Fuente: BBC, 10 abril.-
El dolor intenso que siente un individuo que está sufriendo un infarto puede en realidad ser beneficioso, dicen algunos científicos. Y los medicamentos que se administran a estos pacientes para aliviar el dolor, como la morfina, podrían bloquear el proceso de recuperación.
Según los investigadores de la Universidad de Bristol, Inglaterra, el dolor envía señales a las células para que reparen el daño que causa un infarto en el corazón.
Los fármacos analgésicos bloquean esas señales, obstaculizando ese proceso de reparación, dice el estudio publicado en "Circulation", la revista de la Asociación Estadounidense del Corazón.
Se sabe que el dolor es un proceso muy complejo que no sólo sirve para advertirnos que algo está mal, también puede echar a andar mecanismos en el organismo que ayuden a reparar el problema.
En la nueva investigación, el profesor Paolo Madeddu y su equipo descubrieron en experimentos con ratones que durante un infarto -cuando un coágulo bloquea una arteria a través de la cual circula oxigeno al corazón- las señales que envía el dolor a los nervios cardíacos atraen a las células madre que se encargan de reparar el daño causado durante el evento.
El hallazgo, afirman los investigadores, puede tener implicaciones muy importantes para el cuidado de los pacientes con infarto.
El tratamiento rutinario para estos pacientes incluye la administración de morfina para aliviar el dolor, pero la morfina, igual que otros analgésicos, funciona bloqueando las señales del dolor, incluidas las que promueven la actividad de las células madre para reparar el músculo cardíaco.
Tal como explica el profesor Madeddu, durante el infarto los nervios cardíacos liberan una sustancia, llamada "sustancia P", la cual se encarga de "reclutar" a las células madre desde la médula ósea hasta el sitio de la lesión.
Cuando llegan a las arterias dañadas las células madre pueden generar nuevos vasos para restaurar el flujo sanguíneo y el abastecimiento de oxígeno al corazón.
El hallazgo apoya los resultados de otros estudios que han encontrado una alta mortalidad de pacientes que recibieron morfina durante un evento coronario.
Pero tal como señalan los científicos, ahora habrá que llevar a cabo más estudios para confirmar estos resultados y reevaluar la mejor forma de aliviar el dolor de estos pacientes sin minimizar sus posibilidades de recuperación.
Quizás, dicen, se podrían desarrollar nuevos medicamentos basados en la sustancia P que ayuden a la reparación del daño de un infarto.
"Nuestro hallazgo de que los receptores del dolor están involucrados en la reparación de vasos sanguíneos dañados, reclutando a células madre, podría llevarnos a nuevas formas de mejorar los mecanismos naturales de reparación del organismo" expresa el profesor Madeddu.
"El objetivo último es desarrollar una terapia que ayude a regenerar el músculo dañado o perdido después de un infarto" agrega.
Por su parte, la doctora Hélène Wilson, de la Fundación Británica del Corazón, que ayudó a financiar el estudio, expresa que "el dolor es un proceso muy complicado".
"No solamente es la forma que tiene el organismo de advertirnos que algo está mal, cuando sentimos dolor también puede ser una señal de que el organismo está haciendo todo lo posible para arreglar el daño".
"Este estudio, además de abrir nuevas e importantes posibilidades para el desarrollo de tratamientos de reparación cardíaca, muestra el potencial papel que tiene el dolor en nuestra respuesta natural ante un infarto".
"El dolor de un infarto es una experiencia extremadamente angustiosa para los pacientes, y tenemos que hacer todo lo posible para ayudar a mantener ese dolor al mínimo".
"Pero este descubrimiento presenta la posibilidad de que en el futuro podamos manejar el dolor de forma más efectiva durante un infarto y al mismo tiempo reducir al mínimo el daño que causa" agrega la experta.
El dolor intenso que siente un individuo que está sufriendo un infarto puede en realidad ser beneficioso, dicen algunos científicos. Y los medicamentos que se administran a estos pacientes para aliviar el dolor, como la morfina, podrían bloquear el proceso de recuperación.
Según los investigadores de la Universidad de Bristol, Inglaterra, el dolor envía señales a las células para que reparen el daño que causa un infarto en el corazón.
Los fármacos analgésicos bloquean esas señales, obstaculizando ese proceso de reparación, dice el estudio publicado en "Circulation", la revista de la Asociación Estadounidense del Corazón.
Se sabe que el dolor es un proceso muy complejo que no sólo sirve para advertirnos que algo está mal, también puede echar a andar mecanismos en el organismo que ayuden a reparar el problema.
En la nueva investigación, el profesor Paolo Madeddu y su equipo descubrieron en experimentos con ratones que durante un infarto -cuando un coágulo bloquea una arteria a través de la cual circula oxigeno al corazón- las señales que envía el dolor a los nervios cardíacos atraen a las células madre que se encargan de reparar el daño causado durante el evento.
El hallazgo, afirman los investigadores, puede tener implicaciones muy importantes para el cuidado de los pacientes con infarto.
El tratamiento rutinario para estos pacientes incluye la administración de morfina para aliviar el dolor, pero la morfina, igual que otros analgésicos, funciona bloqueando las señales del dolor, incluidas las que promueven la actividad de las células madre para reparar el músculo cardíaco.
Tal como explica el profesor Madeddu, durante el infarto los nervios cardíacos liberan una sustancia, llamada "sustancia P", la cual se encarga de "reclutar" a las células madre desde la médula ósea hasta el sitio de la lesión.
Cuando llegan a las arterias dañadas las células madre pueden generar nuevos vasos para restaurar el flujo sanguíneo y el abastecimiento de oxígeno al corazón.
El hallazgo apoya los resultados de otros estudios que han encontrado una alta mortalidad de pacientes que recibieron morfina durante un evento coronario.
Pero tal como señalan los científicos, ahora habrá que llevar a cabo más estudios para confirmar estos resultados y reevaluar la mejor forma de aliviar el dolor de estos pacientes sin minimizar sus posibilidades de recuperación.
Quizás, dicen, se podrían desarrollar nuevos medicamentos basados en la sustancia P que ayuden a la reparación del daño de un infarto.
"Nuestro hallazgo de que los receptores del dolor están involucrados en la reparación de vasos sanguíneos dañados, reclutando a células madre, podría llevarnos a nuevas formas de mejorar los mecanismos naturales de reparación del organismo" expresa el profesor Madeddu.
"El objetivo último es desarrollar una terapia que ayude a regenerar el músculo dañado o perdido después de un infarto" agrega.
Por su parte, la doctora Hélène Wilson, de la Fundación Británica del Corazón, que ayudó a financiar el estudio, expresa que "el dolor es un proceso muy complicado".
"No solamente es la forma que tiene el organismo de advertirnos que algo está mal, cuando sentimos dolor también puede ser una señal de que el organismo está haciendo todo lo posible para arreglar el daño".
"Este estudio, además de abrir nuevas e importantes posibilidades para el desarrollo de tratamientos de reparación cardíaca, muestra el potencial papel que tiene el dolor en nuestra respuesta natural ante un infarto".
"El dolor de un infarto es una experiencia extremadamente angustiosa para los pacientes, y tenemos que hacer todo lo posible para ayudar a mantener ese dolor al mínimo".
"Pero este descubrimiento presenta la posibilidad de que en el futuro podamos manejar el dolor de forma más efectiva durante un infarto y al mismo tiempo reducir al mínimo el daño que causa" agrega la experta.
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