martes, 3 de abril de 2012

TRASPLANTES DE MÉDULA ÓSEA. PROCEDIMIENTOS

Quizás porque son más difíciles de comprender o porque resulta casi mágico que con una especie de transfusión se pueda salvar una vida, los trasplantes de médula ósea no se llevan grandes titulares en los periódicos. Sin embargo, los trasplantes de médula van en aumento.

Las razones de este incremento son varias, como que haya un mejor manejo de pacientes con protocolos más perfeccionados, que hayan mejorado las terapias de soporte y antiinfecciosas y que se haya ampliado el tipo de fuente de progenitores hematopoyéticos. Si antes las células de cordón umbilical se utilizaban sólo en pacientes pediátricos ahora también se utilizan con adultos.

Aunque genéricamente se llaman trasplantes de médula ósea, en realidad lo que se infunde al enfermo como si fuera una simple transfusión son células madre obtenidas de tres fuentes: la propia médula ósea (de ahí su nombre), la sangre periférica o la de cordón umbilical. El trasplante de médula es un procedimiento mediante el cual se extraen progenitores hematopoyéticos, células madre, de la médula ósea del donante y se infunden al paciente previa preparación del mismo.

Estas células madre del donante se encargan de crear una médula ósea sana para el paciente aquejado de leucemia aguda, linfoma, mieloma, aplasia medular u otras hemopatías constitucionales, patologías que afectan a la médula ósea, "la fábrica de la sangre". Porque, por ejemplo, un paciente con leucemia no tiene una producción normal de células sanguíneas, por lo que con un trasplante lo que se busca es infundir células sanas para repoblar su médula.

A diferencia de un trasplante de órganos que requiere una operación, introducir las células madre al torrente sanguíneo mediante una especie de transfusión resulta comparativamente fácil. Lo duro de estos trasplantes es la preparación previa y el cuidado posterior que requieren. Antes de transfundir las células madre del donante, al paciente hay que destruirle su médula ósea porque está enferma, lo que se hace con quimio-radioterapia a altas dosis. Una vez que se queda sin su médula y se le infunden las células madre, hay que esperar a que éstas aniden en la médula del paciente produciendo células sanas, una fase que dura unas dos a cuatro semanas. Ese período, denominado de aplasia, es delicado porque el enfermo, al no tener todavía una médula nueva, carece de defensas. En esta fase es necesario que permanezca en una habitación aislada para evitar las complicaciones más habituales como mucositis o infecciones, por lo que la vigilancia y el control médico es máximo.

Las células sanas del donante se pueden extraer consiguiendo médula de la pelvis, que es la zona que más acumula, por multiaspiración -una técnica que se realiza en quirófano y con la que se consigue aproximadamente un litro de médula ósea-; con la estimulación de la salida de células madre de la médula al torrente circulatorio -una técnica que se realiza con catéter como una extracción de sangre normal como cuando se dona plasma en la que se consiguen hasta 200 centímetros cúbicos de células- y a través de la sangre de cordón umbilical, muy rica en células madre y que tienen la peculiaridad respecto a las de adulto de que son unas células más inmaduras, por lo que permiten trasplantes sin necesidad de una identidad absoluta.


A la hora de buscar al donante primero se busca entre hermanos HLA compatibles. Si no se encuentran (los padres dan información sobre el HLA aunque sólo son donantes en casos excepcionales) se pasa a la búsqueda internacional de donantes no emparentados. El donante "ideal" es el que tenga el mismo sexo, el mismo grupo ABO, que sea joven y serológicamente CMV negativo.

Con los donantes adultos y la sangre de cordón se cubre el 90% de las necesidades de médula para un trasplante. Pero hay un pequeño porcentaje de pacientes para los que no se encuentra donante, por lo que se recurre al tasplante haploidéntico. Por las leyes de Mendel se puede encontrar a un padre, madre o hermano que comparta la mitad de nuestra dotación cromosómica. En estos casos la donación tiene que ser obligatoriamente de médula ósea, no de sangre periférica. En estos pacientes hay que acondicionarlos de forma especial con ciclofosfamida a altas dosis tras la infusión para evitar que su sistema inmunológico genere un rechazo agudo y lleve a la muerte del paciente.

Y es que los trasplantes de médula son un procedimiento muy agresivo y con una mortalidad que ronda entre el 10 y el 30% en el primer año.

También se utilizan los trasplantes autólogos para pacientes con linfomas o leucemia aguda sin donante compatible. En estos casos la donación es de células del propio paciente y si recaen se les ofrece ya un donante familiar o no emparentado. También se puede hacer un doble trasplante, llamado también en tándem, en el que se hace un autotrasplante seguido de un microalotrasplante.




BÚSQUEDA DE DONANTES

Cuando se determina que un paciente necesita un trasplante de médula se activa toda una red internacional en busca de un donante que pueda salvarle la vida. Es una búsqueda a la que se recurre si no hay hermanos del paciente compatibles y de ello se encarga la Fundación Josep Carreras a través del registro Redmo (Registro oficial de donantes de médula ósea en España), que se creó en 1991.

Si hay un paciente que necesita una donación los médicos mandan sus datos a la fundación, que activa el proceso y que busca por todo el mundo entre un registro internacional en el que figuran todas las personas que se han definido como donantes de médula y han dado una primera muestra inicial.

Este es el cauce oficial pero ante cada caso, por la alarma que genera entre sus familiares, los médicos reciben una auténtica avalancha de candidatos, a lo que se sumaN los llamamientos de personas famosas a donar médula ante un caso puntual como recientemente cuando el futbolista Cristiano Ronaldo pidió donantes para el hijo del jugador del Granada CF Carlos Martins. Esos casos son muy mediáticos pero no son nada científicos.

De hecho, sólo cuando los padres son primos hermanos tiene sentido hacer la búsqueda familiar.

Cuando se selecciona un donante en cualquier lugar del mundo se contacta con él y se le realizan nuevos estudios de salud tras comprobar que sigue manteniendo su intención de donar. Tanto el hospital receptor como el donante acuerdan si la extracción es de células madre de la cresta ilíaca mediante aspiración en quirófano o de la sangre periférica tras estimulación previa. Además, se coordinan las fechas para hacer coincidir la llegada del material con el trasplante.

Una vez conseguidas las células se transportan en avión a cualquier parte del mundo por mensajería urgente hasta el hospital de destino, donde se tiene preparado al paciente.

Todo un protocolo y engranaje en el que participan cientos de personas en total y que consigue salvar vidas con un hecho tan sencillo como una donación de sangre.

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