miércoles, 13 de junio de 2012

9º SIMPOSIO DE TERAPIA CELULAR E INNOVACIONES CARDIOVASCULARES


Madrid, junio de 2012.- Por primera vez la sede del 9º Symposium on Stem Cell Therapy and Cardiovascular Innovations ha sido el Hospital Gregorio Marañón, al haberse integrado en el marco de las actividades del Instituto de Investigación Sanitaria Gregorio Marañón (IISGM), recientemente acreditado por el Instituto de Salud Carlos III, y que dirige el Prof. Rafael Bañares, quien ha destacado la doble lectura que puede hacerse del Symposium: reunir investigadores de prestigio internacional en el área de la terapia celular cardiovascular y expertos en otras áreas científicas.

El prestigioso hepatólogo es un ejemplo de especialista en otra disciplina no puramente cardiovascular pero claramente implicada en la necesidad clínica de estrategias de reparación y regeneración. En este sentido, según Bañares el Symposium está permitiendo sin duda ampliar el horizonte de conocimientos y la interacción con las líneas de trabajo. “Hepatólogos y cirujanos hepáticos trabajamos conjuntamente con el grupo cardiaco en el desarrollo de matrices biológicas hepáticas, lo que representa un ejemplo de colaboración entre grupos en torno al mundo de la medicina regenerativa”.


Acto y potencia de la terapia celular

“La terapia celular trata de incrementar el potencial de reparación que de forma natural posee nuestro organismo. Este nuevo paradigma terapéutico que ha socavado viejos conceptos y revolucionado la medicina moderna suscita, sin embargo, muchas dudas a nivel práctico”. Así opina el Dr. José Martínez González, Vicedirector del Centro de Investigación Cardiovascular (CSIC-ICCC), al ser preguntado sobre la filosofía que mantiene este evento científico por analizar de una forma realista tanto los progresos obtenidos como los obstáculos encontrados. Por eso Martínez considera que es “una cita ineludible para analizar en qué medida el esfuerzo investigador que se está haciendo en este área contribuye a desentrañar año tras año el devenir entre “acto y potencia” de la terapia celular”.


Ingeniería tisular cardíaca en humanos

Sobre la investigación traslacional de la ingeniería tisular cardiaca, Antoni Bayes-Genis, Jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Universitari Germans Trias i Pujol ha destacado que “la ingeniería tisular cardiaca está emergiendo como una nueva opción para la regeneración de la cicatriz post infarto. En esta aproximación las células madre se encuentran embebidas en una matriz que hace de soporte y permite liberarlas exactamente allí donde se necesitan. Los resultados en animales de experimentación han sido muy prometedores y ya están en marcha estudios en humanos para definir su seguridad y eficacia.”


Lo que nunca será eficaz
“A corto plazo, las células madre del propio corazón parecen constituir la alternativa más firme a los productos de los que disponemos hasta ahora. Sin embargo, por muy potentes y sofisticadas que sean las células no tendrán nunca ninguna utilidad en las cardiopatías avanzadas, en las que se han perdido no sólo las células sino también la estructura extracelular del órgano. En esta situación sólo será útil la actuación combinada de células eficaces y estructuras tridimensionales de soporte que se puedan trasplantar después de repoblarlas con células madre”.

Así opina el Prof. Francisco Fernández-Aviles, Director de este 9º Symposium on Stem Cell Therapy and Cardiovascular Innovations que añade “después de la euforia inicial que rodea a todas las innovaciones biomédicas, podemos poner esta terapia en perspectiva, al menos en lo que se refiere a modelos de infarto, que es el escenario más estudiado.
Prof. Rafael Bañares, Director del Instituto de Investigación Sanitaria Gregorio Marañón (IISGM).



Sabemos que determinadas células madre, como las derivadas de la médula ósea, pueden prevenir el fallo cardiaco posinfarto cuando se administran en la fase aguda y pueden aplicarse a los pacientes con seguridad. También sabemos que, en modelos crónicos de infarto cardiaco, el efecto reparativo o regenerador de las células madre en el corazón depende de su plasticidad (capacidad de convertirse en cualquier célula especializada) y del grado de destrucción previa del tejido cardiaco.

En pacientes con daño cardiaco no extenso la aplicación de las células adultas disponibles (médula ósea, tejido adiposo, músculo esquelético, etc.) es segura y relativamente beneficiosa. Sin embargo, en las situaciones terminales y preterminales, cuando el corazón tiene áreas extensas de destrucción, en las que no sólo se han perdido las células sino también el armazón que las soporta, las células madre adultas disponibles no juegan ningún papel, y probablemente no lo jugarán nunca”.


Células reparadoras de vasos sanguíneos

En los últimos tiempos se ha descubierto la existencia de una población celular sanguínea que puede reparar los vasos y el corazón dañado. Al contrario que las primeras teorías, hoy se supone que el efecto de estas células se basa en la ayuda a las células vasculares dañadas, más que en que se conviertan ellas mismas en células vasculares.

Así lo afirma la Prof. Teresa Tejerina, Catedrática de Farmacología en la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid. En los primeros ensayos clínicos realizados se ha comprobado que existe un aumento significativo de la fracción de eyección, es decir, de la funcionalidad del corazón. Algunos ensayos a largo plazo señalan también un aumento de la supervivencia.

Pero para Tejerina “son aún necesarios varios años más de investigación básica y clínica para trasladar estos beneficios a la práctica asistencial. Sobre todo, no se conoce aún cuál es la mejor fuente de estas células progenitoras (sangre o médula), si se debe utilizar todo el líquido biológico secretado por ellas (medio condicionado) o solamente las células de interés, convenientemente separadas en el laboratorio, si es deseable manipularlas in vitro, infundirlas en la coronaria directamente o en el miocardio dañado, etc.

Este nuevo conocimiento se traducirá en unos años en beneficios clínicos para la enfermedad cardiovascular, primera causa global de muerte e incapacidad en España y en todo el mundo".

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