sábado, 8 de marzo de 2014

Células madre de la grasa para reconstruir cartílago



Los investigadores han fabricado cartílago en el laboratorio a partir de las propias células derivadas de la grasa del paciente




Como un especie de costilla de Adán pero más modestas; así serían las células de la grasa que permiten fabricar cartílago que puede emplearse en cirugía plástica para reconstruir órganos, como la oreja o la nariz. Esto es lo que ha logrado un equipo del Hospital Great Ormond Street y el Instituto de Salud Infantil UCL, en Gran Bretaña, cuyo trabajo acaba de demostrar la eficacia de las terapias con células madre humanas para la reconstrucción facial.

El artículo, publicado en «Nanomedicine», muestra cómo las células madre podrían suponer una alternativa viable a los enfoques actuales de la reconstrucción del cartílago facial.

Los investigadores han fabricado cartílago en el laboratorio a partir de las propias células derivadas de la grasa del paciente. Los expertos creen que su abordaje es innovador y esperan tratar enfermedades como la microtia, una deformidad genética en el oído.

Los tratamientos actuales se basan en obtener cartílago de las propias costillas del paciente para que, una vez manipulado y esculpido por los cirujanos para que se parezcan lo máximo a la oreja, se fabrique un andamiaje, esqueleto o armazón que pueda implantarse en la cara del paciente. Sin embargo, para lograr un óptimo resultado se requieren múltiples operaciones, además de que tiene efectos secundarios porque deja cicatrices permanentes en la zona donde se ha extraído el cartílago.

Aunque el hospital británico tiene un excelente historial de éxitos en el tratamiento de los pacientes que nacen con una malformación del oído, el trabajo de Patrizia Ferretti demuestra que el empleo de las células madre humanas y de la ingeniería de tejidos podría mejorar aún más los resultados, además de que se evitaría la necesidad de la parte invasiva del procedimiento –extracción del cartílago-, que deja un defecto permanente en la zona del donante.


«Hemos utilizado células madre derivadas del tejido adiposo de pacientes jóvenes afectados por patologías craneofaciales con el objetivo de explorar, en nuestros laboratorios, cómo podrían ser utilizadas en una futura cirugía», explica Ferretti, que aclara que una de las ventajas del uso de células madre de los «propios pacientes pediátricos evita la posibilidad de rechazo y por ello la necesidad de tratamientos inmunosupresores». Y añade que estas células no son tumorogénicas, es decir, no promueve la formación de tumores.

Los datos de este trabajo sugieren que el uso de estas células, en combinación con las técnicas de cirugía plástica, puede mejorar los resultados en la reconstrucción facial. Los investigadores creen que además de la reconstrucción del cartílago de la oreja y la nariz, podrían ser utilizados, por ejemplo, para mejorar la calidad de los trasplantes traqueales.


El proceso es aparentemente sencillo. Se extraen las células de la grasa abdominal del paciente y después se coloca el armazón en forma de oreja en el cultivo de células madre para que éstas asuman la forma y la estructura deseada (este proceso se llama recelurización). Además, se emplean productos químicos para persuadir a las células madre a transformarse en las células del cartílago. Los investigadores recuerdan que los procesos de recelurización de andamios 'in vivo' -dentro del organismo- son largos e inestables; por eso, la propuesta como la de este trabajo podría ayudar a mejorar la estabilidad, la integración y la funcionalidad de los trasplantes de ingeniería tisular, evitando el rechazo de tejidos.

«Se trata de un avance muy emocionante en relación con el tratamiento futuro de estos pacientes. Pasaríamos de obtener el cartílago de la costilla del pecho para hacer una oreja a producir un bloque de cartílago usando las células madre y la ingeniería de tejidos: sería el ‘Santo Grial’ de nuestro campo de investigación», afirma Neil Bulstrode, autor del artículo.

Ahora bien, a pesar de que los investigadores han sido capaces de crear el cartílago en el armazón, todavía se necesitan estudios de seguridad antes de que puedan ser utilizados en los pacientes.

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