martes, 28 de febrero de 2012

Trasplante de células madre para recuperar la visión

El trasplante de células madre adultas obtenidas del limbo (región ocular) del ojo sano del propio paciente o de un donante es una técnica útil para el tratamiento de la pérdida de visión por insuficiencia límbica. El porcentaje de éxito de dicha técnica se sitúa en torno al 75% de los casos, según estudios internacionales.

El limbo es la región ocular encargada de la regeneración celular del epitelio corneal (capa transparente y más superficial de la córnea). La labor regenerativa es responsabilidad de las células madre que residen en el limbo. De este modo, la causa de la insuficiencia límbica reside en la destrucción de estas células madre limbares.

Este fenómeno tiene como consecuencia la vascularización del epitelio y su pérdida de transparencia, debido a que las células epiteliales no pueden regenerarse, produciéndose un epitelio anormal que impide el paso de la luz hacia la retina. «La insuficiencia límbica puede presentar una gravedad variable, dependiendo del número de células madre afectadas. En algunos casos, el paciente puede llegar a perder la visión completa del ojo afectado», explica Adriano Guarnieri, especialista en córnea del Departamento de Oftalmología de la Clínica Universidad de Navarra, en Pamplona.


Causas de insuficiencia límbica
Las causas de la insuficiencia límbica pueden ser congénitas o adquiridas. A este segundo grupo pertenecen las causticaciones debidas a accidentes químicos, cada vez menos frecuentes en países desarrollados gracias a las mayores medidas de prevención de riesgos laborales. Asimismo, estas lesiones pueden estar ocasionadas por infecciones múltiples, por reiteradas cirugías en un ojo, por uso prolongado de tratamientos en gotas, irritaciones crónicas, etc… Si bien, en general, son casos poco frecuentes.

En los casos de insuficiencia límbica severa, el tratamiento más avanzado es el trasplante de células madre limbares, «a modo de injerto, con la intención de reconstruir la superficie ocular», apunta el especialista. Habitualmente, estas células madre se obtienen del ojo sano del propio paciente, «aunque en los casos en los que los dos ojos presentan lesiones se recurre al trasplante de las células del limbo de un familiar inmunocompatible o de la córnea de un donante de órganos», precisa Guarnieri.

Así, oftalmólogos de la clínica han efectuado trasplantes de células madre limbares en pacientes que presentaban daño en ambos ojos y en los que se extrajeron células madre de una parte del limbo del hermano, que era el familiar inmunológicamente más compatible. En el caso de una mujer de edad media con afectación bilateral y donación de su hermano, tras tres años de seguimiento, los resultados han mostrado transparencia total de la córnea sin ningún tipo de rechazo.


Técnica de trasplante
La técnica de trasplante comienza con una pequeña biopsia (toma de muestra de tejido) de unos 2 mm2 del limbo sano. Esta muestra es tan pequeña que no supone afectación para el ojo sano.

Las células madre obtenidas de esta extracción se cultivan en el Laboratorio GMP (Good Manufacturing Practice) de Terapia Celular de la clínica que dirige Felipe Prósper. Una vez que se ha conseguido el crecimiento adecuado de esta población celular, tras varias semanas, las células madres obtenidas se trasplantan a una membrana amniótica como medio de cultivo y soporte.

«La utilización de membrana amniótica para el trasplante de las células limbares al ojo afectado se debe a que se trata de una superficie resistente, transparente, delgada y rica en colágeno», advierte Guarnieri.

Estas células madre se cultivan de nuevo en membrana amniótica y, cuando ya se ha obtenido una población celular suficiente, se trasplantan al ojo afectado en esta misma membrana. «Conseguimos así mantener las células limbares trasplantadas en la superficie del ojo, de forma que estas células madre van cubriendo la superficie ocular, alojándose en el limbo afectado e implantándose en él, hasta regenerar el epitelio dañado y volver a crear una superficie corneal transparente y homogénea. Como resultado final, conseguimos una mejora de la visión del paciente y de los síntomas», describe el oftalmólogo.


Tratamiento post-trasplante
Una vez realizado el trasplante de las células madre limbares, inicialmente, el paciente debe seguir un tratamiento antiinflamatorio ya que se le ha sometido a una pequeña intervención quirúrgica. Además, deberá seguir un tratamiento con gotas antibióticas para prevenir cualquier infección ocular. «Pero una vez que el limbo y el epitelio corneal quedan restaurados, no es necesario que el paciente siga tratamiento alguno, al margen de cuidados mediante lágrimas artificiales o algún producto protector de la superficie ocular», precisa Guarnieri.


Fuente: ABC, publicado el 24 de febrero de 2012

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