http://www.elperiodico.com/es/noticias/ciencia/japon-aprueba-primer-ensayo-clinico-humanos-con-celulas-madre-adultas-2441450
http://www.tendencias21.net/Luz-verde-al-primer-ensayo-con-celulas-iPS-en-humanos-para-intentar-curar-la-ceguera_a20446.html
http://www.abc.es/salud/noticias/aprueban-primer-ensayo-clinico-mundo-15277.html
Las autoridades japonesas han dado luz verde a la investigación clínica con células madre pluripotentes inducidas (iPS), un tipo de célula madre que se produce de manera artificial y que puede generar cualquier tipo celular o tejido. Los investigadores usarán estas células en pacientes con degeneración macular asociada a la edad (DMAE), una enfermedad que es la primera causa de ceguera en el mundo.
Masayo Takahashi, responsable del primer ensayo clínico con células iPS en humanos.
Una comisión gubernamental japonesa ha dado su visto bueno para que se inicien en humanos los primeros ensayos clínicos con células madre reprogramadas o iPS. Los encargados de llevar a cabo estos ensayos serán científicos la Fundación para la Investigación Biomédica y la Innovación (IBRI), un centro hospitalario en Kobe (al oeste de Japón).
Las investigaciones comenzarán el próximo año, según han adelantado fuentes del ministerio de Sanidad, y se centrarán en el tratamiento de ladegeneración macular ligada a la edad, que es la primera causa de ceguera en las personas mayores de 55 años en los países industrializados y que afecta a unas 700.000 personas en Japón.
Las células iPS, también denominadas reprogramadas o pluripotenciales inducidas, son células creadas a partir de células adultas, que gracias a un 'cóctel' específico de células, se retrotraen a un estado primigenio, similar al embrionario.
A partir de ese estado, las nuevas células pueden volver a diferenciarse en cualquier tipo celular, en función del medio en el que se encuentren.
La DMAE está considerada la principal causa de ceguera en el mundo y se estima que en Japón la padecen unas 700.000 personas. El proyecto será llevado a cabo por la oftalmóloga Masayo Takahashi del Centro RIKEN de Kobe.
Según publica dicho Centro en un comunicado, los investigadores planean crear células iPS autólogas, que son las que proceden del propio organismo del paciente, en este caso de su piel, para “fabricar” células del epitelio pigmentario de la retina, o células EPR.
Las EPR serán trasplantadas en las retinas de enfermos de DMAE, inicialmente en forma de lámina de células con el fin de evaluar la seguridad de la terapia.
La investigación se llevará a cabo en estrecha colaboración con el Instituto de Investigación e Innovación Biomédica, ubicado también en Kobe, y los primeros trasplantes podrían realizarse a principios del año que viene.
Si este ensayo clínico demostrase que la técnica cura la DMAE, podría abrirse una nueva era en el terreno de la medicina, aunque los científicos se muestran cautos. Takahashi afirma que, aunque la terapia funcione, probablemente pasarán años hasta que pacientes con DMAE puedan recobrar la vista gracias a ella.
Por otra parte, la cautela radica en que no se sabe cómo puede reaccionar el organismo a los trasplantes celulares, y se teme que éstos puedan producir una transformación maligna de las células, es decir, cáncer.
La solicitud del nuevo ensayo fue realizada el pasado mes de octubre. Tal y como confirmaba la investigadora Masayo Takahashi -una de las líderes del proyecto en la unidad de medicina regenerativa en IBRI-, durante un simposio en San Francisco (EEUU) celebrado el pasado año, se pretende probar la terapia en seis personas mayores de 50 años afectadas por degeneración macular, un trastorno que afecta a la parte central de la retina, denominada mácula. Se trata de obtener células iPS a partir de la piel de los pacientes y transformarlas en células de la retina para su posterior implantación.
Según informa el diario 'Cebu Daily News', este proceso de transformación podría tardar unos 10 meses, tras los cuales las células ya estarán listas para su implantación. Posteriormente, los seis pacientes serán evaluados durante una media de cuatro años paa ver cómo reacciona su organismo y, sobre todo, para detectar cualquier posible transformación maligna de las células.
De hecho, se ha elegido la degeneración macular, como primera enfermedad a tratar con iPS, debido a que las células del ojo son menos propensas a desarrollar cáncer e, incluso si un tumor apareciera, se podría eliminar fácilmente. En cualquier caso, la propia doctora Takahashi ha querido ser cauta y ha insistido en que no quiere "generar excesivas expectativas"; el nuevo tratamiento, ha dicho, "es una esperanza para estos pacientes, pero probablemente pasarán años antes de que estas células puedan contribuir realmente a mejorar su visión".
El gobierno japonés pretende invertir alrededor de 1.800 millones de dólares a lo largo de una década en el empleo de células iPS dentro del campo de la medicina regenerativa.
El año pasado, el investigador japonés Shinya Yamanaka y el británico John Gurdon, recibieron de forma conjunta el premio Nobel de Medicina por haber hecho posible la reprogramación célular, una técnica clave para el futuro de la medicina regenerativa.
El propio Yamanaka aseguraba en una entrevista concedida tras recibir el premio de la Fundación BBVA que el primer órgano reproducido en el laboratorio sería la retina.
Al contrario de lo que ocurre con otros linajes celulares, la utilización de células iPS no supone ningún problema ético fundamental, aunque se había puesto en duda su empleo debido al elevado riesgo de cáncer que se observó en las células adultas que se retrotrajeron a su estado primitivo.
Los trabajos con células iPS se han convertido en una prioridad de la investigación en Japón, cuyo gobierno ha destinado un importante apoyo económico a tal fin al considerar que se trata de un campo muy prometedor en el que los científicos del país deberían tomar la delantera.
Este proyecto constituye la primera aplicación clínica de las células iPS, una terapia que saltó a la fama internacional en 2012, cuando el profesor Shinya Yamanaka, de la Universidad de Kyoto, descubrió el proceso de creación de células iPS.
El hallazgo le valió el Premio Nobel de Medicina y Fisiología ese mismo año, que compartió con John B. Gurdon, otro de los científicos clave en el desarrollo de estos conocimientos.
Yamanaka y Gurdon han demostrado que las células especializadas (las del hígado, las de la piel, las de los ojos, etc.) pueden dar “marcha atrás” al reloj de su desarrollo en determinadas circunstancias ya que las alteraciones de su genoma durante su especialización no son irreversibles.
Todo empezó en 1962, cuando Gurdon, en un experimento, reemplazó el núcleo celular inmaduro de una célula del óvulo de una rana por el núcleo de una célula intestinal madura.
Este óvulo modificado se convirtió en un renacuajo normal. Gurdon observó, además, que el ADN de la célula madura todavía tenía toda la información necesaria para desarrollar las células de la rana.
Pero no fue hasta 40 años más tarde cuando Shinya Yamanaka consolidó esta línea de investigación. En 2006, el investigador japonés demostró cómo las células intactas maduras en ratones podían ser reprogramadas para convertirlas en células madre inmaduras.
Sorprendentemente, mediante la introducción de solo unos pocos genes, Yamanaka pudo reprogramar células maduras para convertirlas en células madre pluripotentes, es decir, células inmaduras capaces de convertirse en cualquier tipo de células en el cuerpo.