Los datos que van llegando de la comunidad científica apuntan a que cada vez se está más cerca de hallar el camino para la erradicación del SIDA. El ejemplo del conocido como paciente de Berlín, la primera persona a la que se le ha erradicado el virus tras recibir un trasplante de médula ósea (padecía leucemia y se halló un donante inmune al VIH) ha desatado la euforia. También la hoja de ruta mundial que los científicos más prestigiosos del planeta en la investigación de esta enfermedad acaban de conformar para aunar esfuerzos y compartir sinergias supone un halo de esperanza. El doctor Buenaventura Clotet, responsable de la Unidad de VIH y director del Instituto de Investigación de SIDA IrsiCaixa en el Hospital Universitari Germans Trias i Pujol de Badalona, forma parte de este grupo selecto de investigadores.
¿Es posible afirmar con rotundidad que existe una persona que ya ha sido curada del virus del sida?
El conocido como 'paciente de Berlín' lleva cuatro años sin tratamiento. En la actualidad, se están haciendo estudios muy sofisticados intentando hallar la existencia o no del virus en su cuerpo. No se ha encontrado nada. También podría ser que en cantidades muy pequeñas el virus permaneciera escondido, latente, pero sin manifestarse. Podemos considerar, sin embargo, que dicho paciente se ha curado. De todas formas, hasta que no se presenten los estudios que actualmente se están llevando a cabo, que contemplan el cultivo viral a través de millones de células estimuladas para poder ver si queda algún vestigio, no se puede afirmar al 100%. De todas maneras, lo más importante no es si el virus ha sido erradicado al completo. En nuestro genoma humano también tenemos retrovirus ancestrales, de miles y millones de años. Un 40% del genoma humano podría estar compuesto por retrovirus, que no hacen nada, no se sabe para qué sirven, pero ahí están. Lo importante del caso del ‘paciente de Berlín’ es que se demuestra cómo una persona que ha sido infectada puede, a través de un trasplante, conseguir curar su enfermedad.
¿La cura del ‘paciente de Berlín’ fue casual? Me refiero, ¿se perseguía el efecto conseguido o se lo encontraron por sorpresa?
Fue totalmente buscado. A este hombre no le tocó por azar el trasplante de una médula ósea de un donante que era una persona inmune a la enfermedad, para nada. El médico que lo atendía en Alemania pensó que era una opción, aunque no sabía si resultaría. Pensó que si tenía que hacer un trasplante de médula ósea sería mucho mejor hacerlo de un donante inmune al VIH que no de otro que no tuviera esta característica. Probablemente, el éxito en la erradicación del VIH en el ‘paciente de Berlín’ superó las expectativas.
No se esperaba un resultado tan efectivo…
No había experiencia previa. Lo que parecía claro es que si se repoblaba todo un sistema, a través de la médula ósea, con las células sanguíneas inmunes a la infección, la lógica decía que el virus no podría infectar dichas células. Alguna duda sí que había, sin embargo. Las personas con estas características (que son inmunes al VIH) no son afectadas por el virus cuando éste utiliza una puerta de entrada concreta. El virus, para introducirse en la célula, puede utilizar varias puertas de acceso. Una es fija, que es el receptor CD4. Pero también hay otras: el receptor CCR5, que es el que mayoritariamente utiliza el virus, pero también el CXCR4. Quedaba la duda de si el virus, al no poder utilizar el CCR5 (receptor que no tenía el donante) usaría el otro, cosa que no ha hecho. Todos estos temores eran conocidos, pero toda la intervención se pensó muy adecuadamente.
Y esto puede tener continuidad…
Se está llevando a cabo en otro grupo de enfermos en todo el mundo. Se está intentando replicar estos resultados. Hay otro estudio, patentado por una empresa americana, que trata de coger las células de una persona infectada por el VIH, linfocitos de sangre periférica, para, posteriormente, en el laboratorio, introducir unas enzimas que actúan a modo de tijera. Éstas cortan en el cromosoma la zona que se encarga de producir esta puerta de entrada a la membrana de la célula. Posteriormente, estas mismas células tratadas son reinyectadas en la persona, no hay rechazo porque ya eran suyas. De esta estrategia se conocerán resultados de larga evolución a finales de año. De momento, este proceso ha presentado unos resultados favorables, pero parciales.
Explíquese…
Es cierto que las células extraídas, manipuladas y, posteriormente, reinyectadas no se han infectado; pero claro, estamos hablando de un 20 o un 30%, el resto continúan infectadas. El problema radica en ver si se podrán manipular todas las células del individuo de tal manera que se consigan los resultados del ‘paciente de Berlín’ pero sin la necesidad de trasplante. Este proceso se puede hacer porque después el propio cromosoma repara el corte, lo engancha de nuevo y no pasa nada.
Si lo he entendido bien, lo importante es saber cómo coger todas las células del individuo para poder llevar a cabo el procedimiento…
Exacto, que el proceso pueda afectar a todas las células.
¿Existen más avances?
Se ha visto que hace falta una vacuna terapéutica que sea capaz de estimular mucho más la inmunidad celular para que ésta permita destruir las células infectadas. Lo que está pasando hasta ahora es que las células de las personas que están en tratamiento y que cronifican la enfermedad son indetectables. Estas células están en una fase latente, dormida, y no expresan nada de su exterior. No se puede identificar que dentro de ellas hay un virus latente, dormido. Lo que hay que crear son nuevos fármacos que despierten el virus, que lo activen, que lo hagan aparecer para que la célula, externamente, exprese ya unas características que permitirían, con un sistema inmunitario reforzado por una vacuna con capacidad citotóxica, células que destruyen el virus, poder identificar las células infectadas y hacerlas desaparecer.
¿Cuánto falta para obtener esta vacuna de la que usted habla?
Nosotros estamos trabajando en un modelo de vacuna que hemos desarrollado en el HIVACAT. Este proyecto tiene varias líneas de investigación y varios modelos de vacuna bastante avanzados. Hay uno que hemos generado nosotros propiamente aquí en Catalunya y que en ratones ha dado mucha respuesta a nivel citotóxico. Ahora, lo que necesitamos es poder avanzar en la fase de experimentación animal y de producción del vector. Pero todo esto necesita financiación, estamos intentando conseguir dinero para poder acelerar todas estas fases de desarrollo de la vacuna.
Hablamos de una vacuna paliativa o de una preventiva…
Más que paliativa, terapéutica. La vacuna terapéutica podría llegar a ser de mucha utilidad para erradicar el virus. Lo más probable es que tenga más función de vacuna terapéutica para que -conjuntamente con el tratamiento antirretroviral, la intensificación del tratamiento, fármacos que estimulen las células y fármacos que despierten el virus y lo hagan aflorar- pueda llegar a eliminar el virus completamente. Esta vacuna también tendrá un efecto profiláctico porque también podrá prevenir la infección.
Ustedes, los investigadores, acaban de pactar una hoja de ruta mundial para aprovechar sinergias…
Queremos coordinarnos mundialmente. Estamos trabajando para que los científicos podamos coordinarnos para evitar solapamientos de investigaciones, repeticiones de ensayos, y para intercambiar rápidamente los avances para una progresión más rápida hacia la erradicación de la enfermedad. Hay 34 centros del mundo que participan en este proyecto, el nuestro es uno de ellos. Françoise Barré-Sinoussi, premio Nobel, y el estadounidense Steven Deeks serán los que presidan esta iniciativa. Habrán reuniones continuadas, intercambio de progresos y todo ello hará que se orienten más adecuadamente las líneas de investigación y la hoja de ruta que hay que seguir para llegar a la erradicación del virus. Lo que nos tiene que poner contentos también es que Catalunya, a través del IrsiCaixa, está representada en esta iniciativa.
Hace poco leía unas declaraciones suyas en las que decía que en 15 años tendríamos la vacuna contra el SIDA. ¿Estos últimos hallazgos han acortado el plazo?
Le agradezco la pregunta. Yo lo que dije es que en 15 años sabríamos dónde estábamos. Podríamos estar muy cerca de obtener la vacuna, pero también muy lejos, por la dificultad que conlleva. La complicación que presenta el virus del SIDA es su mutabilidad, su gran variabilidad, la dificultad de diseñar vacunas que cubran esta gran variabilidad, la dificultad de saber cuál es la respuesta en la persona no infectada que realmente la protege de la infección… todo esto hace que se tenga que avanzar mucho todavía. De aquí a 15 años probablemente diremos ‘la tenemos’, o quizás diremos que estamos muy cerca porque ya sabremos qué dirección hay que tomar. Pero la investigación es muy costosa.
Ahí radica el problema…
La única manera de recortar este tiempo, de saber si estamos en el buen camino, de si a gran escala funciona -que son estos 15 años de los que hablo- es teniendo el dinero que se necesita. Con mucho dinero, esto se acorta mucho. En lugar de 15 años, podrían ser 10 o siete y medio. Para la investigación de este grupo internacional del que hablábamos, Estados Unidos ha invertido 50 millones de dólares. Francia e Inglaterra, aunque no sé las cantidades que han entregado, también han hecho aportaciones significativas. Sin embargo, el Estado español no ha invertido nada. Hay grupos muy potentes en el Estado, IrsiCaixa es uno de ellos, también a nivel internacional, pero sólo el dinero acorta el calendario. No me canso de decir, por el contrario, que el gobierno de la Generalitat, la Fundación 'La Caixa' y Esteve, contribuyen mucho en la investigación del SIDA y de la vacuna en Catalunya.