Con el aumento de la esperanza de vida de la población, se ha incrementado la prevalencia de heridas cutáneas agudas y crónicas que presentan problemas de cicatrización. Cirugías, laceraciones accidentales, infecciones, quemaduras, úlceras por presión, venosas o diabéticas son algunas de las principales causas de este aumento de heridas agudas, cuyo tratamiento supone un elevado coste.
Con el objetivo de encontrar nuevos abordajes terapéuticos para una mejor y más rápida cicatrización de este tipo de heridas, la investigadora de la Cátedra Fundación García Cugat-CEU de Investigación Biomédica (España), Deborah Chicharro Alcántara, ha desarrollado un estudio experimental en el que emplea una nueva terapia regenerativa para la piel de las heridas: la combinación de plasma rico en factores de crecimiento y células madre mesenquimales, procedentes de tejido adiposo. Los resultados obtenidos han mejorado tanto el tiempo de cicatrización cutánea de las heridas, como el aspecto estético de la cicatriz.
La investigación se ha desarrollado con éxito en heridas cutáneas experimentales, empleando como modelo animal experimental la piel de conejo. El estudio forma parte de la tesis doctoral de Deborah Chicharro, profesora del Departamento de Medicina y Cirugía Animal del Grado en Veterinaria de la CEU-UCH, bajo la dirección de los profesores e investigadores de la Cátedra Fundación García Cugat-CEU Joaquín Sopena, José María Carrillo y Mónica Rubio, y ha merecido la calificación de Sobresaliente Cum Laude. En el estudio, se han aplicado cuatro tratamientos diferentes en cada animal sobre cuatro heridas quirúrgicas escisionales: plasma rico en factores de crecimiento, células madre de tejido adiposo, la combinación de ambas terapias y suero salino como placebo. Y se ha evaluado tanto la evolución macroscópica de los cuatro tipos de heridas, en cuanto a su aspecto estético y cicatrización, así como su evolución microscópica, analizando los procesos de epitelización, inflamación, neovascularización y deposición de colágeno, durante los diez días posteriores al proceso quirúrgico.
Respecto a la cicatrización cutánea macroscópica de las heridas tratadas con estas terapias regenerativas, se ha observado una aceleración estadísticamente significativa en aquellas heridas que fueron infiltradas con células madre mesenquimales, de forma aislada o asociada con plasma rico en factores de crecimiento. Estas heridas tuvieron mayores porcentajes de cicatrización cutánea que las tratadas únicamente con este tipo de plasma o con placebo. “Los mejores valores se obtuvieron en las heridas a las que se aplicó la combinación de ambos tratamientos de regeneración”, destaca Deborah Chicharro.
En cuanto a la evaluación del aspecto estético de las heridas, “aquellas que reciben tratamiento solo con células madre mesenquimales son las que consiguen una coloración y grosor de cicatriz más similar al de una cicatriz fisiológica a corto plazo. Pero, también en este aspecto estético, los resultados son mejores cuando las dos terapias con células y plasma se asocian”.
En el apartado de los resultados microscópicos, la investigación de la profesora de la CEU-UCH Déborah Chicharro revela que todas las heridas agudas que recibieron tratamiento con células o con plasma presentaron un mayor efecto antiinflamatorio con respecto a las del grupo de heridas placebo, por lo que ambas terapias disminuyen de forma significativa la intensidad de la reacción inflamatoria en las heridas. También en este caso, cuando se asocian ambas terapias se consigue potenciar su efecto antiinflamatorio.
La eficacia de la combinación de terapias se observa además de forma destacada en el proceso de neovascularización en la zona de la herida: “La neovascularización llega incluso a duplicarse en las heridas que reciben la terapia combinada con respecto al resto de heridas, un efecto que se observa ya desde el tercer día de aplicación de los tratamientos”, según destaca la profesora de la CEU-UCH autora de la investigación.
También se ha observado un fuerte estímulo de la epitelización cutánea de forma estadísticamente significativa a lo largo de los tiempos del estudio en las heridas que fueron tratadas con células madre mesenquimales, de forma aislada o conjunta con plasma rico en factores de crecimiento, especialmente a corto plazo, en los primeros cinco días de observación. “Apreciamos también una mayor deposición de fibras de colágeno maduro en las heridas tratadas con ambas terapias de forma significativa y progresiva a lo largo del estudio, siendo estadísticamente superior al grupo tratado solo con plasma y al grupo placebo”.
Según destaca la investigadora de la CEU-UCH Deborah Chicharro, “los resultados logrados en el estudio nos permiten concluir que la mejor terapia regenerativa para conseguir acelerar los tiempos de cicatrización cutánea y lograr un mejor aspecto estético de las heridas agudas es la asociación de las dos terapias con células y plasma que hemos testado, ya que existe un efecto sinérgico entre ambas que favorece una mayor creación de nuevos vasos sanguíneos en la zona de la herida, una menor inflamación y una mayor deposición de fibras de colágeno”. El nuevo objetivo de este proyecto de investigación es testar la eficacia de estos tratamientos regenerativos combinados en el caso de las heridas que se cronifican.
La Cátedra Fundación García Cugat-CEU de Investigación Biomédica emplea esta combinación de terapias regenerativas en otros ámbitos de la salud, como el tratamiento de la artrosis de rodilla y cadera. Los estudios experimentales en modelos animales para el desarrollo de estos tratamientos se realizan en el Hospital Clínico Veterinario de la Universidad CEU Cardenal Herrera de Valencia, para su posterior evaluación en ensayos clínicos en humanos, en la Clínica Quirón de Barcelona.
La tesis de Deborah Chicharro "Aplicación del plasma rico en factores de crecimiento autólogo en asociación con células madre mesenquimales derivadas de grasa en el tratamiento de heridas experimentales en el conejo" ha sido defendida en la CEU-UCH. El tribunal que otorgó la calificación de Sobresaliente Cum Laude estuvo presidido por el doctor Ramón Cugat Bertomeu y compuesto por los doctores Belén Cuervo Serrato y Juan Manuel Domínguez Pérez.