viernes, 27 de junio de 2014

Células madre y regeneración cardiaca

Artículo publicado por el Dr. Francisco Fernández-Avilés Díaz


En determinados animales no muy alejados filogenéticamente de los seres humanos, la destrucción de tejidos u órganos que puede tener lugar en la vida adulta desencadena un proceso de regeneración celular que repara completamente la parte destruida. La amputación de la cola de una lagartija es sustituida por otra cola nueva en poco tiempo. Hace poco, se supo por la prensa que un vecino de Córdoba descubrió en su jardín una iguana con 5 colas; en este animal la capacidad de regeneración tisular es tan intensa que estructuras tan complejas como los miembros, donde conviven tejidos tan diversos como nervios, arterias y venas, músculos y tendones, huesos, etc., son regeneradas íntegramente después de una amputación. Igualmente, si se amputa la punta del corazón del pez cebra, en poco tiempo el músculo cardiaco destruido ha sido remplazado por otro nuevo. La base de estos increíbles procesos de reparación tisular se denomina “desdiferenciación” y consiste en la transformación de las células adyacentes a la zona destruida en células madre pluripontentes que, cómo ocurre con las células madre embrionarias, son capaces de proliferar intensamente y dar lugar a todo tipo de tejidos.

La capacidad regenerativa de los mamíferos superiores adultos no es tan espectacular ni tan generalizada como la de estos animales, aunque puede ser muy intensa en algunos tejidos, como la sangre, la piel o el hígado; porque en ellos existen nichos de células madre capaces de producir nuevas células de ese tejido concreto y regenerarlo. Es importante recordar y reconocer que estos nichos fueros descubiertos y descritos por primera vez por Santiago Ramón y Cajal que los llamó “corpúsculos germinales”. Sin embargo, durante muchos años hemos creído que hay otros tejidos muy complejos, como el tejido cardiaco y el tejido cerebral, donde no existe ninguna capacidad regenerativa.

Afortunadamente, el dogma que negaba la capacidad regenerativa del corazón ha sido definitivamente destruido. Aunque hay cierta controversia sobre lo intensa que puede ser esta capacidad, que la mayoría consideramos pobre, hoy sabemos sin ningún género de dudas que el tejido miocárdico contiene nichos de células madre que se activan y proliferan frente a diversas agresiones, como el infarto o simplemente el envejecimiento, en un intento de regenerar el efecto destructivo de estas agresiones. El problema es que esta capacidad de regeneración del corazón es baja y resulta insuficiente para neutralizar el efecto destructivo del infarto y otras enfermedades cardiacas.

La medicina regenerativa cardiaca pretende potenciar esta capacidad de renovación celular tan limitada del corazón mediante la estimulación de las células madre cardiacas o el trasplante de células madre de otra procedencia. Es bien conocido el hecho de que las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte e invalidez en todo el mundo, por lo que la investigación con células madre en este campo ha suscitado un enorme interés y ha experimentado un desarrollo espectacular en la última década, con una intensa actividad de investigación en animales que también ha trascendido a la clínica humana.

La investigación del papel de las células madre en la regeneración cardiaca se ha centrado especialmente en el infarto de miocardio agudo y crónico, ya que esta es la patología cardíaca más prevalente y maligna. Con objeto de avanzar en la regeneración se han estudiado diversos tipos de células y se han desarrollado métodos de aplicación no invasiva de las mismas en el corazón. Los resultados de estas investigaciones son muy diferentes dependiendo del estado evolutivo de la enfermedad.

El terreno mejor y más intensamente explorado ha sido el infarto agudo de miocardio. La investigación con células en modelos animales y humanos de infarto agudo de miocardio ha demostrado la utilidad de diversos tipos celulares, particularmente de las células derivadas de la médula ósea. Estas células, que pueden extraerse de forma fácil e inocua en el paciente recientemente infartado, han sido utilizadas en múltiples experimentos en animales y en más de 3000 pacientes humanos, habiéndose observado que evitan el desarrollo de disfunción cardiaca y mejoran la supervivencia. La recomendación definitiva de esta terapia esta pendiente del desarrollo de un ensayo clínico a gran escala que ha sido difícil de realizar por falta de financiación. Ya ha comenzado un estudio financiado por la Unión Europea que establecerá definitivamente el papel de esta terapia. En este estudio, denominado BAMI por las siglas en inglés de médula ósea (bone marrow) en el infarto agudo de miocardio (acute myocardial infarction), se incluirán a 3000 pacientes, con una notable participación de varios hospitales de España coordinados por el Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid. Hay otras células menos investigadas pero muy esperanzadoras como las derivadas del propio corazón que han demostrado tener una potencia reparadora superior en modelos animales y están pendientes de mayor investigación en humanos.

En los pacientes con infarto crónico en fase avanzada los resultados no son tan esperanzadores, lo cual es lógico si se tiene en cuenta que cuando ha pasado mucho tiempo desde el infarto no sólo se han perdido las células, sino también la estructura extracelular que las soporta, alimenta y organiza; todo lo cual se ha transformado en una cicatriz muy difícil de reemplazar por tejido sano. En este escenario los estudios en humanos son muy heterogéneos y menos extensos que los desarrollados en agudos. Algunas células tienen un impacto positivo sobre la calidad de vida, como las derivadas de la grasa, aplicadas por primera vez en el Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid. Sin embargo, la población con enfermedad en fase muy avanzada, la única solución que tendrá utilidad verdadera es la fabricación de órganos biortificiales mediante técnicas de bioingeniería que mezclen el uso de células madre potentes con matrices tridimensionales. En nuestro centro, en colaboración con la Organización Nacional de Trasplantes, estamos repoblando con células madre corazones de cadáver descelularizados, con la finalidad de fabricar corazones traspantables con las células de quien los pueda necesitar.


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