_a41791.html


La Escuela Politécnica Federal de Lausana (Suiza) ha desarrollado un método para convertir las células en células madre utilizables, 'comprimiéndolas' con un gel tridimensional de nutrientes de crecimiento normales, que les da la forma adecuada. El enfoque abre la puerta a la producción de dichas células a gran escala.




Científicos de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL, Suiza) han desarrollado un nuevo método que ayuda a las células a convertirse en células madre utilizables. El enfoque consiste en "comprimir" las células con un gel, y allana el camino para la producción a gran escala de células madre con fines médicos. 


Producir el tipo adecuado de células madre de una manera estandarizada sigue siendo un serio desafío. Los científicos de la EPFL han desarrollado un gel en 3D que aumenta la capacidad de las células normales para transformarse en células madre "comprimiéndolas" hasta darles forma. Publicada en Nature Materials, la nueva técnica también se puede escalar fácilmente para producir células madre para diversas aplicaciones a escala industrial. 


Hay diferentes tipos de células madre, pero las que tienen especial interés médico son las llamadas "células madre pluripotentes inducidas" o iPSC -por sus siglas en inglés-. Derivan de células adultas maduras que han sido reprogramadas genéticamente para comportarse como células madre (por eso se llaman "inducidas"). Las iPSC pueden luego desarrollarse hasta formar una amplia gama de diferentes tipos de células, por ejemplo del hígado, el páncreas, el pulmón, la piel, etc. 


Ha habido muchos intentos de diseñar un método estandarizado para la generación de tales células madre. Pero incluso los métodos más exitosos resultan no ser muy eficaces, especialmente para su uso a gran escala. Una cuestión importante es que las técnicas existentes usan el entorno bidimensional de un matraz de placa de Petri o cultivo celular, mientras que las células del cuerpo están en un mundo en tres dimensiones. 


El laboratorio de Matthias Lutolf, en la EPFL, ha desarrollado un nuevo método que puede ayudar a superar estos retos. El enfoque utiliza un sistema de cultivo celular tridimensional. Las células normales se colocan dentro de un gel que contiene nutrientes de crecimiento normales. "Tratamos de simular el entorno tridimensional de un tejido vivo y ver cómo influiría en el comportamiento de las células madre", explica Lutolf, en la nota de prensa de la universidad. "Pero pronto nos sorprendió ver que la reprogramación celular también se veía influida por el microambiente que la rodeaba". El microambiente, en este caso, es el gel. 


Los investigadores descubrieron que podían reprogramar las células más rápido y de forma más eficiente que con los métodos actuales, simplemente ajustando la composición -y por tanto la rigidez y densidad- del gel circundante. Como resultado, el gel ejerce diferentes fuerzas sobre las células, básicamente "exprimiéndolas".




Como es un fenómeno nuevo, no se entiende del todo. Sin embargo, los científicos proponen que el entorno tridimensional es clave para este proceso, generando señales mecánicas que trabajan en conjunto con los factores genéticos para hacer más fácil a la célula transformarse en una célula madre. 


"Cada tipo de célula puede tener un punto óptimo de factores físicos y químicos que ofrecen la transformación más eficiente", dice Lutolf. "Una vez que lo encuentras, es una cuestión de recursos y tiempo crear células madre a una escala más grande." 


El mayor impacto de este descubrimiento es posiblemente la cantidad. La técnica se puede aplicar a un gran número de células para producir células madre a una escala industrial. El laboratorio de Lutolf está estudiando esto, pero su principal objetivo es comprender mejor el fenómeno, y encontrar los puntos óptimos de otros tipos de células. 


La investigación fue financiada por la UE, el Consejo Europeo de Investigación, y la Fundación Nacional de Ciencia de Suiza (Singergia), entre otros.







Referencia bibliográfica: 

Caiazzo M, Okawa Y, Ranga A, Piersigilli A, Tabata Y, Lutolf MP: Defined three-dimensional microenvironments boost the induction of stem cell pluripotency. Nature Materials (2016). DOI: 10.1038/nmat4536

El futuro de los trasplantes está en los animales con órganos humanos

Fuente: http://www.xataka.com/medicina-y-salud/el-futuro-de-los-trasplantes-esta-en-los-animales-con-organos-humanos








Según la MIT Technology Review, en el último año se han identificado 20 embarazos de embriones animales con órganos humanos. Cerdos con hígados genéticamente humanos, ovejas con riñones perfectamente funcionales: toda una generación de quimeras surgida en medio de una amplia polémica sobre las garantías técnicas, éticas y médicas de esta línea de investigación.


Pese a la oposición de gobiernos y expertos en bioética, la creación de quimeras se ha convertido en una de las grandes esperanzas para resolver el gran problema de los sistemas de trasplantes de todo el mundo: la falta de órganos. ¿De qué hablamos cuando hablamos de quimeras?



Christiaan Neethling Barnard, inclinado sobre el tórax abierto de un paciente de 54 años, miraba con incredulidad cómo latía el corazón que acaba de implantar. "Jesus. Dit gant werk!", gritó. Algo así como "¡Jesús, esto va a funcionar!" en afrikaans. La fecha: el domingo 3 de diciembre de 1967 a las 5h y 52 minutos. El lugar: el hospital Groote Schurr de Ciudad de El Cabo. La ocasión: el primer trasplante de corazón de la historia.


La década de los sesenta fue la década mágica para los trasplantes. En el 63, se trasplantó el primer pulmón; en el 66, el primer páncreas; entre el 64 y el 67, los primeros intestinos. Cuatro años antes, Thomas Starzl había trasplantado el hígado a un niño de tres años en Denver. Pero el trasplante de hígado era técnicamente uno de los más complejos y el niño muere 5 horas después. Hasta los 70 no se consigue un trasplante hepático que dure más de un año y hasta los 80 con las mejoras en coagulación e inmunosupresión no se generaliza.


Sea como sea, y aunque hemos avanzado mucho, el mayor problema a día de hoy es que no tenemos suficientes órganos y no tenemos ninguna forma de aumentar nuestro suministro. Es más, tenemos un fuerte imperativo ético para reducirlo. Ante esta situación, el Instituto Nacional de Salud (NIH) de Estados Unidos se descolgó con la negativa a financiar una de las líneas de investigación más prometedoras del momento: las quimeras.





Se usa el término quimera por el paralelismo con la quimera griega (cuerpo de una cabra, cola de dragón y cabeza de un león). Convengamos que quizá la idea de ponerle un nombre así no fue una gran maniobra de marketing, pero la idea es sencilla: poder 'cultivar' órganos genéticamente humanos en huéspedes animales (cerdos y ovejas fundamentalmente) de forma que tengamos un suministro flexible. Sí, así como suena.


En 2010, mientras trabajaba en Japón, Hiro Nakauchi desarrolló un método con el que insertaba células madre de una especie en embriones de otra para demostrar, por ejemplo, que podía generar ratones con un páncreas hecho completamente de células de rata. La idea era relativamente sencilla, aunque no se había conseguido desarrollar técnicamente. "Si funciona como lo hace en los roedores, debemos ser capaces de crear cerdos con órganos humanos", declaró en aquel momento.


Aunque Nakauchi era un científico estrella, los reguladores japoneses tardaron en aprobar la legislación necesaria para desarrollar su idea y, en 2013, decidió mudarse a Estados Unidos donde la ley federal no restringe la creación de quimeras. Concretamente a la Universidad de Stanford que junto con el Instituto de Medicina Regenerativa de California creó un fondo especial para el desarrollo de esta idea. Era solo el comienzo, como decíamos según el MIT Technology Review en los últimos año, y a pesar del cierre del grifo de la financiación, han tenido lugar más de 20 embarazos de quimeras en EEUU.




El problema como siempre en estas investigaciones, es ético: hay cierto miedo a que estos animales se vuelvan demasiado humanos. David Resnik, especialista en bioética del NIH, dice que aunque "no nos encontramos cerca de la isla del Doctor Moreau, la ciencia avanza de prisa. El espectro de un ratón inteligente atrapado en un laboratorio de alguna parte chillando: 'Quiero salir', sería muy desconcertante para la gente".


Por si acaso, aún no ha nacido ninguna quimera (que sepamos). Los investigadores trabajan con fetos para recopilar datos preliminares que ayuden a conocer el impacto real de las intervenciones. De todas formas, podemos estar tranquilos. No es muy probable que mañana nos encontremos con un Stuart Little por la calle. Los cerebros no sólo son genética y estructuralmente muy distintos sino que, además, son mucho más pequeños. Como dice la carta de 11 científicos contra la decisión del NIH, es muy posible que estemos poniendo la venda antes que la herida. El potencial de estos trabajos para salvar miles de vidas no debe hacernos olvidar los criterios éticos, pero sí que deben impulsarnos a reflexionar sobre las líneas rojas y el coste que éstas tienen.

jueves, 14 de enero de 2016

Identifican cómo se regulan las células madre

Fuente: http://www.diariomedico.com/2016/01/11/area-cientifica/especialidades/cardiologia/investigacion/identifican-como-se-regulan-las-celulas-madre


Investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) han identificado un nuevo mecanismo a través del cual las células troncales de la sangre controlan tanto su propia proliferación como las características del nicho que las alberga.




Investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) han identificado un nuevo mecanismo a través del cual las células troncales de la sangre controlan tanto su propia proliferación como las características del nicho que las alberga. Se trata de la proteína E-Selectin Ligand-1 (ESL-1). 


El trabajo, liderado por Andrés Hidalgo y Magdalena Leiva, indica que dicha proteína se expresa en grandes cantidades en estas células madre y que también controla la producción de la citocina TGF-beta de dichas células, importante porque TGF-beta tiene propiedades antiproliferativas e impide la desaparición de estas células madre en ciertos procesos patológicos.


Además, las células deficientes para la proteína ESL-1 son resistentes a diversos citotóxicos o quimioterápicos, lo que podría convertirla en diana de terapias dirigidas, según los datos del estudio que se publica en Nature Communications.

sábado, 9 de enero de 2016

Logran crear células pancreáticas productoras de insulina a partir de células de la piel

Fuente: http://www.abc.es/salud/enfermedades/abci-logran-crear-celulas-pancreaticas-productoras-insulina-partir-celulas-piel-201601072149_noticia.html


Las nuevas células son capaces de producir insulina en respuesta a los cambios de los niveles de glucosa y protegen al organismo frente a la diabetes.

Células beta productoras de insulina







Investigadores de la Universidad de California en San Francisco (EE.UU.) han logrado transformar células de la piel humana en células pancreáticas productoras de insulina totalmente funcionales. Unas células que, por tanto, son capaces de producir insulina en repuesta a los cambios de los niveles de glucosa y que, una vez trasplantadas, protegen al organismo frente al desarrollo de diabetes –cuando menos en ratones.


Como explica Matthias Hebrok, director de esta investigación publicada en la revista «Nature Communications», «nuestros resultados muestran por primera vez que las células de la piel de adultos humanos pueden ser utilizadas de manera rápida y eficiente para generar células pancreáticas funcionales que se comportan de manera similar a las células beta de los islotes pancreáticos».




En primer lugar, los investigadores utilizaron moléculas genéticas y farmacológicas para reprogramar las células de la piel en células progenitoras endodérmicas –células primarias del desarrollo capaces de desarrollarse en distintos tipos de órganos–. Es decir, gracias a este método, no se requiere que las células de la piel tengan que ser revertidas a células madre pluripotentes, por lo que logra que su conversión en células pancreáticas se lleve a cabo de una manera más rápida. Además, el método resulta ciertamente eficaz, tal y como habían comprobado previamente los autores en otros estudios para crear células cerebrales, cardiacas y hepáticas.


Posteriormente, los investigadores añadieron cuatro nuevas moléculas parar promover la división de las células endodérmicas, logrando rápidamente cultivos de varios billones de unidades. Y además de eficiente, el método resultó seguro, pues no se observó ninguna división anómala que diera lugar a la formación de tumores.


Finalmente, los autores promovieron la diferenciación de las células endodérmicas en células precursoras pancreáticas y, en un último paso, en células beta pancreáticas totalmente funcionales, capaces de producir insulina en función de los niveles de glucosa y de proteger al organismo del desarrollo de diabetes.



Como incide Saiyong Zhum, co-autor del estudio, «nuestra investigación representa la primera creación con éxito de células beta pancreáticas productoras de insulina a partir de un método de reprogramación celular. Y el último paso, además del más difícil, es único».



El nuevo estudio también supone un nuevo y significativo avance en la tecnología de reprogramación celular, lo que permitirá a los científicos la producción a gran escala –en cantidades no ya de millones, sino de billones– de células beta pancreáticas de forma controlada.


Como indica Matthias Hebrok, «nuestros hallazgos suponen una nueva opción para el análisis de las propiedades de las células beta pancreáticas de cada individuo y la mejora de la terapia celular frente a la diabetes».


Y es que como concluye Sheng Ding, co-autor del estudio, «este nuevo método de reprogramación celular es más sostenible y eficiente que cualquier método anterior. Utilizando nuestro modelo, podemos incrementar de forma masiva la producción celular mientras llevamos a cabo controles de calidad en cada uno de los pasos. El resultado es que, si bien de forma virtual, podemos generar células beta pancreáticas productoras de insulina de forma ilimitada e individual para cada paciente».


El corazón infartado puede tratarse con células madre obtenidas de la piel

Fuente: http://www.abc.es/salud/enfermedades/abci-corazon-infartado-puede-tratarse-celulas-madre-obtenidas-piel-201601081426_noticia.html


Investigadores japoneses ‘fabrican’ células miocárdicas a partir de células de la piel que se injertan perfectamente en los corazones infartados.


Células cardiacas








Entre otras muchas consecuencias, el infarto de miocardio produce la muerte de un gran número de células del músculo cardiaco –el consabido miocardio–. Y dado que el corazón es incapaz de reemplazar estas células muertas, el paciente se ve abocado en muchos casos a un trasplante de corazón.


La alternativa al trasplante sería el uso de terapias celulares, es decir, de la introducción directa –o ‘trasplante’– de células miocárdicas sanas en el corazón infartado. El problema es que los injertos de células no son bien aceptados por el corazón, por lo que no acaba de recuperarse. O así ha sido hasta ahora, pues investigadores de la Universidad de Kioto (Japón) han logrado ‘fabricar’ células miocárdicas a partir de células de la piel que se injertan perfectamente en los corazones infartados.




El principal problema de las terapias celulares para tratar el infarto se encuentra en la calidad de los injertos, por lo general conglomerados de células miocárdicas en distintas etapas de maduración.


Como recuerda Shunsuke Funakoshi, director de este estudio publicado en la revista «Scientific Reports», «células en distintas etapas de maduración se combinan y se trasplantan juntas. Y según su etapa de maduración, las células cardiacas pueden comportarse de una forma muy diferente».


Así, el objetivo de esta nueva investigación fue identificar cuál es la etapa óptima de maduración de estas células para su uso en la terapia celular del corazón infartado.



En el estudio, los investigadores reprogramaron células de la piel en células madre pluripotentes que, a su vez, se diferenciaron en células del miocardio en distintas etapas de maduración.


Posteriormente, los autores trasplantaron las nuevas células miocárdicas en corazones de ratones en los que se había provocado un infarto, observando que aquellas que se habían diferenciado durante 20 días –y ni un día más ni un día menos– tenían las mayores probabilidades de ser aceptadas por el huésped. O dicho de otra manera, el período de maduración óptimo para lograr la máxima viabilidad de un injerto de células miocárdica s es de 20 días.



El siguiente paso es establecer si, como sucede en los ratones, este período de estos 20 días de maduración es igualmente óptimo en los seres humanos. Como reconoce el propio Shunsuke Funakoshi, «necesitamos realizar pruebas con animales más grandes que un ratón».


Sea como fuere, la identificación de la fase de maduración óptima de las células del miocardio permitirá mejorar las actuales terapias celulares para tratar el infarto. No en vano, la identificación de la maduración óptima permitiría que todas las células del injerto resultasen viables, lo que reduciría el número de células requeridas –un número que, a día de hoy, se eleva a varios miles de millones por injerto– y, por tanto, acortaría los tiempos para su producción y trasplante en el paciente.


Científicos japoneses observan por primera vez la mutación de las células iPS

Fuente: http://www.lavanguardia.com/vida/20160107/301245068568/cientificos-nipones-observan-por-primera-vez-la-mutacion-de-las-celulas-ips.html


Un grupo de científicos de la Universidad de Kioto (oeste de Japón) afirma que ha dado con una fórmula para observar por primera vez el momento en el que las células humanas se transforman en células pluripotentes inducidas (iPS).


Registrar el instante en el que el tejido que ha sido reprogramado cambia y se transforma en iPS ha sido algo inédito hasta ahora, según declaraciones del profesor Takashi Tada, del Instituto de Medicina Regenerativa de esta universidad, que recoge la edición digital del diario Asahi.


Las iPS son un tipo de células madre, es decir, con capacidad para transformarse en cualquier tipo de tejido.


El equipo de Tada realizó alteraciones adicionales en las células para que adquirieran un color verde en el momento de mutar.


De este modo el grupo observó el momento preciso en el que los genes clave para las iPS se activaron.


Ese material que se encuentra en pleno proceso de transformación se conoce como células madre reprogramadas intermedias (iRS) y el grupo de Tada ha sido el primero en poder delimitar esta fase de mutación.


A diferencia de las iPS, las iRS pueden sobrevivir si son aisladas como células individuales por lo que Tada considera que el método ayudará a seleccionarlas y aislarlas para distintas investigaciones.


El pionero en generación de iPS fue el japonés Shinya Yamanaka, que es también profesor de la Universidad de Kioto y que fue galardonado en 2011 con el Premio Nobel de Medicina por el método que desarrolló para crear este tipo de células mediante la reprogramación de células ya maduras.


Esto resuelve en principio el problema ético de trabajar con células madre de embriones.